Pedro J. Ramírez habría declinado hacerse cargo de la Dirección General de RTVE y seguirá “dando guerra” desde El Mundo. En las dos últimas semanas, a medida que crecían los rumores sobre la inminente salida de Javier González Ferrari, se había especulado a menudo con la posibilidad de que Pedro J. hiciera por fin realidad su sueño de convertirse en el factotum del conglomerado mediático del PP. Ante la imposibilidad de poner en sus manos Antena 3 TV, donde acapara cada día mayor poder Ernesto Sáenz de Buruaga -bendecido por el presidente Aznar y protegido por Ana Botella- y frustrada la fusión entre Recoletos y Unedisa, que hubiera colocado Marca, Expansión, Telva e incluso Diario Médico en manos del director de El Mundo, cuajó en La Moncloa y sus aledaños la idea de nombrar a Pedro J. el gran mandamás del Ente. A pesar de la relevancia del cargo, el incombustible Pedro J. parece haber rechazado la oferta. La opinión de los expertos es que el director de El Mundo, quien nunca ha ocultado que se considera artífice de la victoria de Aznar en 1996 y del desgaste previo del PSOE, considera insuficiente el sillón que deja vacante González Ferrari. Alguien como él, según alguno de los que le conocen de cerca, sólo se conformaría con un puesto que le permitiera jugar desde el centro-derecha un papel similar al que ejercen de forma combinada Jesús de Polanco y Juan Luis Cebrián en el Grupo Prisa. El irresistible ascenso de Sáenz de Buruaga, quien carece del peso político y periodístico de Pedro J. pero ha sido capaz de hacerse paso a paso con el afecto de los aznaristas, ha ido cerrando vías y cercenado posibilidades al director de El Mundo. A eso se ha sumado el desgaste personal y político sufrido por Pedro J. como consecuencia de su –hasta ahora— infructuosa pugna con César Alierta. Esa pelea, en la que El Mundo jugó contra el viento pero con toda la razón de su lado, ha tenido como efecto colateral el deterioro de las relaciones con un personaje de la relevancia de Rodrigo Rato. Desde el 8 de marzo de 1989, cuando fue el ya fallecido Juan Tomás de Salas lo cesó repentinamente como director de Diario 16, Pedro Jota no ha cesado ni un instante su peculiar campaña contra lo que él y el denominado “sindicato del crimen” califican de felipismo. Todavía hoy y cuando unos y otros hacen quinielas y tratan de adivinar por quién apostar en la carrera de la sucesión de Aznar, el director de El Mundo sigue centrando su estrategia informativa en neutralizar a Felipe González y en echar abajo la fusión de las plataformas digitales firmada por Alierta y Polanco. Todo eso, sin cesar de ejecutar maniobras de diversión en otros frentes, como puede ser Onda Cero. Hasta ayer, coincidiendo con el próximo desembarco de Pedro Antonio Martín Marín en la cúpula directiva de Admira y el repliegue de Luis Abril a Telefónica, se daba por sentado que Juan Kindelán y José María García-Hoz abandonaban voluntariamente sus despachos en la cadena de radio. Hoy, las cosas no están tan claras y se dice que Alierta ha hecho valer el peso y poder del Clan de los Aragoneses. Artículo publicado en elmartillo.pitas.com, 30/5/02