Antes de que la información llegue al público habrá sido transferida desde diez centros de control dispersos en 80 kilómetros a la redonda a dos servidores centrales que recopilarán, analizarán y distribuirán los tiempos de los participantes a los 9.000 periodistas deportivos acreditados y a los quince millones de visitantes que la página oficial de Salt Lake City espera tener. Y todo en una fracción de segundo. Para ello ya hay preparados unos 51.000 kilómetros de fibra óptica, 10.000 teléfonos móviles y 5.000 ordenadores. Incluso para que radios y televisiones puedan emitir su señal sin problemas, la Comisión Federal de Comunicaciones de los Estados Unidos (FCC) ha abierto un espectro de radio. Este despliegue tecnológico está valorado en unos 585.000 millones de pesetas. Mucho tiempo ha pasado desde que en 1912 la Olimpiada de Estocolmo incluyera dispositivos electrónicos para hacer públicos los tiempos y que pudieran contar las décimas de segundo. En Los Ángeles 84 el presupuesto tecnológico alcanzó el diez por ciento, mientras que en Salt Lake City 2002 ya representa el 25 por ciento. Este aumento ha sido provocado por una demanda de información más rápida y precisa. Después de que IBM rompiera en 1998 su contrato de exclusividad con el Comité Olímpico Internacional por el que se convertía en suministrador oficial de tecnología, para estos Juegos Olímpicos de invierno ya hay contratadas doce empresas y, según informa el diario The New York Times, el equipo de mantenimiento lleva probándolas durante dos años. En el recuerdo quedan errores garrafales que se transmitieron a las televisiones de todo el mundo durante los juegos de Atlanta en 1996, como por ejemplo los 0,61 metros que medían los boxeadores o los fallos en los marcadores durante la final de baloncesto. Noticias relacionadas: -Internet es polémica otra vez por los derechos de televisión