¿Cómo es posible que después de 14 ediciones de 'Gran Hermano', los concursantes aún no sepan qué tienen que hacer para ganar el reality de Telecinco? ¿No quieren en realidad los 300.000 euros? ¿O es que no tienen la más mínima capacidad de autocontrol?
Sea como fuere, 4 semanas después del arranque de 'Gran Hermano 15', podemos constatar que, una vez más, hay ciertos concursantes que parecen empeñarse en salir de la casa los primeros.
Los detractores del programa de Mercedes Milá dejaron de verlo después del fenómeno del primer año, argumentando que las siguientes ediciones no tienen interés porque los concursantes ya están resabiados y no son naturales. Pero la grandeza del formato de Endemol está precisamente en lo contrario: 14 años después de que España corease aquello de “¿Quién me pone la pierna encima para que no levante cabeza, quién?”, los habitantes de Guadalix no han aprendido nada y siguen cometiendo los mismos aciertos y fallos.
Entre los concursantes de este año ya hay uno en concreto que está siguiendo a rajatabla el manual para ganar el reality (Luis, el torero) y otros dos que están haciendo todo lo posible para perderlo (Omar, nominado a la expulsión de esta noche junto a Lucía, aunque esta última tiene todas las papeletas de salir según las encuestas).
5 claves para ganar
1. Inteligencia emocional: ¿aún no sabes que está prohibido “ir de frente”? La inteligencia emocional es una cualidad imprescindible para ganar el programa, con la que se nace o no se nace, pero también se hace. Las manidas frases de muchos concursantes, “Yo soy así, y nada me va a cambiar” o “yo voy de frente y digo las verdades a la cara”, son las favoritas de los eternos perdedores de 'Gran Hermano'. Recordamos lo obvio: Para ganar el reality hay que saber callarse las cosas, tener asertividad pero autocontrol, decir a cada uno lo que quiere oír, ser prudente y no meter la pata, decir mentiras piadosas… El torero Luis tiene, por ahora, todas estas cualidades.
2. Enamorarse de verdad y no ser correspondido. Para cumplir este requisito, el concursante tiene que tener la suerte de sentir un flechazo en la casa, o ser un actor de Oscar. De nuevo, Luis lo tiene. Parece que siente algo por Paula, no correspondido de momento.
3. Liderazgo en la casa. El ganador ha de tener una personalidad fuerte con inteligencia, capacidad de conversación, y que resulte atractiva para el resto de la casa, y para los editores del programa que hacen los vídeos.
4. Ser el mediador, el “poli bueno” y “poli malo” al mismo tiempo de la casa. El ganador/a ha de mantener la mente fría ante todos los constantes conflictos que se producen en la casa. Saber decir al “villano” que lo está haciendo mal (como hace Luis con Omar y Lucía), y al mismo tiempo posicionarse y ayudar a la víctima (Paula).
5. Ser hombre, ayuda. La estadística en 'Gran Hermano' nos dice que la mayoría de los primeros expulsados son mujeres, y que ha habido más hombres ganadores que mujeres. Tal vez porque la mayor parte de la audiencia del programa es femenina, con “ídolos masculinos”, lo cierto es que ser hombre parece ser un punto de partida a favor. Sin embargo, hay 6 excepciones hasta ahora que romplen esta regla: Sabrina, Nuria ‘Fresita’, Naiala, Judit, Laura y Susana.
5 claves para perder
1. Prepotencia. Está bien que te creas más inteligente y superior que el resto de concursantes, que consideres que la audiencia quiere verte solo a ti y no una “granja escuela”, como describió Omar al resto de tus compañeros… ¡Pero no lo digas! Omar defiende su prepotencia y chulería argumentando “la coraza que le ha hecho crearse los palos que le ha dado la vida”. Pero en 'Gran Hermano' solo cuenta lo que hagas en la casa, y la audiencia le va a dar otro palo expulsándole, si no esta noche, la próxima que esté nominado.
2. Enemistad con toda la casa. A 'Gran Hermano' no se va a hacer amigos, sino a ganar una silla en ‘Sálvame’ o el maletín de los 300.000 euros. Si lo que se persigue es esto último, lo mejor es que intentes no enfadar a tus compañeros de reality con cada una de tus acciones. Omar se lleva la palma en hacer lo contrario. Además de machacar a Paula, y llamar “paletas e incultas” a sus compañeras, presume de ser más listo y divertido que todos ellos. Si Lucía, su novia y única amiga hasta ahora en la casa, sale expulsada hoy, como dicen las encuestas, Omar podría batir el récord de concursante que está “cabreado” con todos sus compañeros.
3. Jugar con los sentimientos de un concursante. Nadie culpa a Omar de “dejarse querer” por Paula y volver con el que dice ser el amor de su vida (Lucía). Pero, ¿qué necesidad hay de ser cruel con tu pareja despechada y dar motivos al resto de compañeros para odiarte y a la audiencia para echarte? Los sabios consejos de Luis a Omar para que cambie su actitud no hacen efecto. Éste se empeña a maltratar psicológicamente y humillar a Paula, a la que ha amenazado incluso con agredir cuando salga… No solo compra su billete para ser expulsado hoy o la próxima semana, sino que empuja a Paula a estar entre los finalistas.
4. Sé infiel y presume de ello. La audiencia de 'Gran Hermano' premia a la “buena gente” de la casa: la sensatez, la bondad, la generosidad… También puede perdonar la debilidad, como puede ser una infidelidad, pero lo que seguro no aprobará es el desprecio al sexo opuesto de alguien que presume de tener a todas las mujeres que quiera fuera de la casa o la frivolidad con la que cambia de pareja de un día para otro.
5. Ser un mueble… Por último, pasar inadvertido en la casa te puede hacer ganar un puesto en la final, por puro olvido de los espectadores, pero jamás te hará vencedor. “Que hablen de ti, aunque sea mal” es otra de las máximas de 'Gran Hermano'. Omar sí la cumple, pero no así Azahara, Hugo o Juanma, los grandes “muebles” por ahora de esta edición.
El manual para ganar o perder 'Gran Hermano' expuesto en este artículo es una obviedad. Lo podría haber hecho cualquiera con un mínimo de sentido común aunque no haya visto en su vida el programa. Da igual. La próxima edición volveremos a ver los mismos “buenazos”, “líderes”, “villanos” y “muebles” desde el primer día, con otras caras. Al fin y al cabo, un retrato sociológico de lo que somos, como apuntó en su día Mercedes Milá, y que es lo que sigue haciendo grande al formato que marcó un antes y un después en televisión.