En la nueva entrega de 'Pesadilla en la cocina', Alberto Chicote se enfrenta al cocinero más excéntrico del programa. Se retuerce por el suelo, habla con alimentos como las patatas o abandona la cocina en pleno servicio para ir a casa a ducharse. Incluso dice ser de Júpiter cuando hace gala de su peculiar sentido del humor.
Así es el cocinero de El Rey Resto Bar, un restaurante familiar situado en plena calle principal de Balsicas, localidad situada en el Mar Menor, que se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para su dueña. Sin embargo, el verdadero problema no sólo recae en el cocinero.
El restaurante se ha convertido en un motivo de discusión constante, la plantilla está dividida y las luchas de poder entre la dueña y sus hijas amenazan con hacer caer el negocio. Sólo atendiendo a los consejos de Alberto Chicote podrán lograr encaminar un restaurante que, de seguir así, no tiene un futuro esperanzador.
La unión hace la fuerza
A pesar de estar regentado por una curtida hostelera, El Rey Resto Bar no cumple las expectativas de la dueña y sus hijas, lo que está derivando en un gran desgaste económico y emocional para todos los que están involucrados en el restaurante. Tras ver en acción un primer servicio en El Rey Resto Bar, Alberto Chicote confirma sus sospechas: el cocinero trabaja lento y sin orden, el servicio está lejos de ser profesional y la falta de mando se hace evidente.
Uno de los grandes problemas se encuentra en la incapacidad de madre e hijas de trabajar en equipo y dar directrices comprensibles al resto de la plantilla. Es necesario hacerlas entender que la coordinación es imprescindible y, en su caso, tremendamente urgente. Alberto Chicote tendrá que armarse de paciencia para conseguir que sólo siguiendo la máxima de que “la unión hace la fuerza” serán capaces de salir del agujero en el que pueden entrar si siguen por el mismo camino.