“Después de la tormenta siempre llega la calma”, dice el refrán. Y en el caso de los dos españoles secuestrados en Colombia, tras su liberación esa calma ha llegado en forma de matrimonio.
María Concepción Marlaska y Ángel Fernández Sánchez permanecieron secuestrados casi un mes por una banda de delincuentes en el país sudamericano. Durante ese tiempo fueron maltratados psicológicamente, golpeados y encadenados, mientras les amenazaban con matarlos, según ellos mismos han contado tras su liberación a los periodistas.
Una operación policial sin resistencia ni capturas cerca de la ciudad de Maicao, en el noroeste colombiano y a poca distancia de la frontera con Venezuela, en una zona controlada por grupos armados dedicados al narcotráfico y al contrabando, acabó con su liberación.
“Voy a hacer algo que creí que no iba a hacer nunca. Espero que no me diga que no”
Con las cámaras como testigo, y sitiéndose liberados de su martirio, el final de la historia fue feliz, ya que Ángel Fernández pidió matrimonio a María Concepción “en directo”: “Voy a hacer algo que creí que no iba a hacer nunca, y menos en estas circunstancias, que es pedirle matrimonio. Espero que no me diga que no”, dijo el hombre, mientras la mujer bromeó sorprendida: “esto parece un concurso”.
“¿Quieres ser mi mujer? ¿Quieres casarte conmigo?”, preguntó Fernández , y ella respondió sin dudar: “sí”.
“Estábamos convencidos de que nos iban a matar”
La pareja fue secuestrada el 17 de mayo cuando iba en un vehículo de alquiler hacia el Cabo de la Vela, un lugar turístico en el extremo norte del país, después de hacer un alto en una carretera que atraviesa una zona desértica con presencia de grupos armados dedicados al narcotráfico y al contrabando.
“El primer día fue muy, muy traumático, (...) estábamos convencidos de que nos iban a matar”, dijo Ángel, de 49 años. “Nos dijeron que nos metiéramos al coche, que era un atraco (...) y yo me negué”, dijo María Concepción, de 43 años. “Entonces me golpearon en la cabeza (...), nos metieron en el coche y nos apretaron para abajo y nos llevaron, ya no sabemos ni cuánto tiempo ni dónde”, agregó.
“Perdimos la noción del tiempo y de dónde estábamos”
El grupo de delincuentes comunes exigía 500.000 euros como rescate por los ciudadanos españoles. Parte del dinero fue cobrado por un empresario español y otro de origen sirio capturados por la policía de España, en una operación que permitió ubicar a los rehenes.
Durante el cautiverio los extranjeros durmieron en hamacas en caseríos habitados por indígenas y se alimentaron con comida típica de la región como carne de chivo. “Perdimos la noción del tiempo, perdimos la noción de dónde estábamos”, dijo Fernández, quien recordó las amenazas que recibía y celebró estar libre y no encadenado “como un perro”.