¿Qué habrá en la “azotea” de Wyoming? Queremos hacer fundamentalmente humor. De todos los programas que he hecho, al que más se parece “La azotea” es a “La noche se mueve”. Es un programa muy normal y muy amable. Yo creo que vivimos en un mundo en el que nadie dice nada, y por eso, cuando alguien dice cualquier cosa, ya llama mucho la atención. Yo llevo haciendo el mismo programa desde hace 25 años y, sin embargo, cada vez sorprende más. ¿Qué tipo de personajes invitarás al programa? Yo sé que desde el punto de vista de la audiencia es más rentable traer a la ex de un torero, pero yo prefiero invitar a gente como Gervasio Sánchez para hablar de los niños soldados, porque creo que una televisión pública debe dar un espacio mínimo a estas personas, aunque sea a la una y media de la madrugada. ¿Qué es lo que no harías jamás en tu programa? Con lo que yo haría, ya tengo suficiente, porque en seguida se me acaba el tiempo. No me interesan algunos de los contenidos que hay ahora en televisión porque creo que cuentan una realidad que no existe, y por otro lado, evitan que se cuenten cosas que sí que existen. ¿Es la ironía una forma de “humor inteligente”? La ironía es un mecanismo de defensa para sobrevivir, porque si no la utilizas, al final acabas siendo consciente de lo que no te gusta y te conviertes en un ser amargado.
¿Por qué en todos tus programas siempre hay más hombres que mujeres? ¿Resulta más complicado encontrar a mujeres humoristas? Es más complicado, francamente. En el programa tenemos dos humoristas mujeres, Velilla y Carolina, aparte de las actrices de los sketches. Pero lo cierto es que cuando haces un casting de humoristas, te vienen 162 cintas de hombres y 2 de mujeres.
¿Por qué nadie ha conseguido batir a Sardá hasta el momento? No será por falta de intentos… El primer programa de late night lo hice yo, en Telemadrid. Se llamaba “La noche se mueve” y hacía unas audiencias tremendas. Y era sólo hablado, no tenía colaboradores ni espectáculo de ninguna clase. El primero que lo hizo a nivel generalista fue Pepe Navarro y era intocable. Llegó Sardá pero no le ganó jamás. Cuando quitaron a Pepe Navarro, Sardá, que por entonces tenía un programa alternativo, lo que hizo fue combinar los dos programas, el de Sardá y el de Pepe Navarro, en un solo espacio, de manera que lo cubría todo. Y nadie le ha querido hacer la competencia, o las cadenas han esperado mucho tiempo, con lo cual él se ha quedado con todo el pastel. No tiene competencia, entre otras cosas, porque no la ha habido. Y si la ha habido, han sido intentos pequeñitos contra un gigante muy grande. ¿Sientes alguna presión por parte de TVE en lo que a audiencia se refiere? Yo hago lo que sé y no me planteo qué hacer para derribar a la competencia. Sé perfectamente que si traigo a alguien a contar que ha sido maltratada me va a subir 7 puntos de share el programa, pero no voy a hacer nada de eso. Yo me conformo con que me renueven. Yo tengo alma de medalla de bronce, no me importa ser el tercero, pero haciendo algo en lo que creo. Me parece de más mérito vender un millón de ejemplares con una novela de contenido que 3 millones de revistas porno. ¿Pero tendrá paciencia TVE si la audiencia no te acompaña desde el principio? Yo espero que sí, por mí y mis compañeros. En TVE apuestan por las dos cosas, calidad y audiencia. Todo el mundo dice que no ve la televisión porque la gente confunde electrodoméstico con el contenido y asocia la televisión con basura y con pérdida de tiempo, con baja condición cultural y moral. Pero la TV es sólo un vehículo. Es como si todos los coches estuvieran obligados a hacer el mismo recorrido, Madrid-Móstoles. Lo bueno es que exista también la oportunidad de ir a la costa, ¿no? En el mundo suceden otras cosas aparte de la vida de Jesulín de Ubrique. ¿Ves mucha televisión en tu tiempo libre? Soy muy mal espectador, pero no es culpa mía. Creo que los programadores no