Doce ex presidiarios son llevados a una isla desierta. Allí tienen que cumplir con varias tareas mientras que deberán estar atentos para no ser apresados. Hay un equipo de policías y de caza recompensas dispuestos a atraparlos. El premio son casi 200 millones de pesetas que irán destinados a la víctima más reciente del último concursante que no sea cogido. El hijo del reo recibirá también una beca por valor de unos nueve millones de pesetas “para que tenga las oportunidades que su padre no tuvo”, ha señalado a la revista Zap2it Michael Stevens, uno de los productores del concurso. Los concursantes no pueden haber sido condenados por delitos de asesinatos, violación o pedofilia y se les hará un minucioso análisis para verificar que no consumen drogas. Se trata de otro paso más hacia delante en el desarrollo y consecución de un reality show. Una vez que se han explorado todas las combinaciones posibles de tramas –encerrar a un grupo de personas en una casa, en una isla desierta, en un campo de concentración- es hora de investigar nuevos formatos de este género basados en condiciones muy concretas de sus concursantes. Un ejemplo podría ser Big Diet, en el que los participantes debían ser exclusivamente personas obesas. Danger Island plantea ahora que sean ex convictos. Oportunidad para redimirse John Surowy, otro de los productores del programa y en cuyo currículum se encuentra la creación del show de Oprah Wingfrey, ha destacado que se trata de una progresión lógica, de llevar el reality hacia otro nivel.
Los responsables de Danger Island han recibido ya varias solicitudes para participar. “Tenemos desde un ex agente de la KGB hasta rateros de poca monta”, ha dicho Stevens. Hasta dentro de unos nueve meses no se espera que este reality llegue a la pequeña pantalla norteamericana. De momento se desconoce qué cadena lo emitirá, aunque según el Surowy, “hay algunas televisiones muy importantes interesadas en este producto”. Para justificar este nuevo paso en el campo del reality, Stevens ha declarado: “No queremos glorificar al delincuente. Simplemente queremos ofrecerle una oportunidad de redimirse”.
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