Coincidiendo con la ampliación a cuatro horas diarias de “Sálvame”, Jorge Javier Vázquez ha hablado con la crítica de televisión Rosa Belmonte en una entrevista para ABC que reproducimos a continuación:
Hace casi un año, al empezar «Sálvame», pedías paciencia a Telecinco. Ahora, ¿qué pides? ¿Un aumento de sueldo?
Pues ahora que vamos a hacer una hora más…
Pero sabes de presentadores que cobran más que tú. ¿Crees que tus merecimientos son mayores?
Fíjate, en eso del merecer a mí me ha cambiado mucho la percepción de las cosas. Con el dichoso premio Ondas pues muchísima gente pensó que yo no lo merecía, así que he aprendido que jamás voy a discutir el premio de un compañero o el sueldo de un compañero. No estoy en ese punto ya.
¿Te sigue gustando tener el Ondas?
Me va a gustar más conseguir el segundo. ¿Sabes de lo que me di cuenta? Yo confío muy poco en mí mismo. Me trataron fenomenal pero sentía que no pertenecía a ese mundo. Era como sentirse de prestado. Me pasa también con compañeros. Todos estamos haciendo televisión, pero se establecen compartimentos delimitados. Buenafuente tiene buen rollo con Pablo Motos o con Gran Wyooming. Pero yo, por el tipo de televisión que hago... Existe como una fractura.
¿Tú sólo te puedes comunicar con Ana Rosa?
No lo sé. Viendo «Buenafuente» pensé que me encantaría que me llamara para ir a su programa. A «El hormiguero» no quiero ir desde que vi un experimento en el que estuvieron a punto de morir. Es que sí que hay diferencias. Al final yo creo que Telecinco marca mucho. Pero estoy encantado de trabajar en esta cadena, yo no me veo en otra. Y esto, que me costaría irme a otra cadena, no debería decirlo ahora que me gustaría que me hicieran un contrato de primerísima estrella. Telecinco me parece una cadena muy honesta porque sabe perfectamente lo que hace.
Ahora te acusan de tratar a Belén como una marioneta y de que lo de su divorcio os lo inventasteis o guardasteis para contrarrestar el estreno de «La Jaula»
Y yo he dicho que el que tenga pruebas que las demuestre. Pasa una cosa. En este tipo de programas, digamos lo que digamos, no nos van a creer nunca. La televisión es poco creíble. Pero le pasa a muchísima gente, no sólo a mi programa. Supongo que lo que diga Wyoming será ley para quien le siga, pero quienes le detesten encontrarán mil argumentos para machacarle.
Por cerrar lo de Belén, ella dijo que había firmado el divorcio varios días antes, ¿no me digas que no resultó raro que lo anunciara justo ese día?
Ella lo ha explicado muy bien. El lunes cierran las revistas y le avisan de que lo van a publicar. Y ella estaba deseando desahogarse.
¿El filón Belén Esteban se acabará algún día?
Llevamos diez años diciendo que no va a durar mucho pero siempre te sorprende. De pronto está en un período valle, habla y resulta que está mejor que nunca. Tiene un punto de conexión con la realidad muy importante. Pese a ser Belén Esteban y a que podría estar viviendo alejada de lo que ha sido su vida, sigue con sus amigas que son «la Mariví» y «la Vito» y sigue con las fiestas de su comunidad. Y tiene unas expresiones... Un día estábamos con estas meriendas que tenemos en el programa y dice «tengo más hambre que Dios talento». A mí eso es que me hace muchísima gracia. No sé, está continuamente con ese termino que detesto que es reinventándose.
¿Alguna vez te ha dado vergüenza algo que pasara en el plató?
En este programa, al que yo llamo mi cortijo, como es tan largo, al final, si estás en desacuerdo con algo y o te produce vergüenza lo dices, y eso está muy bien.
Da la impresión de que desde donde estás ves la televisión. Quiero decir que pese a estar en el plató y no en realización también diriges los planos
Lo hablaba el otro día con Pepe Navarro. «Sálvame» ha tenido varios aciertos en el plano de la realización. Y uno es ver siempre lo que sucede en el plató. Si uno come, si la otra… Pero deben ser momentos muy escogidos. Hablábamos de los enfados en el plató, cuando yo me muevo del set principal. Los colaboradores no entienden que se tienen que quedar en silencio porque la gente ya no va a ver eso, sino a mí con el invitado que vaya a buscar. Tienen que entender que el patio de vecinos se acaba ahí.
¿Exigís productividad, que los colaboradores generen sus propias noticias?
Eso no se puede exigir. Esas rencillas sólo funcionan si son verdad. Por ejemplo, cuando se produjo el enfrentamiento entre Kiko y Lydia. Kiko le decía «has dejado de ser mi amiga por algo que no puedo contar». El teléfono se me caía con la gente preguntándome. Idear una cosa así es muy complicado. Tienes que tener actores que lo hagan creíble y los colaboradores no son actores.
Pero que apareciera Mercedes Milá y tomara partido…
Es de esas cosas que de pronto suceden y dices qué grande todo esto… Te vas a buscar al camerino a Kiko, que está llorando y no quiere salir, bajo y me encuentro a Mercedes Milá por las escaleras y la tía, como en una historia, reivindica su papel.
Carmen Lomana ha dicho de Tom Ford: «Este chico es totalmente working class pero es adorable y buena persona». ¿Te ajusta?
Cuando estábamos haciendo «Hormigas Blancas», Pilar Eyre llamaba a Isabel Preysler para que le contara cosas e Isabel le dijo: «Es que el presentador de “Hormigas...” tiene mucho mérito». Y, claro, yo fabulaba con Pilar para tratar de saber qué habría detrás de esa expresion. A lo mejor era «Fíjate, con lo bajito que es, con lo poco agraciado físicamente, con ser un chico de barrio, a dónde ha llegado». Y lo de Lomana a Tom Ford me ha sonado a eso. Es que estas personas dicen cosas que son auténticas barbaridades pero no se dan cuenta.
El otro día te definiste como «socialista sin Zapatero». ¿Era necesario?
Necesario no, pero la gente tiene tanto miedo a significarse políticamente. Ni soy un Willy Toledo de la vida ni una folclórica de las que dicen que su público no quiere que tenga ningún partido político. No, la gente piensa y vota.
Ya la última pregunta. ¿Cuál es capital de Armenia?
Hostia. Ja, ja, ¿Tú la sabrías?
Es que me he preparado justo una que yo no habría sabido. Yereván.
Mmmm. ¿Madagascar?
Antananaribo, pero esa es fácil.