“El final de Glee es algo que no he compartido nunca con nadie, pero siempre he sabido cuál era”. Así de directo explicó Ryan Murphy, el codirector de Glee, el desenlace que tenía pensado para la comedia musical, y que se truncó tras la muerte de su protagonista Cory Monteith.
En un homenaje privado al actor que se celebró en julio y que ahora ha publicado Entertainment Weekly, Murphy dedicó un emocionado discurso en el que, además de reconocer que “para mí, Cory era tanto el principio como el final de Glee... literalmente”, desveló cómo tenía pensado cerrar la serie.
Tenía todo planificado: “La última línea de guión iba a ser ésta”
“El final de Glee es algo que no he compartido nunca con nadie, pero siempre he sabido cuál era. Al final de la sexta temporada, Rachel se habría convertido en una gran estrella de Broadway, el papel para el que había nacido. Finn sería profesor, felizmente instalado en Ohio, en armonía con su elección, y habiendo dejado de sentirse como un fracasado de Lima.
La última línea de guión iba a ser ésta: Rachel regresaba a Ohio e iba al ‘Glee club’ de Finn. Él preguntaría: ‘¿Qué estás haciendo aquí?’ y ella le respondería: ‘Estoy en casa’. Fundido a negro. Fin“.
La inesperada muerte de Monteith no permitió que el codirector de la serie cumpliese este final, pero sí que la adaptó en el episodio que le dedicaron, “The Quarterback”. En él, Rachel explicaba a Schuester cómo había imaginado su futuro y el de Finn.
“Cory me ayudó a convertirme en el padre que soy ahora”
Murphy también habló de su relación personal con Monteith: “Desde el inicio, Cory y yo tuvimos una relación paterno-filial, aunque en esa época debo admitir que yo no quería. No sabía cómo hacerlo”.
“Pero Cory -de un hogar desestructurado, un niño perdido- necesitaba una figura masculina que le diera una guía, apoyo, un rumbo. En retrospectiva, Cory fue una especie de ruedines de bicicleta que me ayudó a convertirme en el padre que soy ahora con mi propio hijo”, concluyó.