La atención de las cámaras estuvo centrada desde el primer momento de la mañana en Emilio y Eva. Tras reconocer que conforme han ido pasando los días él se había vuelto más “gilipollas”, Emilio también apuntó una verdad como un templo: “Estoy casado con Cruella de Ville”. Y es que ésta no estaba muy receptiva a las continuas e insistentes llamadas al amor por parte de su marido. Para ser su último día en la casa del Gran Hermano su esposa no se lo puso muy fácil y los atisbos de “amor” los convertía en aires de malignidad. La jornada transcurrió entre bastidores ya que los concursantes estuvieron gran parte del día dedicados a construir el decorado para su magacín televisivo. Por la tarde llegó el piano, instrumento con el que Emilio demostró defenderse bastante bien. Pero todas estas tareas fueron ensombrecidas con la llegada de las nominaciones. Comenzaba el programa mientras el Valencia se debatía en Milán contra el Bayern de Munich y Mercedes Milá intentaba alargar el programa para hacer coincidir el momento de la eliminación con el final del partido. Pero echando mano del tópico, Fútbol es fútbol y los chés tuvieron que ir a la prórroga mientras que la Milá tenía que decir irremisiblemente el nombre. Emilio era la persona escogida por la audiencia (ver vídeo). Hubo más sorpresa dentro que fuera de la casa. Y hay que decir que el moderno de Madrid lo aceptó con bastante dignidad y le quitó bastante hierro al asunto. Mientras tanto los realizadores se esforzaron por buscar un resquicio de humanidad en el rostro de Eva. Una lagrimita, una mueca de pena. Pero nada. La de Palma suspendió con creces la prueba final de interpretación y parece que sintió más la salida de Carola que la de su esposo. Sí, finalmente y de tanto forzar, la lágrima llegó. No eres mi yerno Pero Emilio no tuvo realmente conciencia de lo qué se iba a encontrar hasta que entró en el estudio y se topó con el padre de Eva. Momento en el que el Valencia perdía nuevamente la oportunidad para erigirse como campeón de la Copa de Europa. De acuerdo en que la familia es la familia y que hay que defenderla. Pero de la manera en la que lo hizo ayer perjudicó sobre todo a su hija. “Puede que éstos sean tus amigos pero yo no soy tu suegro” le espetó a la hora de las presentaciones, comentario al que Emilio le quitó bastante hierro (ver vídeo). “Ya tendremos tiempo para hacernos coleguillas”. Pero en el otro lado del ring también estaba Mercedes Milá preparada para hacer desfilar las imágenes de Eva que menos le iban a gustar a Emilio. Sus dudas, sus quejas, cómo había cambiado. Sí Emilio, sí. En la casa se estaba mejor. Y mientras, dentro de la casa, abundaba la incomprensión por lo sucedido. “Han echado al alma de la casa” dijo Kaiet. Claro que sí bonito. Qué fácil es culpar a la audiencia cuando resulta que Emilio fue de los que más votos recibió la semana pasada. Y con la tontería llegó el final del programa con una última sorpresa. De entre las seis personas que están fuera de la casa, el público tiene que elegir a una para que vuelva a entrar la semana que viene. Lo que se desconoce es cuánto tiempo tiene que estar. A estas horas en las encuestas de Internet ya arrasa Dos yoyas man. Cualquier cosa puede valer para resucitar del letargo a Gran Hermano. La jornada de ayer fue interesante por la batalla que se disputó en términos de audiencia. El partido entre el Valencia y el Bayern de Munich fue el gran vencedor de la noche con una cuota de pantalla de un 55 por ciento. De hecho la tanmda de penaltis queda de momento como la retransmisión deportiva más vista de la historia de la televisión. Por su parte, la expulsión de Emilio tuvo un 31 por ciento de share. Entre ambas cadenas se repartieron casi el total de la audiencia, mientras que Antena 3 se tuvo que conformar con una cuota muy baja, un 6,8 por ciento.
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