Jorge Ponce consagra su humor en 'Medina: El estafador de famosos', un 'true crime' que hace sátira del género

Jorge Ponce, en una imagen de 'Medina, el estafador de famosos'

Adrián Ruiz

25 de octubre de 2024 20:45 h

Cuando en 2013 Andreu Buenafuente estrenó En el aire (2013, laSexta), muchos cuestionaron su decisión de sentar de forma fija a Jorge Ponce en la mesa principal del programa junto a él y Berto Romero. Gran parte del público dudó de las aptitudes del malagueño -pidiendo incluso su despido en redes sociales- frente a dos titanes del humor con una tan labrada trayectoria en televisión. Sin embargo, Andreu no sólo ha demostrado ser uno de los grandes genios de la historia de la comedia patria, sino también un valiosísimo 'ojeador' y descubridor de nuevos talentos a los que no se ha cansado de dar oportunidades en los formatos fraguados bajo el paraguas de El Terrat.

Ahora, una década después, podemos asegurar que con Jorge Ponce, como con otras tantas figuras hoy asentadas en la industria -con David Broncano como máximo exponente-, el olfato de Buenafuente no estaba en absoluto equivocado. El cómico, que lleva picando piedra desde el año 2005, cuando comenzó a trabajar como guionista del Caiga quien caiga de Telecinco, se ha ganado a pulso un puesto en la primera línea del entretenimiento, siempre a través de un humor valiente, inteligente, ácido y, aunque muchos no lo crean, encubiertamente comprometido.

Estos valores, receta del éxito de La Resistencia de Movistar Plus+ que en 2018 lo catapultó definitivamente a la fama, y que continúan en La Revuelta de TVE, se presentan ahora como sello de calidad de su primer gran trabajo como creador audiovisual: hablamos de Medina: El estafador de famosos, docuserie cómica estrenada hace unos días en Amazon Prime Video y que corre a cargo de El Terrat y Encofrados Encofrasa, la productora con la que Ponce, Broncano y Ricardo Castella se 'emanciparon' -en el área creativa, no así en la técnica- de la mencionada compañía de Buenafuente con la que siguen trabajando mano a mano.

Celebrities, humor y un misterioso delincuente ambiciosamente corto de miras. Estos son los ingredientes del atractivo cóctel que nos plantea El estafador de famosos, serie documental de cinco episodios que cuenta la historia de Antonio Medina, un intrigante hombre que se ha pasado los últimos 20 años timando pequeñas cuantías de dinero a muchísimas personalidades del mundo del espectáculo y de la televisión. Todo ello, con un modus operandi tan sencillo como ingenioso: hacerse pasar por un profesional del medio que había trabajado con ellos en el pasado y que, supuestamente, atraviesa un drama personal.

Su conocimiento de las bambalinas del sector, y del currículum de cada interceptado, son la clave del éxito de su maniobra con casi todas sus víctimas, entre las que se encuentra el propio Jorge Ponce. Este delito perpetuado en el tiempo incita al andaluz a iniciar una investigación “periodística” que se materializa en Medina en forma de un inédito y desternillante true crime de comedia que abre paso a un nuevo subgénero a explotar dentro de la pequeña pantalla. El objetivo de Ponce es claro: encontrar a Antonio para decirle 'eres un máquina'.

Sin desvelar si el hallazgo se produce finalmente o no, lo que Jorge Ponce y Javier Valera, directores del documental, pueden confirmar a verTele es que no ha habido reacción por parte del protagonista tras el estreno de la producción: “No sé si lo ha visto. Pero sabemos que sigue en activo. Y esto me gusta”, declara a el primero. “No y en absoluto lo esperábamos. Es una persona que le gusta mucho estar en la sombra y, como tal, sabe aguantar el estar en la sombra. Yo diría que así va a seguir”, señala su compañero en conversación con este medio.

La docuserie de Jorge Ponce sobre 'El estafador de famosos' ya tiene tráiler y fecha de estreno en Amazon

Un 'true crime' que muestra las costuras del género y la TV

Paralelamente al proceso de búsqueda, Jorge Ponce y su equipo van compartiendo con el espectador en la docuserie los pasos (acertados o erróneos) que van dando, y es ese carácter 'metatelevisivo' del proyecto, el de hacer un documental sobre cómo se hace un documental, el que lo hace mucho más interesante. También es lo que da de alguna forma sentido a que Prime Video lo haya estrenado apenas unas semanas después del lanzamiento del exitoso Cómo cazar a un mostruo, de Carles Tamayo, tras presentarlo juntos en el pasado FesTVal de Vitoria al que acudió verTele.