me tienen en cuenta a la hora de hacer programas. Si me pidieran consejo vería más la tele, pero como pasan de mí… ¿Qué entiendes por “telebasura”? Es una televisión que no se plantea ningún código moral de cara a obtener la máxima rentabilidad, y que emite cosas que no le consentiría ni a su mujer, ni a sus hijos ni a sí mismo. Es como si un director de cine porno castigara a sus hijos por ver las películas que él hace. Si uno saca a un maltratador en televisión porque cree que es un ejemplo moral, vale, pero si le saca sólo por tener audiencia, trivializando la violencia o el racismo, no me parece ético. ¿Vais a dar caña a los políticos, sean del partido que sean? Como norma, no. No vamos a meter caña a los políticos, aunque se porten bien. Pero cada vez que veamos que nos pueden dar juego, sí lo utilizaremos. Y en general dan mucho juego… Una de las ventajas de la libertad es usarla. Pero el público quiere ver al Wyoming provocador… Creo que soy poco provocador en relación a otros medios. Por ejemplo, antes de estrenarse el programa, la prensa ya nos han dedicado un montón de páginas. En concreto, la revista Época, hasta 13 páginas, con la intención de que el programa vaya mal. Me parece desproporcionada tanta información dedicada a mi persona, con datos que son falsos, sobre lo que cobro, supuestos contratos secretos con Caffarel… Lo cierto es que yo sólo tengo contrato con Ganga, la productora. Con TVE no tengo ninguna relación contractual. No creo que la gente tenga que mentir sistemáticamente para ganar dinero. En nuestro programa eso no va a pasar, no vamos a inventarnos noticias para hundir a nadie. Porque eso, para mí, sí es una provocación real, y no lo que yo hago. ¿Haces caso a las críticas? Ya he tenido muchísimas críticas, y ni siquiera he empezado. O sea, que ya me las sé. Si me dices el medio de comunicación, te escribo la crítica que me van a hacer. Yo me podría ganar un sobresueldo haciéndolas porque ya sé lo que van a decir: que soy “ideologizado”, radical, etc, haga lo que haga. ¿Para qué hacerles caso? ¿Por qué has estado tanto tiempo sin hacer televisión desde la desaparición del “CQC”? Porque creo que sí es cierto que había una intromisión excesiva de la autoridad competente en los contenidos de las televisiones, supuestamente autónomas. Y ahora esa intromisión no existe. Aunque hago un programa de humor, tengo un punto de vista de las cosas. Reconoces que no eres neutral, ¿pero no te preocupa que te acusen de estar demasiado ideologizado, como le está ocurriendo a otros programas de TVE? Yo no puedo ser neutral frente al racismo, el totalitarismo, la explotación de los menores. Para mí la política es eso, lo demás son matices que me preocupan menos. De todas formas, para ser sincero, no entiendo por qué soy de las pocas personas a las que se le acusa de no ser neutral, cuando no conozco a ni un solo medio de comunicación que sea neutral. Parece que la única persona no neutral de España soy yo. ¡Claro que mi programa tendrá una ideología! Es normal, porque la única “no ideología” es el encefalograma plano. ¿Te ofreció Telecinco volver a presentar el “CQC”? Me llamaron cuando compraron los derechos. Yo les comenté que estaba metido en otro proyecto y ya no volvimos a hablar. De no haber estado comprometido con “La azotea”, ¿hubieras aceptado volver a “CQC”? Es una pregunta complicada. Qué sé yo... Es como si me preguntas, “de no haberte casado con esta mujer, ¿hubieras salido con esta otra?...” El problema del “CQC” es que nunca me dieron un motivo real para su retirada. Después de 7 años de relación, lo lógico es que cuando te despidan te den un motivo, ¿no? Pero a mi no me lo dieron. Se supone que mi programa no era “rentable”, pero resulta que “CQC” vuelve a ser “rentable” después de las elecciones del 14 de marzo, que es cuando decidieron recuperarlo... Es curioso, ¿no?... La rentabilidad es la que uno se plantea en cada momento.