El ente público de Grecia, ERT, que reabrió el pasado mes de junio -como ya informamos desdeVertele - está superando el 10% de audiencia. Algo que está dejando en evidencia a las televisiones privadas, exentas de impuestos, en manos de oligarcas y opuestas a Syriza, según recoge eldiario.es
Varios canales privados preparan despidos, han dejado salarios sin pagar e incluso han hecho regresar a Atenas a sus corresponsales en el extranjero.
Malos tiempos para las cadenas privadas griegas
Varios corresponsales en el extranjero de las cadenas de televisión privadas en Grecia (Mega, Skai, Star, Ant, Alpha) han sido llamados a filas: “Nos han dicho que tienen problemas para pagarnos el mes de julio y nos han convocado en Atenas. Evidentemente, lo peor podría suceder”, dice un periodista griego que prefiere no identificarse.
Tanto los directivos de esas televisiones como sus trabajadores aguardan una mala noticia que podría llegar este miércoles 22 de julio: por un lado, deberían abonar por primera vez -desde 1989- el canon televisivo del que llevan exentas un cuarto de siglo; por otro, una caída de los ingresos estatales con una probable retirada de un impuesto obligatorio para sufragar la publicidad.
Los buenos resultados y los problemas de la televisión pública
ERT (Ellinikí Radiofonía Tileórasi) no cerrará en principio, gracias a sus espectaculares resultados. Una de las últimas estimaciones que han aparecido en Grecia al mes y poco de la reapertura son los datos de audiencia de las televisiones, con una subida espectacular de ERT: según los números de finales de junio y principios de julio, la cadena estatal rebasa el 11%, y pisa los talones al resto, comandados por MegaTV que lidera la tabla con algo más del 14%. Una reciente entrevista a Tsipras en ERT rozó el 30% de audiencia.
“Aquí nadie se extraña de que cada vez más y más gente sintonice ERT. Es como si nos desperezásemos tras vivir en dos realidades paralelas, la de los medios de comunicación y la de Grecia”, explica por teléfono desde Atenas otro periodista de la prensa escrita.
Pero el ascenso de ERT tiene su cruz: el Ejecutivo de Syriza, que prometió contratar a los 2.600 profesionales despedidos, aún no ha encontrado la manera de financiar el proyecto cuyo coste ascendería a 30 millones de euros y se pagaría con un canon mensual incluido en la factura de la electricidad. A menos de dos meses de su reapertura, gran parte de los salarios siguen sin pagarse. Varios de los corresponsales tienen una actividad paralela que les permite generar ingresos.
Medios privados en contra y periodistas a favor de Tsipras
Desde los medios privados se ha promovido una especie de ofensiva contra el Gobierno de Tsipras al que se le acusa de atacar a la libertad de expresión. Tsipras no solo pretende que las cadenas, radios y periódicos privados paguen impuestos como otras empresas, sino que su partido interpuso una demanda contra varios medios por la “cobertura sesgada” que hicieron del referéndum. “Los medios convencionales cubrieron el referéndum como extraterrestres invadiendo la Tierra: ni siquiera pretendieron ser objetivos”, ha declarado al Wall Street Journal la semana pasada Giorgos Kyritsis, director de Avgi, uno de los pocos diarios próximos a Syriza.
Ya en marzo, la periodista griega Valia Kaimaki publicó un reportaje en Le Monde Diplomatique denunciando la desastrosa situación del espectro mediático griego: la puerta giratoria ha sido una constante con los últimos Ejecutivos del Pasok y Nueva Democracia. Algo que facilita encontrar periodistas del sector privado alabando a Tsipras y a Syriza.
La situación de poderío de los medios privados fue recogida hasta por un cable de Wikileaks. En 2006, el embajador norteamericano Charles Ries dibujaba el espectro mediático heleno: “A primera vista, los medios griegos pueden parecerse a los americanos, una mezcla de diarios serios y tabloides, televisiones regionales y nacionales, garantías constitucionales a la libertad de prensa… Pero un vistazo más profundo refleja una industria mediática controlada por oligarcas”.