Ley y orden: unidad de víctimas especiales se estrenó en EE.UU. en 1999, después del gran éxito conseguido por Ley y orden, una de las series dramáticas de más larga exhibición en televisión (12 años), ganadora del Premio Emmy 1997 y la más nominada consecutivamente en la historia de la televisión. Además, hoy por hoy, continúa situándose entre los 10 espacios más vistos en EE.UU. El reparto, además de personajes del universo de Ley y orden, estará encabezado por Christopher Meloni, como Elliot Stabler; Mariska Hargitay, como Olivia Benson; Dann Florek, como el capitán Donald Cragen; y Richard Belzer, como John Munich. Además de Dean Winters, como Brian Cassidy; y Michelle Hurd, como Monique Jeffries. La unidad de víctimas especiales de Nueva York Este grupo de élite policial lo componen el detective Elliot Stabler, experimentado veterano de la Unidad que ya lo ha visto todo y su pareja Olivia Benson, cuyo pasado es la razón por la que se une a la Unidad, pero es por su futuro por lo que permanece en ella. Como Supervisor de la Unidad está el Capitán Cragen, interpretado por Dann Florek, que retoma el papel que interpretó en las tres primeras temporadas de Ley y orden. También entra en la Unidad el detective John Munch, interpretado por el sarcástico y bromista Richard Belzer. Un Munch recientemente trasladado desde la Unidad de Homicidios de Baltimore, aporta al escuadrón su ingenio, sus teorías conspiratorias y sus afiladas habilidades de investigación en la calle. Completando el equipo está el compañero de Munich, el detective Brian Cassidy, Dean Winters, un entusiasta recién llegado que besa el suelo que pisa su compañero, y la detective Monique Jeffries, Michelle Hurd, una joven y atractiva afroamericana, miembro agresivo de la Unidad de Víctimas Especiales, que mantiene una relación polémica con el detective Munch. Las obstinadas persecuciones del equipo van acompañadas por un especial nivel de preocupación y simpatía por las víctimas. Cada episodio presenta un nuevo caso a resolver, nuevas víctimas a las que consolar así como la lucha constante de los detectives por hacer malabarismos para compatibilizar la cuota emocional que el trabajo y las presiones ejercen sobre sus vidas privadas.