Tras una larga experiencia como asesora de presentadores, directora de castings y de programas de televisión, Adriana Kaplan es desde hace 15 años ‘coach’ de presentadores de televisión, de políticos y de directivos.
Hace unos años, antes de las elecciones, le preguntábamos:“¿Tendría Javier Sardá más tirón que Zapatero si el presentador decidiese pasar a la política? ¿Podría María Teresa Campos presentarse como alternativa a Esperanza Aguirre?¿Qué pasaría si Mercedes Milá considerara un día que podría ser un buen experimento sociológico dirigir los destinos de los españoles?”. Y nos respondía: “Seguramente, y para la decepción de muchos políticos, si les tocara enfrentarse en las urnas con estos líderes mediáticos, ellos les ganarían la batalla.”
Que premonición, ¿verdad?
Eso era evidente, pero no era el momento en España para que los políticos se lo plantearan. Los ciudadanos seguro que hubieran agradecido ese acercamiento que han realizado por fin, en estas elecciones.
El fin del bipartidismo y la llegada de líderes que valorizan tanto la comunicación ha hecho que para todos sea prioritaria.
¿Cuáles serían las razones por las que el modelo de estas elecciones les ha exigido casi ejercer casi de presentadores de televisión?
La primera razón y fundamental es que estos monstruos de la televisión están acostumbrados a trabajar para la audiencia, o sea para satisfacer los gustos de sus “clientes” que somos todos los españoles. Si a esto se añade que la clase política española da la sensación de que se había olvidado de los electores, de que ellos son sus únicos “clientes”, resulta que los auténticos expertos en atraer la atención de la masas, expertos en evitar el “zapping”, tienen altas posibilidades de triunfo.
Estar de pie en los debates, y el minuto a cámara, ¿fueron los verdaderos delatores de sus carencias?
Aunque nos cueste reconocerlo, no podemos dejar de admitir que actualmente sólo lo que sale en televisión existe; que lo que llega a todos los rincones del país, al último ciudadano, es lo que se difunde a través de la televisión, y que el que sabe dominar una cámara puede dominar multitudes.
Los presentadores de televisión saben cómo contar lo que les interesa y conocen las emociones adecuadas para hacer que su mensaje llegue, no sólo al oído y ojos de la audiencia, sino también al corazón mirando el objetivo de una cámara.
Es por esto que uno de los momentos más importante de ambos debates era el minuto a cámara, y es justo el que no se preparó ninguno, ni en el primer debate a cuatro ni en el cara a cara. Cuando hablo de preparación no solo me refiero al contenido para que no suene repetitivo sino también a que delate verdad, muy alejado de una actuación.
Es lo primero que te piden en un casting, que mires a cámara.Eliges al candidato en función de cómo se manifiesta, si traspasan o no la pantalla. No tiene que ver con lo físico, sino con una manera de mirar. Aquel que preparó su discurso no preparó su lenguaje corporal y viceversa.
En una pantalla, es de pie cuando un presentador (y un político) se la juega?
El modelo que se eligió en el debate a 4 fue el mismo que se podría haber preparado para un casting de presentadores.Se lo jugaban todo, sin atril, expuestos al directo, a sus clientes.
Pedro Sánchez parecía un maniquí; Albert Rivera estaba desesperado por estar, por salir, pero veía que no era el único protagonista, y eso le generaba ansiedad. Soraya estaba demasiado preparada, pero solo en el lenguaje verbal, mientras que la posición no la tenía estudiada. Parecía que se había preparado más lo que tenía que decir, pero no cómo decirlo, ya que lo iba a hacer de pie. Y eso es crucial en televisión. Cuando estás de pie en un plató, has de tener y demostrar mucha seguridad para ganarte la confianza y mucha naturalidad, cualidad que ella tiene como ha demostrado en muchas intervenciones, pero no en ésta.
Y Pablo Iglesias fue con el único objetivo de conectar con la cámara, o sea con su target de electores y lanzar sus mensajes ignorando la existencia de sus rivales quitándoles de esta forma el protagonismo. El formato era muy complicado para tirarse sin red....
¿Que generan a través de una cámara cada uno de los candidatos?
MARIANO RAJOY: “Es tímido, y el cara a cara le perjudica”
En el caso de Rajoy, la comunicación no ha sido hasta hace unos meses una prioridad para él y para correr una carrera de 100 metros lisos y ganarla hay que entrenar previamente.
Es un hombre tímido, no debe disfrutar con la conversación en su día a día y conversar es el ejercicio fundamental para poder tener confianza en uno mismo a la hora de escuchar y de hablar frente a una audiencia. El enfrentamiento cara a cara le perjudica porque le obliga a tener agilidad comunicativa y mucho vocabulario.
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PEDRO SANCHEZ: “Es el clásico presentador de un programa amable”
Si tuviéramos que comparar sus intervenciones con las de un presentador de televisión, podríamos decir que Pedro Sánchez es el clásico presentador de un programa amable, simpático, correcto, hasta el cara a cara.
A Pedro Sánchez le benefició en el cara a cara con Rajoy mucho más el primer plano, pero no fue eficaz en la venta de su producto. No tenia interiorizado el ideario de su partido como algo absolutamente necesario para sus “clientes” Y eso se nota, porque lo contaba desde “su fuera”, no desde “su dentro”.
También faltó en ambos candidatos preparación para el minuto final. Es donde se determinaba a quien se escogía en la entrevista de trabajo y no lo aprovecharon. Al final, una persona que mira una cámara para venderse con credibilidad no debe actuar, debe ser uno mismo, y ser uno mismo tiene sus ventajas y desventajas, dependiendo cómo seas, pero también depende de cómo hayas construido tu “edificio personal”
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ALBERT RIVERA: “Mira bien a cámara pero transmite ansiedad interna”
Al igual que Pedro Sánchez o Pablo Iglesias, Albert Rivera tiene capacidad para mirar la cámara, pero tiene demasiada ansiedad interna y la transmite. Es como cuando te enfrentas a un presentador que lo quiere hacer todo. Te pone en un estado de nerviosismo que no te deja disfrutar de lo que quiere hacer o decir.
PABLO IGLESIAS: “Es el típico presentador que va a un casting por si lo cogen”
Tiene mucha facilidad para traspasar la cámara. En primer lugar, porque no genera la sensación de que se la esté jugando. Es como un presentador que va a un casting “por si lo cogen”. Iglesias sabe que tiene mucho apoyo y así lo transmite.
La TV en realidad le gusta más que la política, se desenvuelve muy bien aunque sus posturas corporales y sus gestos de autosuficiencia pueden terminar volcándose en contra de su mensaje