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Al norte de la provincia de Huelva, lindando ya con tierras extremeñas, la Sierra de Aracena y Picos de Aroche hace de cobijo a un buen número de pequeños pueblos blancos llenos de encanto. Un ambiente rural donde pasear entre encinas y alcornoques, respirar aire puro y deleitarse con sus productos ibéricos y sus setas de otoño.
Calles empedradas, fuentes que manan agua y aromas que huelen a naturaleza. La Sierra de Aracena es un fantástico plan rural para toda la familia tanto si queremos pasear por sus pueblos como recorrer algunos de sus senderos, aprender sobre la importancia del cerdo ibérico, comer cosas ricas o incluso adentrarnos en una de las cuevas más espectaculares de toda Andalucía. Vayamos con el plan que vayamos, la región cuenta con unos cuantos imprescindibles que nunca nos decepcionarán.
El pueblo de Aracena debería ser tu primera parada. Es la capital de la región y el encargado de darle nombre a la sierra que nos ocupa. En lo más alto encontrarás la iglesia Prioral y su castillo, construido por los portugueses sobre casas de origen andalusí. También puedes dedicar unos minutos a conocer sus lavaderos, el Casino de Arias Montano y el Ayuntamiento, todos ellos obra de Aníbal González, el arquitecto de la Plaza de España de Sevilla.
Aquí tenemos el que sin duda es uno de los pueblos más bonitos de la Sierra de Aracena. Su casco urbano está considerado Bien de Interés Cultural y está coronado por su propio castillo. En él encontramos los restos de una mezquita de los siglos IX y X, considerada el edificio islámico más importante de la provincia de Huelva. La plaza de toros también se integra en el castillo y merece la pena pasear sin prisas por sus calles empedradas, verás que están llenas de rincones con encanto.
Si queremos respirar tranquilidad, este es el rato de desconexión que necesitamos. Este pequeño pueblo blanco con casas de tejas rojizas está en el fondo del valle y es considerado Conjunto Histórico-Artístico. La Plaza de España marca el centro del pueblo, es el lugar ideal para sentarse a tomar algo, y la iglesia de San Marcos es uno de sus principales atractivos. Además, aquí podríamos aprovechar para visitar un secadero de jamones. Alájar es el punto de partida para poner rumbo hacia nuestra siguiente visita: la Peña de Arias Montano.
En pleno centro de Aracena se encuentra la Gruta de las Maravillas. Solo tendrás que bajar unos metros para descubrir uno de los complejos kársticos más espectaculares de España. Fue descubierta a finales del siglo XIX, tiene una enorme extensión de lagos subterráneos y su variedad de formaciones incluye estalactitas, estalagmitas, columnas, gours, coladas, pisolitos, excéntricas y cortinas. Siempre son interesantes, viajemos o no con niños.
Este lugar lo podemos considerar uno de los mejores miradores de la Sierra de Aracena, con Alájar a sus pies y espectaculares vistas a la dehesa. En su cima está la ermita de la Reina de los Ángeles y un pequeño museo dedicado a Benito Arias Montano, humanista natural de Fregenal de la Sierra, que fue consejero de Felipe II y encargado de la biblioteca del Monasterio del Escorial en el siglo XVI.
El casco urbano de Fuenteheridos está también declarado Conjunto Histórico-Artístico por su alto valor arquitectónico. En él encontramos un importante acuífero, por lo que gracias a sus caudales subterráneos veremos varias fuentes a nuestro paso. La más famosa de todas es su Fuente de los Doce Caños, construida e inaugurada en 1903, y punto de nacimiento del río Múrtigas. Los litros y litros que manan de su docena de caños son aprovechados para el riego de huertas y abastecimiento de la localidad.
Los llanos son mosaicos de pequeñas piedras que forman figuras geométricas, animales o vegetales, frente a las puertas de las casas de Linares de la Sierra. Como si de felpudos artísticos se tratasen. El mayor llano de todos lo encontrarás en el centro de la plaza principal formando el escudo del pueblo. Este espacio también hace de plaza de toros y es un lugar ideal para tomar algo en alguna de sus terrazas, justo a los pies de la iglesia de San Juan Bautista.
Las dehesas que habrás visto a un lado y a otro antes de llegar a Aracena ya te lo habrán dicho: estamos en tierra de cerdo ibérico. Tanto es así que aquí el cerdo ibérico cuenta con su propio centro de interpretación: el Museo del Jamón. A través de sus siete salas el Museo del Jamón nos llevará por la crianza, la vida, la alimentación y la matanza del cerdo, así como por los procesos de curación y maduración de los jamones. Todo un centro de divulgación para conocer uno de los manjares más típicamente españoles.
A la Sierra de Aracena se va a comer, y a comer bien. En cualquier momento del año vamos a tener a nuestra disposición una calidad extrema de productos procedentes del cerdo ibérico, pero la cocina serrana es mucho más variada, con un buen surtido de verduras de las huertas locales. Además, si nos gustan las setas estamos de enhorabuena porque en otoño son ricas y abundantes. Vamos, que aunque la intención no sea muy turística, una vista a la zona para comer y darse un paseo ya es un excelente plan de fin de semana.
La visita a la Sierra de Aracena no estaría completa si no aprovecháramos para estirar las piernas por sus montes. Toda la región está plagada de senderos y muchos de ellos unen diferentes pueblos en caminatas de poca distancia, como el de 4,6 km que conecta Aracena con Linares de la Sierra. En cuanto salgamos a pasear iremos atravesando zonas de encinas, alcornoques, quejigos, melojos e incluso castaños en algunas zonas.
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