Atresmedia presenta 'La Ruta', su viaje a los orígenes de la “fiesta” en Valencia: “Tiene todo para ser un fenómeno”
“Es muy emocionante que estemos aquí a punto de terminar el rodaje”, reconoce el director Borja Soler ahora que su creación La Ruta se despliega por primera vez en sociedad. A punto de acabar su decimotercera semana de rodaje de las 18 planificadas, la nueva producción original de Atresplayer Premium se presenta ante los medios, verTele entre ellos, después de un intenso proceso de trabajo que comenzó hace cuatro años en el seno de Caballo Films y que se conocerá a lo largo de 2022.
Tras Antidisturbios, la nueva ficción original de la productora fundada por Rodrigo Sorogoyen es esta crónica del movimiento sociocultural que se conoció como La Ruta del Bakalao. Sobre ella pesa una imagen concreta, no precisamente favorecedora, que se ajusta a lo que fue el final de ese recorrido ya bien entrados los años noventa, pero que desmerece todo lo que fue la década previa, más significativa para quienes surgieron de esta pero menos conocida para el gran público, la que se identificó como la rupturista movida valenciana de los ochenta. La Ruta pretende abordarla a lo largo de ocho episodios de delante hacia atrás: comenzando por el momento de mayor oscuridad de ese paisaje, en pleno 1993 y retroceder capítulo a capítulo hasta su mismo origen, en 1981. Todo ello, tomando a cinco amigos que se desenvolvieron personal y profesionalmente a través de ese viaje iniciático. O, como reza el eslogan, “un dulce viaje”.
Así las cosas, parece apropiado conocer el proyecto justo cuando sus grabaciones está a punto de terminar, en la misma Valencia que se ha movilizado para contribuir a retratar con precisión un momento a menudo distorsionado en el imaginario. “No es habitual que en rodaje hagamos un encuentro con la prensa, pero en este caso merecía la pena por la envergadura y la proyección de lo que todos esperan, y se espera mucho”, aseguraba José Antonio Antón, director de contenidos de Atresmedia TV, durante una rueda de prensa que contó incluso con la visita de algunos de los protagonistas de aquel movimiento que ahora se retrata, expectantes ante el resultado.
“Aquí en Valencia estaba pasando algo único”
Su intervención parecía demostrar que La Ruta ha tomado la dirección correcta en su inmersión sobre una época clave para definir la identidad cultural de toda una generación de la periferia peninsular, pero del país en términos generales. Soler, nacido en Valencia en 1983, lo expone así: “Todo este movimiento, que empezó como la movida Valenciana y se convirtió en La Ruta Destroy, lo tuve cerca pero no tan cerca. Cuando entré a documentarme, creí que conocía el movimiento pero me di cuenta de todo lo que significó, y de ese viaje de la oscuridad a la luz. La manera en que los medios se han acercado al movimiento era un enfoque que no se adentraba en las raíces”. Raíces que estaban en los pueblos, en un entorno rural que albergó un despertar identitario que no sucedía en las grandes ciudades. “Aquí en Valencia estaba pasando algo único”.
Algo que apoya Roberto Martín Maiztegui, cocreador de la serie, madrileño: “Tenía una idea de La Ruta como la que él cuenta”, confiesa, aludiendo también al estereotipo de la “música Mákina” surgido después del superéxito Así me gusta a mí de Chimo Bayo, y también del descontrol con las drogas conocido a través de documentales como La Ruta Del Bakalao de Canal Plus en 1993. En el proceso, “descubrimos un movimiento cultural apasionante a muchos niveles”, donde hay espacio para la moda, la performance, la música, la cartelería y, por supuesto, el baile. Ese descubrimiento dio pie a la arriesgada estructura narrativa que se emplea en la serie, un reto para el equipo de guionistas completado por Clara Botas y Silvia Herreros; pero también implicaba una responsabilidad de cara a contar con la colaboración de todas aquellas marcas y personalidades que fueron idiosincrásicas de la época, a fin de que no sintieran que el proyecto recaería en los tópicos más nocivos de lo que fue esa Ruta.
