Dinero, coches, viajes, chalets, regalos... Hasta hace bien poco, los concursos en televisión otorgaban a sus ganadores premios de un calado eminentemente ocioso. Pero, desde el pasado mes de abril, un programa del Canal 13 argentino viene revolucionando el objetivo final por el que una serie de participantes se someten a determinadas pruebas o retos. Un puesto de trabajo. Ni más ni menos, eso es lo que regala el concurso Recursos Humanos. Un espacio que ha levantado todo tipo de polémicas en Argentina ya que a su supuesta condición de servicio social une los ingredientes clásicos de espectáculo, y alguno que otro de última generación, de los quiz shows de toda la vida. En el programa, que se emite de lunes a viernes de 19:00 a 20:00 horas, dos candidatos deben responder diversas preguntas relacionadas con su vida personal y el trabajo por el que compiten. Ahora bien, -y aquí encontramos lo más sorprendente- el conocimiento o habilidad a la hora de contestar no aseguran la victoria final. Son los telespectadores quienes votan por teléfono al aspirante que consideran más apto para el puesto laboral que está en juego. Para más inri, el perdedor es obsequiado con un... (atención) ¡seguro médico de seis meses!. Recursos Humanos, que conduce el veterano periodista Néstor Ibarra, no sólo ha despertado el interés de los argentinos, golpeados por un índice de desempleo que según los últimos datos se sitúa en torno al 21,5%, sino también el de los medios extranjeros. En este sentido, y pese a la crisis económica que atraviesa Argentina, la cadena francesa de supermercados Leader Price tiene previsto abrir estos días nuevas sucursales y contratar unos 30 empleados a través de este peculiar concurso (con la consiguiente publicidad añadida y gratuita que supone para esta empresa). ¿Ayuda social o reality show? Cuando Recursos Humanos comenzó a emitirse la pasada primavera, los críticos argentinos clamaron por lo que consideraban “el último escalón del morbo televisivo”. A pesar de las críticas iniciales, el periodista de Juan José Dimilta asegura que “en cada paso que da el programa parece pedir disculpas y poner en evidencia que lo suyo es un producto claro, transparente y con fines benéficos”.
Sin embargo, este crítico comenta otros aspectos que delatan la ambigüedad que muestra el supuesto concurso “cuando llegan las presentaciones del caso que viven los dos participantes, detrás de los cuales se ubica estratégicamente a la familia en la tribuna que se emociona con cada confesión del desempleado. Aquí, se plantea una falacia: por más que al televidente le muestren como trabaja cada uno y cuanto sabe del trabajo a realizar, siempre será elegido aquel que su historia de vida impacte más”.