No hay que hacer demasiados cálculos para ver que cuando se producen acontecimientos como el de ayer, los audímetros sacan humo y, seguramente, llegan a conclusiones erróneas.
España está a punto de llegar, en 2010, según el Instituto Nacional de Estadística, a los 47 millones de habitantes. Repetimos: 47 millones de habitantes.
Los datos de audiencia difundidos esta mañana nos señalan que ayer vieron el partido completo una media de 14 millones de espectadores y, en los momentos cumbre, en el minuto de oro, se juntaron delante de las distintas pantallas, alrededor de 20 millones de personas.
¿27 millones ajenos al fútbol en el momento cumbre?
Según estos datos, 33 millones de personas (el 70% de los españoles) prestaron poca o ninguna atención a la semifinal del Mundial de fútbol que enfrentó a la selección de España contra Alemania. Incluso en los momentos más calientes, 27 millones de personas estaban, supuestamente, haciendo otras cosas.
Un breve paseo por las calles de España desmentían estas cifras. El parpadeo de las pantallas en los hogares, los silencios tensos y los gritos clamorosos cuando Puyol marcó el gol que dio la victoria a España eran signos inequívocos que todo el país estaba viendo el partido. Cuando decimos todo el país, sumamos incluso a los que les gusta poco o nada el fútbol. Lo vieron por mimetismo, por curiosidad, por morbo, porque no tuvieron más remedio, o porque un día es un día.
Queremos decir que estamos intuitivamente convencidos de que seguramente 25 o 30 millones de personas siguieron el enfrentamiento. Admitamos que 10 o 15 millones de espectadores pasaron olímpicamente del partido, que no les interesó en absoluto, que se dedicaron a la lectura, a ver otras cadenas, al yoga o al macramé.
En cualquier caso, el dato oficial, catorce millones de televidentes, no cuadra.
¿Qué cuentan los audímetros?
A falta de opiniones más expertas se pueden sacar algunas conclusiones sobre el funcionamiento de los audímetros que controlan la visión de televisión.
¿Cuánta gente se contabiliza delante de un televisor auditado? Tres o cuatro por familia, en algunos casos menos, en otros -pocos- más.
¿Cuánta gente suman los audímetros instalados en bares o en locales públicos de toda índole? No hay datos, pero seguro que la concentración de españoles en chiringuitos, cafeterías y antros de todo tipo no fue contabilizada por los aparatitos.
Tampoco, fue posible tener en cuenta la concentración de gente en la esplanada del estadio Bernabeu en Madrid, en Zaragoza o Camas, y en tantos otros lugares que organizaron visionados colectivos para vivir una experiencia catártica como la de ayer.
Los teatros estaban vacíos, los que organizaron conciertos para el día de ayer no se comieron un rosco, los taxistas no hicieron caja. Ayer no había nada más que semifinal de fútbol entre ocho y once de la noche.
¿Sólo 5 millones vieron la final española de baloncesto?
Recordamos, hace algunos años, un partido de la selección española de baloncesto que paralizó al país. Un partido extraño que, por desfases horarios del país anfitrión, un asiático, se emitió alrededor de las doce del mediodía. Los españoles aguantaron la respiración ante una selección fuerte, triunfadora, brillante, que nos regalaba victorias constantemente.
Se pegaron al televisor, se paralizó todo tipo de actividad y...el resultado de audiencia fue de... 5 millones de espectadores. Era un sábado o domingo por la mañana y todo el mundo vio el partido. En bares, en plazas, en clubs sociales, en hogares de ancianos. ¿Sólo cinco millones de personas vieron el partido? Estamos convencidos que, simplemente, con la gente fuera de sus hogares habituales, con concentraciones masivas imposibles de contabilizar, los números no se ajustaron a la realidad.
Y otra verdad en la que creemos: Habitualmente, los audímetros funcionan muy bien. Nos dan un retrato demoscópico bastante fiable de la audiencia de televisión. Pero, en días como ayer, no son fieles al altísimo seguimiento de la audiencia.
Hoy es un buen día para opinar. Esperamos vuestros comentarios....