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Las 10 maravillas que hacen de Jordania un destino obligatorio

Roberto Ruiz

10 de marzo de 2021 15:36 h

Posiblemente, muchos de los que llegan a Jordania es para visitar Petra. La ciudad de los nabateos es sin duda el mejor de sus reclamos y es cierto que no le faltan motivos para serlo. Algún otro visitante incluye el Mar Muerto en su itinerario, o el espectacular desierto de Wadi Rum, pero muchos, con algo de prisa, solo pisan Jordania como una rápida escapada desde Israel. 

Para ser justos, a Jordania hay que dedicarle al menos toda una semana, o mejor aún diez días. Hay mucho que ver, unos cuantos kilómetros que recorrer de punta a punta, y sería una gran pena irse de allí sin visitar lugares tan espectaculares como estas 10 maravillas de las que aquí te hablamos. Pasarás por Petra, por el Mar Muerto y por Wadi Rum, pero también por muchos otros lugares que hacen de Jordania un destino obligatorio que merece el tiempo suficiente para ser visitado con calma.  

1. Petra, el tesoro de los nabateos

Petra es grande, enorme, mucho más de lo que se puede pensar en un primer momento. Su cara más conocida, “El Tesoro”, es una espectacular fachada esculpida en uno de los recovecos del cañón que da acceso a Petra, pero solo representa una ínfima parte de lo que aquí te espera. Fue capital del Imperio Nabateo en el siglo I a.C y para conocerla en profundidad necesitarás al menos dos días enteros. Subir a conocer “El Monasterio” es imprescindible, igual que lo es admirar sus tumbas reales. En definitiva, Petra es el plato fuerte de Jordania y conviene visitarlo en condiciones, sin prisas y siendo consciente de su importancia histórica. 

2. Ammán, capital de Jordania

Ammán se levanta sobre siete colinas y, aunque no es necesario recorrerlas todas, sí es fundamental subir a la de la Ciudadela. Un lugar que ha estado habitado durante más de 7.000 años y en el que hoy destaca el Palacio Omeya y el templo de Hércules. Desde allí arriba hay unas preciosas vistas de la ciudad y se ve perfectamente el teatro romano del siglo II d.C. que hay a sus pies. Merece la pena acercarse a conocer la Mezquita del Rey Abdalá I, de finales del siglo XX pero de especial belleza. 

3. Madaba, la ciudad de los mosaicos

Madaba es, por así decirlo, la ciudad de los mosaicos. Entre todos ellos, que son bastantes, hay uno que destaca especialmente: el mapa de Tierra Santa. En el suelo de la actual iglesia de San Jorge se encuentra un mosaico del siglo VI d.C. en el que se representa un completo mapa de Tierra Santa, tal y como era en aquel momento. La antigua Jerusalén se describe con especial detalle, e incluso los peces nadando contracorriente en el río Jordán huyendo de la salinidad del Mar Muerto. Una maravilla de la que solo ha sobrevivido una pequeña porción que merece la pena conocer.

4. El Mar Muerto, para dejarse flotar

No se puede pasar por Jordania sin acercarse a conocer el Mar Muerto y ver la silueta de Israel y los territorios palestinos desde la orilla. El Mar Muerto no es un mar, sino un lago alimentado por el río Jordán. Se encuentra a 435 metros bajo el nivel del mar y su concentración de sal es tal, casi diez veces la de los océanos, que el cuerpo humano no se hunde en sus aguas, sino que flota. Dejarse sostener por su agua y sentir complejo de corcho es toda una experiencia

5. El Mar Rojo y sus aguas cristalinas

Jordania solo tiene 26 kilómetros de costa pero tiene la suerte de que dan al Mar Rojo, en el golfo de Aqaba. Eso le permite tener unas cuantas playas pero también varios puntos de buceo y snorkel para los que quieran disfrutar de unas de las aguas más cristalinas del mundo, con fondos marinos llenos de corales y peces tropicales. Aqaba, como tal, es una ciudad turística de sol y playa y salvo que vayas buscando restaurantes y tiendas, es mejor centrarse en la vida submarina.

6. Wadi Rum ¿El desierto más bonito del mundo?

Nos situamos a 1.600 metros sobre el nivel del mar, en un desierto de granito y arenisca, y lo podremos recorrer dejando a nuestro alrededor enormes formaciones de piedra. Aquí se rodó parte de la película 'Lawrence de Arabia' pues T. E. Lawrence lo usó como base de operaciones durante la Rebelión Árabe entre 1917 y 1918. Hoy es un importante foco turístico y las tribus de beduinos ofrecen alojamientos con haimas en medio del desierto, donde sin duda merece la pena hacer noche para disfrutar de su poblado firmamento. 

7. Jerash, Roma sin salir de Jordania

El yacimiento de Jerash cuenta con las mayores y más importantes ruinas romanas que puedes encontrar en toda Jordania. La antigua ciudad de Gerasa se encuentra en un excepcional estado de conservación y recorriendo sus calles, casas, comercios, plazas, templos y teatros es fácil viajar en el tiempo para sentirse 2.000 años atrás. Vivió su máximo esplendor entre los siglos I y III d.C. y llegó a albergar una población que alcanzó los 20.000 habitantes.

8. Karak, el castillo de los cruzados

Al visitar el castillo de Karak viajamos a la época de las cruzadas, en el siglo XII. Es una de las mayores y mejor conservadas fortalezas de este estilo de todo Oriente Medio, una obra de ingeniería defensiva en la que recorrerás galerías y pasadizos en un enclave estratégico a casi mil metros de altitud y con una arquitectura que combina los estilos europeo, bizantino y árabe. 

9. Wadi Mujib, un espectáculo natural

Wadi Mujib es un espectacular cañón, recorrido por su propio río, que desemboca en el Mar Muerto y que forma parte de la Reserva Natural de Mujib. Una profunda y estrechísima garganta que se ha convertido en toda una atracción turística para los amantes de la aventura pues se puede recorrer su cauce, superando diferentes desniveles y luchando contra el agua, hasta llegar a una preciosa cascada que marca el punto final de la ruta y nos hace volver sobre nuestros pasos. Es una emocionante y refrescante experiencia que se puede vivir cuando no es época de lluvias. 

10. Los castillos del desierto

En el desértico Este de Jordania podemos encontrar diferentes y antiguos castillos repartidos en un terreno donde no parece haber nada más. Algunos eran defensivos, otros eran residencias y otros hacían de caravasar, donde descansaban las caravanas que atravesaban el desierto. Hay tres que destacan sobre todos los demás: Qusayr Amra, que conserva pinturas al fresco y es Patrimonio de la Humanidad; el Qasr Kharana, una estructura cúbica levantada por los omeyas en medio de la nada; y el Qasr Al-Azraq, famoso por ser utilizado por Lawrence de Arabia como base de operaciones.