Antonio Mercero ha sido presidente de la Academia de la Ciencias y las Artes de Televisión del 15 de abril de 1998 al 4 de abril de 2000. Su inmortal La cabina sigue siendo el único Premio Emmy de la Academia de TV de EE.UU. a una producción española. Si comparamos, digamos los gremios, el del cine, la literatura... con el de la televisión ¿No parece este último mucho más efímero? ¿Un medio que se olvida más rápido de sus maestros? Siempre he pensado que el cine es más perdurable que la televisión. Parece que la películas tienen como un peso específico mayor y que perduran más en el espacio, en el tiempo. La televisión es más de consumo rápido y directo, parece que es más efímera. Al principio pensaba así pero, una vez metido dentro de la televisión y recordando trabajos que se han hecho, estoy dándome cuenta que hay programas y series que han quedado en la memoria histórica de los telespectadores. A lo largo del tiempo se han hecho obras en televisión que tienen mucha fuerza de arraigo y la generación nuestra la recuerda como hechos inolvidables. Realizador y director de cine y televisión, de usted a veces se ha dicho que sus éxitos televisivos han estancado en ocasiones su desarrollo en el cine ¿Dónde se siente usted más cómodo? Me encuentro cómodo en los dos mundos porque lo que más me gusta es estar detrás de una cámara, con unos actores delante y contando historias. Lo que pasa es que quizá he tenido más éxito en televisión que en cine y eso ha marcado mi trayectoria profesional. Ahora estoy haciendo cine porque quiero descansar un poco de la televisión, y me siento feliz por volver a mis orígenes. ¿Qué le da más miedo, el estreno de una película o el día a día en una serie de televisión? Quizá el estreno de una película me pone más nervioso que el estreno de algo mío en televisión porque en televisión, al fin y al cabo, ese estreno lo estás viviendo en tu casa con tu familia y pasa lo mismo con los sucesivos capítulos. En cambio, en el cine estás rodeado de cientos de personas, muchas de ellas profesionales, y eso conlleva cierta tensión, cierta emoción y también cierto temor. A pesar de sus éxitos, en toda su trayectoria hay una presencia referencial de la infancia y la adolescencia (Verano azul, La próxima estación, Verano azulLa próxima estaciónLa guerra de papá No puedo contestar con seguridad porque veo pocos programas infantiles. Pero me preocupa que siga existiendo violencia en ellos. Me parece terrible que los niños acepten con naturalidad los elementos violentos porque al tenerlos delante de sus ojos constantemente piensan que así se solucionan los problemas de la vida. Al final, los niños, cuando comprueban que todo se resuelve con violencia en los dibujos animados o en los programas infantiles, terminan siendo violentos porque creen que eso es lo natural. Mirando a su trayectoria en televisión, hablamos de series que han perdurado mucho tiempo en antena ¿No se agota de esto o ya está deseando empezar con otra? He sido siempre un corredor de fondo en la televisión porque afortunadamente las series se han alargado en el tiempo. Crónicas de un pueblo estuvo tres años en antena; Este señor de negro significó dos años de trabajo, lo mismo que Turno de oficio; Verano azul, alrededor de tres años y Farmacia de guardia, cinco. El hecho de conseguir este éxito te da fuerzas y estímulos para seguir. Por eso a lo mejor me planteo pronto una nueva serie. ¿Usted se cree eso de que la telebasura existe porque la gente la ve o se inclina más por que la audiencia ve esos espacios porque no hay otros? Creo que ahí la gente que se da cuenta de qué es telebasura lo que puede hacer es cambiar de canal, para eso está el mando a distancia. El mando a distancia es un mando de libertad para poder eliminar lo que estamos viendo si no nos gusta; si el mando a distancia funcionara más habría programas que tendrían poca audiencia y entonces eso haría que desaparecieran ciertos programas y se buscaría otro tipo de espacios de una mayor dignidad. Eso no quiere decir que tengamos que hacer una televisión coñazo o una televisión intelectual. Hablo de una televisión divertida pero con cierta dignidad. Hay un nivel que no se debería bajar pero claro, como las audiencias pesan tanto, es lo que marca el destino de los programas. Hay programas que desaparecen enseguida porque no tienen audiencia y otros, que son peores pero tienen audiencia, los mantienen, eso es una cosa evidente. Yo siempre pongo el ejemplo de Farmacia, que empezó con un 15%. Es decir, que ahora la hubieran quitado a las dos semanas, hubiera desaparecido. ¿Qué ingredientes considera usted necesarios para que una comedia de situación funcione? Guiones ingeniosos, tocando temas que nos conciernen, desarrollados con sentido del humor, con diálogos divertidos y personajes creíbles. Y con actores con sentido del humor y cierta vis cómica. ¿Tiene la pequeña pantalla que envidiar muchas cosas a la grande o no? Son dos mundos interrelacionados pero distintos. La televisión puede hacer programas estupendos que tengan tanta resonancia como cualquier película; una buena serie impacta tanto como una filme de éxito, y un espacio que impacta en la tele con fuerza tiene tanta importancia social como una película.