No solo se trata de una labor de documentación exhaustiva, así como de asesoramiento para captar los dejes y sonidos de la época. Convencer a los implicados de sus intenciones fue un proceso lento, pero una vez lo lograron, la colaboración ha sido total. Y con ella, la de la zona: La Ruta se ha rodado y se rueda en exteriores e interiores reales, que ha llevado a poder trabajar en discotecas fundamentales de la Ruta, como Spook, aún abierta en nuestros días, y que albergaba en estos días el rodaje del sexto y séptimo episodio, dirigidos ambos por Carlos Marqués-Marcet (Los días que vendrán, 10.000 km). También han rodado en Barraca, otra de las picas del recorrido original, mientras que otras como Puzzle, Espiral o N.O.D. han sido recreadas con la máxima fidelidad posible.
El autodescubrimiento del reparto
Àlex Monner, Claudia Salas, Ricardo Gómez, Elisabet Casanovas y Guillem Barbosa integran el núcleo de amigos en torno al que se conocerá La Ruta en la serie. “Está siendo la hostia. Vamos generando familia y no siempre pasa”, afirma contundente el primero, que da vida a Marc, un DJ de éxito para cuya preparación (así como la de Barbosa, que da vida a su hermano mayor Lucas, su referente vital) ha contado con la ayuda de Fran Lenaers, uno de los pioneros a nivel no solo nacional sino europeo de los ochenta. “Espero que el buen rollo generado se transmita a la pantalla”, agrega el joven intérprete, al que vimos por última vez en televisión en La línea invisible.
Todos reconocen esa misma familiaridad, así como la sensación de estar descubriéndose a sí mismos a través de los personajes: “Me he encontrado y estoy aprendiendo muchísimo. Me siento una privilegiada”, asegura Salas sobre su siguiente proyecto tras Élite. “Nos encontramos en el medio del proceso... Pero siento que estoy todavía descubriendo cosas”, agrega Casanovas.
Como dice Gómez, “es un proyecto muy vivo”, con unas circunstancias que favorecen el trabajo, como el mismo hecho de estar rodando en orden cronológico, episodio a episodio, y marcando esa progresión emocional a través de un trabajo exhaustivo y bien empastado a través de los directores: además de Soler, que firma los tres primeros episodios así como el último, y de Marqués-Marcet, completa el equipo Belén Funes, que ha dirigido el cuarto y quinto.
“Que vayas a rodar una serie de los noventa y alguien enseñe a pinchar y a bailar a los cinco protagonistas es algo que en muchas otras producciones pasaría. Pero hay otra cosa, de Caballo Films, que es que no solo nos enseñan a nosotros, sino a los 300 figurantes que vienen”, pone de manifiesto. “Estar en el detalle de estar en el fondo del plano. Es el proyecto en el que menos días libres he tenido en mi vida. Estamos en cuerpo y alma en Valencia”.
“Tiene los ingredientes para ser un fenómeno”
Y de Valencia al mundo, tienen claro en Atresmedia. “Algunas de las series que podían parecer locales, como Veneno, se ha convertido en un fenómeno. Y La Ruta tiene todos los ingredientes para ser un fenómeno. Es una historia fan potente y tan de personajes, y en un entorno que no se ha mostrado, que va a atraer muchísimo no sólo a los países de habla hispana sino a nivel mundial”, recalca Antón, que proclama que “las buenas historias no tienen target”.
La esperanza es la de expandir La Ruta a nivel global, ampliar ese viaje más allá de las coordenadas actuales. Por de pronto, Soler se encuentra en estos días localizando de cara a la grabación del octavo y definitivo episodio, con el que la serie tocará a su fin, precisamente con el principio: la primera vez de sus personajes en Barraca en 1981, conociendo la “primera” fiesta.
De algún modo, la rueda de prensa sirve para reproducir esa dinámica a la que se abocan todos los participantes en el proceso: “Empezamos a trabajar como grupo conjunto en octubre, y hasta hace media hora esto firmaba de un grupo privado”, comenta Gómez, que siento “un poco de pena” al entender precisamente lo que supone: “Este es el principio de difundir este pequeño regalo”.