Ya están elegidos los 6 chicos y las 6 chicas que pasado mañana entrarán en la casa de Gran Hermano. Atrás quedan cinco meses de castings realizados en Tenerife, Las Palmas, Málaga, Sevilla, Cáceres, Madrid, Valencia, Barcelona, Bilbao, Valladolid, Oviedo, Santiago, Palma de Mallorca y Zaragoza, de los que han salido -entre más de 100.000 personas-, los 12 nuevos inquilinos de la casa de Guadalix de la Sierra. Tres equipos compuestos por tres redactores, dos personas de producción y dos operadores de cámara cada uno -además del equipo psicológico- concertaron telefónicamente un total de 12.800 citas y han entrevistado a 8.000 personas, de las que tan solo 154 llegaron a la fase final del proceso de selección. La edad de los concursantes está comprendida entre los 21 y los 38 años y proceden de un total de 7 comunidades autónomas. Las chicas: una dependienta andaluza, una administrativa madrileña, una estilista catalana, una secretaria andaluza, una dependienta canaria y una teleoperadora catalana. Los chicos: dos empresarios gallegos -uno de ellos residente en la Comunidad Valenciana-, un empresario hostelero navarro, un estudiante andaluz, un diplomado en Derecho castellano manchego y, por último, un empresario madrileño. Una casa rural para 12 habitantes
A día de hoy, un nutrido equipo de albañiles, carpinteros, electricistas, fontaneros y decoradores están realizando los últimos retoques de la casa, ubicada nuevamente en el municipio madrileño de Guadalix de la Sierra. Entre las novedades, como ya adelantó Vertele el pasado 22 de marzo, los concursantes tendrán que amoldarse a una vida más rústica ya que deberán trabajar en un huerto, una granja y una cocina de leña ubicada en el jardín -donde podrán disfrutar una vez más de la piscina, aunque no de la sauna, ya que ésta se ha suprimido en esta edición-. En cuanto al interior, los 12 participantes -cuya elección está a punto de finalizar- se encontrarán el jueves con unas estancias totalmente renovadas. Manteniendo su estructura original, aunque con una luminosidad mayor gracias a las grandes cristaleras instaladas a lo largo de todo el salón, la casa de Gran Hermano ha dejado de tener un entorno vanguardista para convertirse en una acogedora casita rural. Suelos de barro cocido, paredes de piedra, puertas de madera envejecida, mosaicos de azulejos en el baño -sin bañera en esta ocasión-, muebles rústicos para la cocina -con vitrocerámica, horno y frigorífico- y un mobiliario totalmente acorde con la decoración general son las claves del nuevo escenario. En él, 26 cámaras y un total de 60 micrófonos -incluidas las “petacas” de los concursantes- serán los ojos y oídos del Gran Hermano, al que podrán escuchar pero nunca ver. Noticias relacionadas