Se trata de dos títulos aparentemente opuestos pero con más semejanzas de las que parece. Hablamos de dos formatos true crime, uno serio y otro en clave de humor; uno sobre un hombre que se deja encontrar para intentar manipular la verdad de su historia frente a otro sobre la persecución a un individuo que permanece durante años en la sombra. Dos true crimes con su investigador como verdadero protagonista, uno afrontando un crimen grave 'al uso' (aunque de forma novedosa en su narrativa) frente a otro con una voluntad clara de hacer sátira sobre los propios true crimes que hoy en día copan las cadenas y plataformas de contenido.

Y es ahí donde radica el ejercicio de inteligencia de Jorge Ponce, quien, a través de la comedia -ejecutada con un original código 'de autor' que el humorista se ha encargado de desplegar a lo largo de estos últimos seis años en La Resistencia y La Revuelta, y que, por tanto, la audiencia ya perfectamente entiende-, logran poner en evidencia las cósturas del propio género televisivo. Esto se pone de manifiesto en el arsenal de clichés presentes en la docuserie y que, al ser empleados ante un tema tan mundano como el que se aborda, eleva las cuotas de risas a la máxima potencia. Tópicos que van desde la fotografía lúgubre que se aplica, al tono épico de todos los testimonios -incluido el de un psicólogo forense-, así como la ocultación de la identidad de dos participantes y las cinematográficas recreaciones dramáticas de los timos del estafador y las falsas tragedias personales que contaba a sus víctimas para dar pena.

Por otro lado, la serie funciona como un tiro por las múltiples referencias que se hacen de la propia televisión y las praxis que se emplean en el medio y que son del todo cuestionables, desde la manipulación de testimonios -forzando a un entrevistado a decir una frase-, al morbo por el morbo de algunas secuencias, incluyendo una secuencia musical del todo gratuita con Leiva como inesperado protagonista. Así pues, con ayuda de un guion y un montaje de lo más atinado, se abordan entresijos de la pequeña pantalla que solo conocemos los que nos dedicamos al sector y que pocas veces llegan al público. Especial mención al genial tercer episodio, con un “volquete de famosos” de lo más variopinto que accede a participar en la trama de la docuserie, siguiendo a la perfección el juego de Ponce ante las cámaras.

Además, y evitando hacer spoilers de su contenido, Medina: El estafador de famosos acierta al colocar a dos personajes tan mediáticos como Iker Jiménez y Ana Rosa Quintana como 'némesis' antagonistas de Jorge Ponce en su camino hacia Antonio, haciendo de paso una crítica (velada e irónica aunque contundente) hacia sus trabajos en sus respectivos programas de televisión. La forma de resolver la principal traba con la que se topa el humorista en la docuserie, descubriendo una curiosa incoherencia legal en el proceso, levantará a muchos de su asiento.

Más realidad que ficción y una referencia fortuita a 'The Office'

El documental mantiene el nivel durante sus cinco entregas, pero planea en el ambiente un factor que se convierte en su posible punto débil: el hecho de que el pertinente uso de la comedia y la parodia hagan creer al espectador que haya en todo más ficción que realidad, poniendo en duda la credibilidad de toda la historia. Una cuestión que, desde verTele, hemos tenido la oportunidad de trasladar a sus responsables: ¿cuánto hay de verdad en Medina: El estafador de los famosos y cuánto de fantasía e inventiva?

“Es todo verdad. Lo duro es eso. Hay muchas cosas que la gente piensa que son falsas, incluso exageraciones cómicas y no, de verdad, es real y todo ha pasado. Pero nosotros lo contamos de la única forma que sabemos, que es con la comedia. Es así. Es todo verdad”, asegura a este medio Javier Valera, director de la docuserie, compartiendo las impresiones que le han dado otros guionistas del sector. “Muchos me dicen: 'Yo sé que esto es verdad porque ningún guionista lo escribiría así porque no tendría ningún sentido'. Hay una persona que hace una cosa en un determinado momento, que ahora no lo puedo decir [por evitar el spoiler], que básicamente nadie es tan idiota como para hacer eso. Ningún guionista escribiría a alguien tan idiota como para hacer eso. Esto ha tenido que pasar en la realidad porque la realidad es así, funciona así y te lo tienes que creer. E insisto en que así ha sido”, añade.

