1. Se analizan las programaciones y su rendimiento ¿Cuándo se enciende la bombilla para crear un nuevo programa de televisión? Los procedimientos de creación televisiva han cambiado mucho en los últimos años. En estos momentos se debe empezar con un análisis del rendimiento de los distintos programas de las cadenas para determinar sus necesidades reales. Es evidente que no es lo mismo un programa para el day-time, con público de todas las edades, que un programa de late-night, para adultos, que permite la transgresión y los contenidos subidos de tono. 2. ¿Formato internacional o creación propia? Después de este primer análisis, los productores y creativos tienen varias posibilidades: · La búsqueda de un formato, en el mercado internacional, que cumpla los requisitos y expectativas para la franja horaria elegida. Tendremos en cuenta elementos como la duración del espacio, su rendimiento en audiencia en su ámbito de emisión, el costo, la complejidad de producción y la posibilidad de encontrar a un presentador idóneo. Todos estos elementos son determinantes para la búsqueda.
· La segunda posibilidad es el desarrollo de una idea propia para cubrir este hueco. La creatividad vuelve a estar condicionada por los mismos elementos anteriores. No valen las ideas desbordadas, imposibles, a las que el productor tiene que poner necesariamente limitaciones para hacerlas viables. El mejor creativo es el que se conoce la mecánica televisiva y es capaz de adaptar su imaginación a los condicionantes que impone el mercado.
3. Tienen la misma importancia la idea y su desarrollo Vamos a centrarnos en la creación de programas. Las ideas, por sí solas, no sirven para nada. El cementerio está lleno de ideas absolutamente geniales, que nunca han llegado a las pantallas. Es imprescindible trabajar intensamente en el desarrollo de esta idea para conseguir lo que denominamos “formato”. Una estructura eficaz, rentable y sólida, que permita la producción de forma seriada, en el tiempo previsto, con el coste adecuado, y consiguiendo resultados de audiencia aceptables.
* Importante: Legalmente, la idea no se puede proteger. El formato sí puede protegerse, aunque la única forma eficaz de hacerlo es llevarlo a la pantalla, contando con la conformidad de todos los protagonistas técnicos y de contenidos que lo lleven a cabo. 4. La base de un programa Para “domesticar” una idea de nuevo programa de televisión, los creativos se hacen siempre media docena de preguntas-clave, que deben tener respuestas satisfactorias:
· ¿La idea-motor es suficientemente potente para aguantar un desarrollo eficaz? · ¿Podemos encontrar un mecanismo sencillo y claro, entendible, que la sustente? · ¿En qué cadena estamos pensando? · ¿Para qué tipo de horario? · ¿Qué público estamos buscando? · ¿Qué duración debe tener el programa? · ¿Cuál es el perfil de los presentadores (elemento vital de éxito)? · ¿Existen en nuestro país y están disponibles? · ¿Cómo debe ser la escenografía? · ¿Qué nivel de participación debe tener el público en el programa? · Y, finalmente, ¿es nuestra propuesta innovadora, o por lo menos, segura? Es imprescindible encontrar respuestas a todas estas preguntas antes de empezar a trabajar en un desarrollo de la idea. Es evidente que no es lo mismo crear un programa para un canal temático, una cadena local, un sistema de pago o para una cadena generalista de consumo masivo. En este último caso, la diversidad y complejidad de la audiencia aconseja la búsqueda de la máxima sencillez. El programa debe poderse contar en una frase, en veinte segundos. Si no es así, seguramente estamos empezando mal el proceso de creación. 5. Un ligero estudio de mercado Consideramos importante, antes de empezar un intenso trabajo de desarrollo de una idea, bucear en el mercado nacional e internacional para conocer bien cual es la competencia. Si no lo hacemos corremos el riesgo de trabajar sobre ideas que ya han sido desarrolladas, y que se han convertido en programas de éxito en otros países, seguramente mejores y más probados que los que vamos a proponer.
El mercado de la televisión es global y no basta con conocer la televisión de nuestro país. Los creativos y productores están obligados a ser ciudadanos del mundo y, por tanto, a conocer en profundidad los programas que están haciéndose y triunfado en, por lo menos, Europa y los Estados Unidos.