El ex director de Informativos de Televisión Española Alfredo Urdaci reprocha en su libro 'Días de ruido y furia', que saldrá a la venta este viernes, que el ex director de la cadena pública Juan Menor “no pisó” Torrespaña en toda la jornada del 11 de marzo ni en los días posteriores a los atentados y que no apareció por allí hasta más allá de la medianoche del domingo día 14. En el primer capítulo del libro, dedicado a los atentados y a los días que siguieron a la tragedia, Urdaci asegura que “en todo el día no se vio por Torrespaña el perfil hamletiano y dubitativo del hombre que siempre estaba ausente en los días más complicados. Como responsable de antena y de emisión, y por tanto, de todo lo que saliera por la caja catódica, había optado por esconderse”.
“El hombre que dos meses después diría que durante su mandato vio 'cosas raras' en TVE y que se definió como un 'mercenario' que trabaja para quien le paga, no estuvo en el corazón de la casa en aquellas horas críticas, ni en esas ni en las que siguieron a la primera jornada”, relata Urdaci. El ex director de Informativos asegura que no le volvería a ver hasta el domingo, más allá de la medianoche, cuando después del 'Especial Elecciones' se encontraron en la antesala del despacho del director general, donde Menor le dijo: “Ahora cada uno tiene que pensar en sí mismo”. “No entendería el sentido de la frase hasta dos meses después”, recuerda Urdaci. El error de “Asesinato en febrero”
Según el ex director de Informativos, la información “más equilibrada, la más ecuánime, la más rigurosa y la menos escorada” ofrecida en la víspera de la jornada electoral la emitió TVE, y el único error que se cometió ese día fue la programación de la película 'Asesinato en febrero', algo de lo que responsabiliza en exclusiva a Juan Menor. Según el relato de Urdaci, el director general de Telemadrid, Manuel Soriano, pidió el mismo 11 de marzo a sus colaboradores que buscaran alguna película o serie que tuviera como argumento central el terrorismo etarra para poder ocupar la parrilla y poder descansar de la oferta de noticias, ante la incapacidad de Telemadrid para sostener una programación informativa las 24 horas del día.
Soriano conoció que TVE tenía en su videoteca la citada película y se la pidió a Juan Menor para emitirla el viernes 12 de marzo. “Pero Menor, consciente de que tenía una baza importante en su mano y que veía que en el horizonte inmediato podía enfrentarse a problemas similares, se hizo el loco”, relata.
Soriano recurrió entonces al director general de RTVE, José Antonio Sánchez, para conseguir la película, que finalmente se emitió en Telemadrid el viernes 12 de marzo, “día en el que todavía tenía sentido el relato de los familiares de Buesa y de su escolta”, según Urdaci.
Para Menor, ese préstamo al que accedió a regañadientes, significaba que solo tendría el sábado para programar la película, recuerda Urdaci, para quien “sólo alguien ajeno a la realidad hasta el autismo, sólo un ejecutivo de una emisora que no pisó en tres días de marzo las instalaciones donde se eleboró el 95 por ciento de la programación, podía estar al margen de las noticias de aquel sábado”.
Urdaci rechaza la vinculación de la programación de esta película con la permanencia de Menor en TVE tras la llegada del PSOE al poder porque “equivaldría a aceptar que existieron personas ajenas a TVE que intervinieron en la programación en los asuntos que no eran estrictamente informativos”.
“Despiste clamoroso” con el contrato de Arguiñano
Urdaci también se refiere en su libro a otro “despiste clamoroso” de Juan Menor, el fichaje de Karlos Arguiñano por Telecinco el pasado verano. Según el ex director de Informativos, el contrato del cocinero con TVE “había dormido durante dos meses en la mesa de Menor sin que éste se dignara a firmarlo o a aclarar al cocinero cúal iba a ser el destino que le destinaba TVE”.
“Harto de esperar, sin que nadie le dijera nada sobre su continuidad, se fue a Telecinco, donde encontró una acogida entusiasta y un contrato rápido”, explica Urdaci.
