Narrar y comentar partidos de fútbol es una profesión de alto riesgo. No solo te expones a ser masacrado en las redes sociales, sino que también puedes sufrir “el síndrome del comentarista”.
¿Y qué es? Pues podríamos decir que se trata de la versión mediática y deportiva de la famosa “ley de Murphy”, esa que dice que “si algo puede salir mal, probablemente saldrá mal”.
En medio de una retransmisión deportiva, lo que puede salir mal es que ocurra justo lo contrario a lo que el narrador o comentarista acaba de decir. Y por desgracia, aunque también por suerte porque deja grandes momentos, esto ocurre continuamente.
En descargo de los profesionales, cabe decir que obviamente ellos hacen su trabajo opinando y analizando lo que está ocurriendo sobre el terreno de juego, pero no son adivinos para saber si va a suceder una circunstancia justo contraria a ello.
Antonio Esteva y Marcos López lo sufrieron en el Madrid-Legia
Sin ir más lejos, esta jornada de Champions se han vivido dos ejemplos televisivos en dos cadenas diferentes y mientras se retransmitían dos encuentros distintos.
El martes, en Antena 3, la ya clásica pareja de la 'Champions Total' de Atresmedia se tomó a risa un perfecto ejemplo de este “síndrome del comentarista”.
Antonio Esteva y Marcos López hablaban del buen partido que estaba haciendo el Madrid y de que tenían completamente controlado el encuentro en la primera parte, sin sufrir ningún susto.
Pocos segundos después de esa conversación, el Legia de Versovia tuvo un ataque que acabó en penalti en contra del equipo español, que más tarde se convertiría en gol del conjunto polaco.
Tras cometer esa infracción, ambos se echaron a reír y Marcos López bromeó con que habían sufrido un caso de “síndrome del comentarista”. Pero no son los únicos.
El Rostov-Atleti en BeIN Sports casi tiene otro caso
24 horas después, en el partido Rostov-Atlético de Madrid también de la Champions que emitió este miércoles BeIN Sports, su equipo de narración volvió a aludir a este “síndrome del comentarista”.
En este caso, Miguel Ángel Román como narrador y Rubén Uría como comentarista estaban también analizando cómo estaba controlando el partido el equipo español, sin que los jugadores rusos pudieran hacer nada.
Nada más decirlo, el Rostov tuvo su mejor y única ocasión de ataque hasta ese momento, que a punto estuvo de acabar en gol contra el Atlético.
Nuevamente, y pasado el peligro contra el equipo español, los dos bromearon brevemente al respecto y Uría aludió al “síndrome del comentarista” que se quedó muy cerca de afectarle.
Ejemplo paradigmático hace 15 días en la radio
Uno de los mayores ejemplos de esta mala suerte endémica que afecta a todos los comentaristas y narradores ocurrió hace apenas 15 días en la Cadena Cope.
Germán Dobarro narraba el Deportivo de la Coruña-Sporting de Gijón y criticó irónicamente la forma física del delantero del Depor Ryan Babel, asegurando que “tiene talento y calidad técnica, pero hecha dos carreras y ya piensa en el marisco y en el costillar”.
Exactamente 9 segundos después de que dijera este comentario, Babel marcó un golazo que él mismo narró, entre las risas de sus compañeros del 'Tiempo de juego', como puede escuchar AQUÍ.
'Nostrapacus', el “verdadero yo” de Paco González
Precisamente el “jefe” de Germán Dobarro en la Cadena Cope, Paco González, tiene una fama bien ganada por su labor periodística, pero también por su conocido don de ser un “profeta inverso”.
Desde sus tiempo en la SER con 'Carrusel Deportivo', Paco González se ganó la fama de sufrir “el síndrome del comentarista” de forma casi continua. Hasta el punto de que le hacían montajes reuniendo sus profecías inversas:
Con su paso a la Cope para dirigir 'Tiempo de juego', la curiosa capacidad de Paco González para decir justo lo contrario a lo que va a pasar se ha mantenido intacta, como demostró por ejemplo AQUÍ, al hablar del mal golpeo de balón de Illarramendi y que éste metiese gol 2 segundos después.
También AQUÍ, cuando dijo que el Espanyol pasaría la eliminatoria de Copa del Rey un minuto antes de que el Mirandés anotase el tanto del triunfo. Un don que todos sus compañeros y él mismo se toman a risa cada vez que vuelve a “acertar”, y que el propio periodista explica que a veces intenta decir algo para que suceda lo contrario, pero que “no funciona” si no lo piensa de verdad.