Tarde de calor. Un grupo de jóvenes dormita en el jardín. De entre los cantos de pájaros y su propia respiración surge un zumbido penetrante. Uno de ellos abre los ojos y señala alarmado hacia un punto aparentemente lejano. De la nada aparece una nube negra que no para de acercarse hasta su posición. La hora de la siesta se convirtió en un festín de terror y gritos. Un enjambre de abejas radioactivas, sedientas de sangre humana buscaba víctimas. Podía ser parte del guión de una película serie B de los años sesenta, pero se trata de una escena de GH 2002. Sólo la rapidez de los concursantes para entrar en la casa evitó malos mayores.
La crisis entre Kiko y Patricia es una realidad. O más bien habría que decir ruptura. El desencadenante fue el contacto físico, de todo punto amistoso, entre el madrileño y Candi, que, lejos de arrepentirse, decía al interesado que “si me tienes que dar un achuchón, me lo das”. Patricia, ciega de rabia, entró en el confesionario. Allí dedicó a Kiko su coletilla más socorrida: “Cuando salga de aquí, a tomar por c... de mi cabeza”. Debía ser el único habitante de la casa que no había tenido ese honor.
No acaba aquí la cosa, Patricia mandó a la cuadra a dormir a Kiko dando un portazo a lo que el madrileño respondió: “A la cuadra te vas tú, yo me voy a la otra habitación”. ¿Cuántas noches aguantarán sin dormir juntos? Lo cierto es que nunca una pareja había durado unida tanto tiempo dentro de la casa. No es de extrañar que necesiten un descanso. Pero el tema no acaba aquí, la prueba del karaoke la superaron no sin cierto misterio. La ganadora individual fue Patricia y, como cada semana, se abre la veda de especulaciones: ¿Habrá posibilidad de elegir la suite? ¿Propondrá una reconciliación a Kiko?
Conferencia de paz
Por si éramos pocos apareció Javito revindicando un puesto fijo en Tómbola. Primero informó a Kiko de los enfados de la sevillana y después rajó de ésta: “Es muy egocéntrica, ella, ella, ella, y a tomar por el culo y eso me mosquea”. El gallego mantiene la tesis de que Patricia asustó a Kiko cuando le dijo que cuando salieran se iría a vivir con él. Cuando por fin se decidieron a fumar la pipa de la paz, Patricia contó que el día de la expulsión de Elba escuchó como la habían gritado “cornuda”. Reproches y más reproches mientras los demás esperan para poder dormir. Como una reunión entre jefes de estado de las de verdad, mucho protocolo, mucha palabra pero poco resultado.
El madrileño ha afirmado que “estoy quemado con todo esto, pero con suerte en la próxima expulsión saldré yo”. Pero para frase, la que Patricia escogió para terminar, por el momento, con la relación: “Esto ha sido todo y así se lo hemos contado”. Patricia desayuna sola en la cocina con cara de pocos amigos. Cuando se despierta Kiko no se dirigen la palabra, ni se miran siquiera. Lo mismo sucede cuando se tumban en el jardín codo a codo. No me resisto a comentar que por la redacción de Vertele se extiende imparable un rumor, ¿existe atracción entre Patricia y Óscar?
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