Javier Valera, quien, por cierto, también trabaja como guionista de La Revuelta, asegura que simplemente se han hecho algunos cambios “puramente narrativos” con el objetivo de “ajustar las tramas”: “Hay cosas que pasaron un poquito antes o un poquito después, pero es la magia de la narrativa. De hecho, todos deberíamos plantearnos dónde entra de verdad lo que supone la realidad o no de los documentales, los realities o todo. ¿Los realities son reales? Sí, eso está pasando. ¿Las personas son así de idiotas o así de malos, o es una especie de manipulación a base de montaje que hace que las personas sean los estereotipos que necesitamos para hacer esta ficción? Creo que nosotros, manipulando un poco menos, hemos conseguido un resultado parecido. Sí que hay cosas que hemos alterado porque es una serie y tenemos que construir un producto audiovisual que termine en alto. Y la vida, por desgracia, no termina en alto cada 35 minutos. Aunque menos mal también”, reflexiona el director.

En esta misma línea se pronuncia Jorge Ponce, que asegura que “no sabría decir exactamente en porcentaje” cuánto hay de realidad y cuánto de ficción: “La forma más sencilla de explicarlo es que la trama principal, la de Antonio Medina, la investigación, los detectives... Es completamente cierta. Aquí solo hemos reordenado y adaptado el material para que fuera más interesante narrativamente. Pero todo es cierto. Y cualquiera que quiera comprobarlo solo tiene que buscar por internet. Donde hay más ficción es en los momentos de oficina donde, afortunadamente para mis compañeros, en la realidad no soy tan cretino. Un poco sí, pero no tanto”, bromea el humorista, que protagoniza una secuencia en el cuarto episodio que roza el delirio, en palabras a verTele.

Jorge Ponce se refiere así a todo el contenido de la docuserie desarrollado en ese 'centro de operaciones' en el que se realiza la investigación, con secuencias que recuerdan a la serieThe Office. La esencia de la mítica comedia británica de Ricky Gervais -adaptada en EEUU con Steve Carell como protagonista- se plasma en todo momento, por el espacio de oficina de trabajo en el que se desarrolla, por los propios empleados haciendo declaraciones en forma de totales a cámara, o incluso por la presencia de un jefe 'excéntrico' que desquicia a toda la plantilla pero al que no pueden dejar de seguir. También se refleja en la realización, con planos de reacción de los trabajadores ante lo que va ocurriendo e incluso alguna mirada cómplice a cámara rompiendo esa cuarta pared.

“Creo que en ningún momento fue buscado. Si acaso hubiese algo buscado, sería la fotografía y la iluminación, pero no como referencia a The Office, sino que a todas las tramas que pasan en lo que llamamos el 'hub' queríamos darle una pátina de presión de fluorescente y un toque feísta, porque es lo que tiene trabajar en una oficina. Y la gente que tenemos trabajos creativos y trabajamos en oficina al final es algo que sufrimos mucho pero que es así”, opina Valera.

“Quizá esa cosa mínimamente estética hace que todo lo lleve a The Office, pero al final The Office es una serie de comedia, que está en un lugar de trabajo, donde las relaciones interpersonales ocurren en el trabajo y todo eso está en el documental. No por copiar a The Office, sino porque se trataba de hacer un documental sobre cómo se hace un documental. Y el sitio donde lo hacemos es una oficina. ¿Qué es lo que la gente más ha subrayado que se parece a The Office? Que hay un jefe idiota, pero como el jefe es Jorge Ponce, es que es idiota. No puedes acusarle de que esté copiando a Steve Carell o Ricky Gervais, es que es así, es su personalidad y cualquiera que haya visto La Resistencia o La Revuelta sabe cuál es su personalidad cuando la lleva al extremo”, valora el responsable.

“Las escenas de oficina, conmigo siendo un jefe cada vez más desquiciado y el estilo de grabación pueden recordar a The Office, todo un halago, es una serie increíble, aunque yo solo vi la inglesa y me comparan más con Michael Scott”, reconoce Ponce, desvelando que realmente tomaron como referentes para este proyecto títulos como “Los Ensayos de Nathan Fielder, Mistaken for Strangers, y en general muchos de los documentales actuales, como Don´t F**k With Cats

En definitiva, y sin desvelar nada sobre su resolución, Ponce da 'carpetazo' a la historia de Antonio Medina: “Yo doy por saciado mi interés por Antonio. Me gusta como queda así”, concluye, desvelando, eso sí, tener “en mente varios caminos para una segunda temporada que pueden sorprender además”. Mientras tanto, el cómico saca pecho por el resultado final de este primer proyecto: “Creo que todos los géneros que ha habido en los anteriores episodios colisionan en el último y a la vez respeta mucho al personaje, que era muy importante para mí”, dice el andaluz, “muy satisfecho”. No es para menos. A sus 42 años, Jorge Ponce puede sentarse sin complejos con Buenafuente y Berto Romero en la mesa de los grandes de la comedia de nuestro país.

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