La cadena MTV y la revista especializada Rolling Stone se han unido para producir un reality show en el que un grupo de jóvenes periodistas competirán entre sí para ganar un contrato de un año en esta prestigiosa publicación, informa la agencia de noticias mexicana Notimex. El concurso, que aún no tiene nombre, se grabará entre junio y agosto en Nueva York y se estrenará a finales de año. Los participantes tendrán que ir superando pruebas como entrevistar a músicos, actores y políticos, así como trabajar codo con codo con editores de la revista. Un portavoz de la cadena de vídeos musicales señaló que el programa recogerá el drama y la emoción que rodea a la Rolling Stone, revista que en Estados Unidos está especializada en música de rock anglosajón pero que tiene también sus versiones específicas en idioma español. “La revista ha sido desde siempre una incubadora para buenos periodistas, por lo que esto es una gran oportunidad para aspirantes a reporteros”, afirmó este miércoles Lois Curren, de la cadena. El ganador obtendrá un contrato de un año en la plantilla de la publicación. El plazo para presentar las solicitudes para concursar finaliza el próximo 7 de abril. Nuevo reality show basado en “Mujeres desesperadas” Dos nuevos espacios de televisión que se estrenan esta semana en EE.UU. siguen la estela de “Desperate Housewives” (“Mujeres desesperadas”) y se centran en los sinvivires de unas mujeres que viven en privilegiadas urbanizaciones de este país y del Reino Unido, informa Efe. El éxito de una serie televisiva suele llamar a que otras se inspiren en la idea, y la popular “Desperate Housewives” no ha sido la excepción. “The Real Housewives of Orange County”, basada en el mencionada serie, es un reality show que se desarrolla en un universo paralelo donde, según explican sus protagonistas, el 85% de las mujeres tienen implantes de pecho, el precio medio de las viviendas es de 1.6 millones de dólares y un Mercedes con un faro roto es inmediatamente reemplazado por un BMW nuevo. Como en cualquier reality show que se precie, este paraíso situado en el condado de Orange, al sur de California, conocido por su opulencia y conservadurismo político, rápidamente se transforma en un infierno donde ellas viven sus existencias vacías, infelices y bañadas en Botox. Tómese el caso de Kimberly Bryant, un ama de casa que, a instancias de su marido, un poderoso ejecutivo de una gran compañía, luce una talla 32 de sujetador pero eso no es suficiente para frenar sus temores de que él la vaya a abandonar de un momento a otro por una mujer florero. Kimberly contempla una delantera parecida para su hija de 13 años, pero para cuando sea mayor: “Sé que es muy común que las hijas reciban un implante como regalo de graduación de instituto”, dice. Mientras tanto, Jeana Keough, quien fue “conejito” de Playboy en los años 80, explica que su marido, un deportista estrella retirado, y su suegra la eligieron de entre las novias de éste por su “material genético”, con la esperanza de que sus descendientes se convirtieran, como el padre, en deportistas de elite. Por su parte, la veinteañera bombón Jo de la Rosa tiene una relación con su novio-rico que se basa, según dice él, en que “yo estoy dispuesto a enseñar y ella está dispuesta a aprender”. “El programa está diseñado para provocar náuseas o fascinar”, señala Paul Brownfield, el crítico televisivo del Los Angeles Times, quien califica el programa de “creíblemente grotesco” por alcanzar extremos tan surrealistas basándose en la vida real. Brownfield reconoce que es difícil saber hasta dónde llegará la maldad de los productores con sus conejillos de Indias, a los que el espectador observa como quien mira a los animales del zoo. No en vano, por cierto, el lujoso complejo residencial donde se desarrolla la acción se llama “Coto de Caza”. La segunda serie, titulada “Suburban Shootout”, está producida en Inglaterra y se estrenó este pasado miércoles en el canal Oxygen. Se trata de un producto que promete, según la crítica de televisión Joanne Weintraub, “un abanico de esos abominables personajes que les gusta tanto a los británicos en sus comedias”. El producto es una especie de “Desperate Housewives” llevado a un límite que el crítico Charles McGrath califica de “tonto”. El argumento habla por sí solo: la serie tiene lugar en una ciudad impecable e ideal al estilo de Stepford (la urbe aparentemente idílica donde se desarrolla la película de 2004 “The Stepford Wives”). Pero esta paz y armonía es ficticia y se debe a las maquinaciones de una banda de mujeres armadas que llevan ropa más cara y maquillaje más cuidado que la otra banda rival. Se trata de un grupo de mujeres capitaneado por el equivalente femenino de Tony Soprano vestida de cachemir y que hace maldades como poner Viagra en los postres de los hombres a los que quieren seducir. A diferencia de “The Real Housewives of Orange County”, el producto es totalmente ficticio. Una desventaja, en opinión de McGrath, ya que, si algo tiene de bueno “The Real Housewives”, es que te hace sentir mejor sobre tu propia vida, aunque sólo sea porque nunca serías tan estúpida como para aparecer en un programa como este.