Acusa a Caffarel de cometer el “mayor atropello” de una dirección contra su empresa El ex director de los Servicios Informativos de Televisión Española, Alfredo Urdaci, acusa a la actual directora general del ente público, Carmen Caffarel, de protagonizar el “mayor atropello” en el mundo de una dirección contra su propia empresa al retirar el recurso contra la sentencia condenatoria de la Audiencia Nacional por información parcial durante la huelga del 20-J.
“La sentencia se convertía en firme y definitiva. No la hizo definitiva un juez, como ocurre en tantos casos, sino la directora general de la empresa afectada y condenada por aquel dictamen judicial. Ninguna empresa en el mundo ha visto un atropello como éste cometido por su propia dirección. TVE pasó a ser, gracias al Favor que Caffarel hizo a Comisiones (CC.OO.), la única persona jurídica que en España no tiene derecho a una segunda instancia judicial”, dice Urdaci en su libro 'Días de ruido y furia', editado por Plaza & Janes, y que saldrá a la venta el viernes.
En el capítulo dedicado a la huelga del 20-J, Urdaci argumenta que no acudió a la vista porque no estaba acusado ni como testigo, ni como acusado porque la demanda era contra TVE. Sostiene que la condena se basó en que no se había emitido en su totalidad una encuesta del CIS y en el argumento de que el consejo de administración debería haber fijado un reparto de tiempos previo a la huelga al estilo de las campañas electorales.
Respecto a la lectura por él mismo del comunicado de rectificación determinado por la sentencia, cuyo texto fue acordado por abogados de RTVE y CC.OO. --recordado porque la polémica sucitada al referirse al sindicato diciendo 'ce,ce,o,o'--, Urdaci afirma que “fue un gesto de rebeldía y, por tanto, un error”. “Era una respuesta al acoso al que estuve sometido aquellos meses, pero se interpretó como una ofensa. Nada más lejos de mi intención. Asumí mi responsabilidad al cumplir yo mismo la lectura de aquel comunicado, pero quise hacerlo a mi manera. Aquello empeoró las cosas”, recuerda. Urdaci hace un repaso a sus seis años de labores directivas en los informativos de TVE deunciando las presiones recibidas desde el PSOE y de sindicalistas de CC.OO en el ente público, el paso de Letizia Ortiz por Torrespaña hasta su compromiso con el Príncipe de Asturias, o hitos informativos como los atentados contra las Torres Gemelas, el Prestige, la Guerra de Iraq o el 11-M. Sobre el Prestige, defiende la línea informativa de TVE y asegura que “trabajar en aquellas condiciones de presión ambiental no era fácil. Durante meses no se podía contra nada positivo de Galicia, ningún detalle de la recuperación. Todo debía ser negativo. Algunos medios siguieron durante mucho tiempo contando hasta la última mancha de chapapote”, lamenta.
Respecto a la Guerra de Iraq, entre otras muchas consideraciones, recuerda que en el caso del cámara José Couso, “la profesión arrojó la responsabilidad de aquellas muerte sobre el Gobierno y en especial sobre Aznar”, y sobre los plantes de periodistas que cubrían información del Gobierno, dice que nunca estuvo de acuerdo y nunca lo justificaría estuviera quien estuviese en el Gobierno.
Reconoce que censuró su comportamiento a una redactora de TVE por hablar del plante en primera persona durante una conexión en directo, y dice que “el plante significaba que los periodistas y reporteros se hacían dueños absolutos de la información y decidían que se debía cubrir y ante qué acontecimientos denían bajar la cámara”.
En cuanto a la cobertura de otro acontecimiento que suscitó graves críticas al gobierno anterior, el accidente del Yak-42, el ex director de Informativos de TVE afirma que la acusación de que el locutor de TVE cubrió con su voz las protestas de los familiares durante los funerales fue “una de las acusaciones más bajas que s ehan hecho contra TVE porque era falsa, y portque jugaba con los sentimientos de muchas familias destrozadas por el accidente”.