La edición especial de Àgora emitida anoche por TV3, en la que el periodista Xavier Bosch entrevistó al President de la Generalitat, Artur Mas, fue líder absoluta y el programa más visto del lunes en Cataluña con una media de 850.000 espectadores y una cuota del 24.5%, según informa la cadena autonómica en una nota.
El rescate y la metáfora del yerno, la suegra y los canelones, en el minuto más visto
La audiencia máxima llegó a ser de 1.014.000 espectadores y un 29.1% de cuota, en el ecuador de la entrevista, momentos en qué Xavier Bosch comparaba con humor el rescate de 5.000 millones que pide la Generalitat con ese yerno que, tras separarse de su mujer, le pide a la suegra que continúe haciéndole los canelones.
A los espectadores de TV3 se deben sumar los que tuvo el canal informativo 3/24, que la emitió íntegramente a las 23.00 horas, con una audiencia de 39.000 espectadores y una cuota de 1.4%. De esta forma, la entrevista a Mas superó con autoridad en su franja de competencia a las ofertas nacionales, como La que se avecina (23.2% en Cataluña), Tu cara me suena (21.1%) e Isabel (7.8%).
Supera a la entrevista a Maragall de hace ocho años
Esta entrevista es la más vista de todas las realizadas en TV a los diferentes presidentes de la Generalitat. La más seguida, hasta ahora, era la que la periodista y ex directora de TV3, Mònica Terribas, hizo al presidente Maragall el 18 de febrero del 2004, que tuvo una media de 712.000 espectadores.
Mas: “Tener un Estado propio para Cataluña no significa independencia total”
En cuanto a sus declaraciones, Artur Mas ha negado que la consecución de un Estado propio para Cataluña vaya a suponer un “adiós España”, y ha afirmado que tener un Estado propio “no significa una independencia total”. Mas ha asegurado que el proyecto de “emancipación” catalana, que ha dicho que le “apasiona e ilusiona”, no está concebido para “aislar Cataluña”, sino para proporcionarle “instrumentos para defenderse mejor”.
“Esto no es un 'adiós España'. Esto no se platea en términos de ruptura, de batallas cruentas”, ha recalcado Mas aludiendo al poema de Joan Maragall, antes de señalar que, si Cataluña evoluciona hacia un Estado propio, “no dará la espalda al Estado español”.
Lo que sí permitiría un Estado catalán, según Mas, es “hablar en pie de igualdad” con España, se mantendrían “puentes de diálogo y de colaboración” y las relaciones “cambiarían a mejor”: “Habría cosas a compartir con el Estado español”, ha añadido Mas, que ve posible que una Cataluña independiente siga perteneciendo a la UE y al euro.
A diferencia del pasado sábado, cuando dio a entender que no hay que convocar una consulta de autodeterminación hasta que la victoria del 'sí' cuente con una mayoría social “indestructible”, Mas ha admitido que puede llegar un momento en que se la tenga que “jugar” sin tener la garantía de que ganará el 'sí' a la independencia.
En la próxima legislatura, habrá que pedir al Consejo de Ministros que autorice un referéndum de autodeterminación, y a Mas le “encantaría” poder negociar la pregunta con el Gobierno español. Pero, si este pone la Constitución como una “pared infranqueable”, Cataluña puede hacer valer su futura ley de consultas populares, ya que “la única legalidad no es la Constitución española”.
Aunque no puede garantizar que se consiga el Estado propio, está convencido de que si el proceso es “pulcro, democrático, pacífico y cívico” y si hay “capacidad de resistencia”, sin caer en el miedo ante las “amenazas” que se lancen desde el Estado español, Cataluña “se irá cargando de razones.”
Aquellos que tienen “reacciones autoritarias y dictatoriales” a las aspiraciones soberanistas catalanas, se desacreditan a sí mismos ante la comunidad internacional, ha dicho Mas, que ve “inverosímil” una intervención militar para cortar este proceso.
Por último, Mas, que ha revelado que llegó a tener la “posibilidad” de pactar los presupuestos de 2013 con una fuerza de la oposición, ha afirmado que no busca “explícitamente” la mayoría absoluta, pero ha admitido que necesita “una mayoría muy rotunda” para afrontar un proceso que le llevará a 'forcejear' con un PP que domina el Congreso.