John Logie Baird ha pasado a la Historia por dar a la humanidad un invento al mismo tiempo amado y odiado: la televisión. La primera vez que el público pudo contemplar sus logros fue el 26 de enero de 1926, en la Royal Institution de Londres. Durante el primer visionado la imagen temblaba, los rostros proyectados eran claramente reconocibles...
La primera televisión tenía poco que ver con la tecnología digital o las pantallas panorámicas: Se trataba de un aparato mecánico que, en un principio, ni siquiera era capaz de reproducir imágenes en movimiento.
La exitosa proyección de la Royal Institution animó a Baird a proseguir con sus investigaciones. Así, en 1927 efectuó la primera transmisión televisiva entre Glasgow y Londres a través del cable telefónico de la oficina de correos, seguida un año después por la primera transmisión transoceánica, a un radioaficionado de Nueva York. También en 1928, Baird realizó la primera demostración de televisión en color. La prensa de la época se dividió a la hora de calificarlo: había quienes le tachaban de loco, mientras que otros lo alabaron, llamándolo visionario. Hoy en día la repercusión de su invento es incuestionable.
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