Aguas termales y cavernas: un pueblo bonito para hacer una escapada a menos de una hora de Santander
Con el final del verano a la vuelta de la esquina, son muchos los que se han propuesto planear una escapada de última hora para descubrir un destino más antes de la vuelta al trabajo. Y el norte de España cuenta con gran cantidad de pueblos y enclaves que albergan tesoros naturales, una singular historia y parajes únicos dignos ser visitados.
Ese es el caso de la comunidad autónoma de Cantabria, la cual esconde, a tan solo media hora de su capital Santander, uno de los pueblos más llamativos de la zona. Este no es otro que Puente Viesgo, un municipio en la comarca de los Valles Pasiegos que destaca por sus cuevas de arte rupestre y por estar cruzado casi en su totalidad por el río Pas.
La historia de Puente Viesgo
Pese a ser uno de los principales atractivos de Cantabria en la actualidad, la presencia humana en el territorio data de hace más de 150.000 años, así lo demuestran los restos Paleolíticos y de la Edad de Bronce que aún se conservan a lo largo de sus cuevas.
Durante la Edad Media, varios documentos mencionan el enclave, aunque principalmente los pertenecientes a la abadía de Santa Cruz de Castañeda y a la de Santillana del Mar. En ellos se alude al puente sobre el río Pas, que terminaría dando nombre a la localidad.
El pueblo vivió un fuerte desarrollo socioeconómico durante los siglos XVII y XVIII, cuando se construyeron grandes casonas y se dieron a conocer las aguas termales presentes en la zona. Durante el siglo XX, la afluencia turística en Puente Viesgo aumentó exponencialmente, tanto fue así que figuras como monarcas, artistas y escritores acudían al enclave para disfrutar de sus aguas termales y de los restos rupestres escondidos en el Monte Castillo.
Las cuevas prehistóricas de Puente Viesgo
En lo alto de la Sierra de Dobra, a pocos minutos del centro de Puente Viesgo, se ecuentra el Monte Castillo. En él se hallan cuatro importantes cuevas rupestres, como son las de El Castillo, Las Monedas, La Pasiega y Las Chimeneas.
El monte no solo cuenta con las cuevas prehistóricas, sino también con una senda ascendente que cruza miradores y restos de explotaciones mineras ya abandonadas. Al llegar a la cima, es posible apreciar una cruz, una virgen y los restos de un castillo, motivo por el cual el enclave recibe ese nombre.
Pese a que todas las cuevas fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), tan solo dos de ellas están abiertas al público; la cueva de Las Monedas y la cueva de El Castillo.
La primera cueva, que recibe su nombre por algunas monedas que fueron escondidas en el enclave durante el mandato de los Reyes católicos, cuenta además con restos paleolíticos y de las Edades de Hierro y Bronce.
La segunda cuenta con algunos de los pocos restos del Pleistoceno encontrados en Cantabria, así como con múltiples fragmentos óseos estrechamente relacionados con rituales relacionados con la muerte.
Las otras dos cuevas del complejo, tanto la de La Pasiega como la de Las Chimeneas, tienen el acceso restringido al público por motivos de conservación y protección de posibles daños, ya que su deterioro es mayor.
El balneario de Puente Viesgo
Desde el siglo XVIII, Puente Viesgo cuenta con un balneario que utiliza las aguas termales del manantial, las cuales fueron declaradas de utilidad pública en el año 1862. Sus calientes y relajantes aguas están recomendadas para cuidados de la piel y en tratamientos para enfermedades cardíacas o del sistema nervioso.
En el siglo XX, durante el auge del balneario, el espacio fue uno de los lugares de recreo de figuras de gran renombre en la época, como el Marqués de Comillas, Benito Pérez Galdós o Marcelino Menéndez Pelayo. Sin embargo, con el paso del tiempo el balneario fue abandonado hasta su reapertura a comienzos de los años 90, cuando fue adquirido por un empresario privado, quien lo reconvirtió en hotel.
La Vía Verde de Puente Viesgo
La localidad de Puente Viesgo está rodeada por un camino denominado Vía Verde, una senda preparada para el uso peatonal y ciclista, surgida a partir del reacondicionamiento de infraestructuras en desuso, principalmente las vías ferroviarias que cruzaban la localidad y conectaban Ontaneda con Astillero en la antigüedad.
Durante la ruta, es posible encontrarse la estación de tren de Puente Viesgo, que fue utilizada durante décadas para el transporte de mercancías, así como una de sus marquesinas con un gran reloj de pared típico en la fachada de la misma.
Al continuar el recorrido, es posible apreciar una vieja máquina locomotora, denominada “La Reyerta”, expuesta al lado de un pequeño parque infantil y un área de descanso.
De esta forma, al seguir la senda nos encontramos con el Parque de Corrobarceno, una amplia zona de recreo a orillas del río Pas. Desde allí se puede apreciar tanto la presa de Puente Viesgo como el puente de madera que cruza el río.
Al continuar por la Vía Verde es posible diferenciar varias joyas naturales y arquitectónicas, como el Monte Castillo o el Monasterio Franciscano de Soto Iruz, y posteriormente la iglesia de Villasevil de Toranzo y el acueducto de Santiurde de Toranzo, aunque para disfrutar de estas construcciones habrá que abandonar la localidad de Puente Viesgo.
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