Uno de los momentos más destacados en la actualidad de la semana que llega a su fin fue el encuentro entre el rey Felipe VI y Pablo Iglesias. Si por algo llamó la atención fue por el peculiar obsequio que el líder de Podemos hizo al monarca: un pack de 'Juego de Tronos' en formato blu-ray. “Me salto el protocolo para traerle un regalo”, dijo el político al jefe de Estado.
Días después, el eurodiputado ha querido explicar con sus propias palabras el porqué de su regalo. Lo ha hecho en El Mundo, en forma de epístola, en la que redunda en las alabanzas y lecturas políticas sobre 'Juego de Tronos' que ha venido realizando en las últimas semanas (recientemente presentó su libro dedicado a la ficción, 'Ganar o morir'): “En Poniente, como en nuestro país, hay un viejo mundo que se desmorona”, explica Iglesias, quien reconoce que existían otras posibles opciones seriéfilas más evidentedes como 'House of Cards' o la totémica 'El ala oeste de la Casa Blanca': “Pero la política está en todas partes, no hace falta buscar series pobladas de congresistas”.
A continuación, reproducimos íntegra la carta de Pablo Iglesias:
“A quienes nos gusta la política, las series nos están alegrando mucho el final de las largas jornadas de trabajo de estos meses. Si el cine fue por mucho tiempo el género artístico que más influía en la configuración de los imaginarios políticos, la televisión le disputa ahora esa partida con estas historias por capítulos que nos muestran el funcionamiento del poder, las intrigas de las cortes y los parlamentos, o la red compleja de las relaciones en las ciudades. Quizá si Maquiavelo viviera hoy también habría optado por escribir guiones.
Por eso, cuando supe que me encontraría en Bruselas con Felipe VI pensé en regalarle una serie. Me permití saltarme el protocolo y le entregué las primeras temporadas de Juego de Tronos, una de mis preferidas. Estoy seguro de que también a él le apasionará seguir la trama de este relato que no es otro que el de la confrontación entre las distintas formas posibles de situarse respecto al poder.
En Poniente, como en nuestro país, hay un viejo mundo que se desmorona. Los intereses cruzados de las distintas familias han sumido a los reinos en la miseria, la violencia y la tristeza. En ese panorama, nuevos líderes, nuevos ejércitos, aparecen desde más allá de las fronteras de lo establecido para plantear su jaque con opciones nuevas, con nuevos modos de relacionarse con un pueblo cansado de tantas guerras ajenas. Temporada tras temporada seguimos este juego de tronos y no podemos evitar pensar que no es tan distinto a lo que vemos en los informativos. Los políticos del viejo orden se atrincheran en sus despachos como el rey Joffrey en su Trono de Hierro, juegan como Meñique con mentiras y triquiñuelas bajo la idea de que «el conocimiento es el poder“. Mientras, la khaleesi Daenerys avanza desde fuera del mapa con el convencimiento de que la fuerza es la de la gente, la de los esclavos que no luchan por su reina sino por su propia libertad.
Opté por Juego de Tronos para este regalo, pero también podrían haber sido algunas otras series. Se vienen a la mente, claro, House of Cards o la ya clásica El ala Oeste de la Casa Blanca. Pero la política está en todas partes, no hace falta buscar series pobladas de congresistas. En clase empleaba The Wire para hacer pensar sobre las corruptelas que se cruzan entre los distintos grupos de poder (de los policías a los políticos o a los criminales de guante blanco); y sobre la cara be de esos manejos: los guetos, los excluidos. Una buena opción para un maratón de cine en este fin de semana también podría ser El Padrino (casi una miniserie con sus 9 horas de metraje total): con una dedicatoria especial a esa mafia que también estamos viendo funcionar en nuestro país...“