Una silla vacía y… después el silencio. O al menos eso es lo que pensábamos todos después de la gala final de “OT”, en la que Risto se marchó sin avisar, pocos minutos antes de que Virginia, su triunfita favorita, se proclamara ganadora del concurso.
Sin embargo, tres días después Risto publicó, como cada viernes, su columna semanal en el diario gratuito “ADN”. Y si leemos entre líneas (o prácticamente sin hacerlo) descubriremos los motivos por los que Mejide decidió abandonar (según parece para siempre) su posición como jurado de “Operación Triunfo”.
El artículo, titulado “Desaparece que no es poco”, lo expone claro y transparente: “Hay que saber leer cuándo uno sobra, cuando ya ha hecho su trabajo, cuándo se puede ir con la conciencia tranquila y cuándo con la esperanza bien”.
“Sólo te puedes ir cuando lo haces por elección”
Y así fue como Risto “gritó su ausencia” afirma, “porque sólo te puedes ir cuando lo haces por elección. Y porque si es por obligación, ya no te estás yendo, te están echando”.
Y la retahíla de motivos continúa: “Hay profesiones que por definición tienen mucho más claro que otras eso del mejor momento para irse. Por ejemplo, las prostitutas. Y luego hay otros colectivos a los que parece que les cueste más. Por ejemplo, los políticos. Curioso, cualquiera diría que jamás han trabajado juntos. Se les podría pegar algo. Bueno, tú ya me entiendes.”
“El don de desaparecer cuando toca”
“Es el arte de hacer mutis. El don de desaparecer justo cuando toca. Viajarse un rato. Y viajarse lejos. Física y mentalmente. Porque cuanto más lejos te vayas, más difícil se te hará oír los balidos, graznidos y rebuznos de los que se quedan. A mí, a veces, me sale. He dicho a veces.”
El texto comienza abordando la llegada de las vacaciones con sus pros y sus muchos contras, con el tono sarcástico que tanto ha caracterizado al miembro más implacable del concurso.
Y a mitad del mismo, Risto comienza a despacharse y a decir en voz alta, para todo aquel que quiera escucharle, que “lo que más me fascina de este momentazo en el que sí o sí hay que largarse es la operación salida de las cosas que ya huelen, porque duran demasiado”.
“Siempre he creído que la elegancia era el arte de decir basta”
“Siempre he creído que la elegancia era el arte de decir basta. Y al revés, que no hay nada más vulgar que pecar de exceso. Te lo dice un excesivo por vocación. Te lo cuenta este aprendiz de despedidas”, prosigue.
Y termina dejando muy clara que “ya he escrito lo que quería”.