A orillas del Jónico y del Adriático, y fuera del circuito turístico más común del viejo continente, Albania no sólo aparece como ese país desconocido en Europa que deberías visitar una vez en la vida sino también como aquel destino repleto de monumentos, barrios y otros muy interesantes para ver y hacer.
Son diversos los motivos por los que cada vez más personas se sienten atraídas por esta nación. Entre las razones que citan destacan algunas como su naturaleza diversa, su patrimonio cultural y arquitectónico o sus ciudades con una riquísima historia.
Albania tiene poco más de un siglo de existencia y no hace tanto que está abriéndose al extranjero, tras ser uno de los territorios del este de la región con gobierno dictatorial comunista. Por eso sus principales atractivos siguen siendo algunos de los secretos mejor guardados del mundo, y más de uno te sorprenderá al introducirte en su historia, paisajes y cultura.
La capital, Tirana, una parada obligatoria
Al igual que la mayoría de las capitales de otros países, en este caso, Tirana es una de esas ciudades que no pasa desapercibida. En ella convergen el pasado, el presente y el futuro de un país que por su ubicación geográfica ha sido atravesado por pueblos tan diferentes entre sí que le han dotado de una esencia única. Y sus museos son una buena muestra del sentimiento nacional albano.
Algunos de los más recomendables son La Casa de las Hojas, donde se ocultaban los servicios secretos del régimen comunista; Bunk’Art 2, un búnker nuclear gigante en el centro de la localidad; y el típico Museo Nacional de Historia que ofrecen las capitales.
Un consejo para ver Tirana es empezar realizando un walking free tour, de esos que te llevan caminando a recorrer los sitios esenciales relacionados con la evolución de la ciudad. Esto te permitirá tener una idea de cuáles son puntos fuertes para así volver más tarde. Lugares como el barrio de Blloku o el casco histórico bien valen la pena, ya que ejemplifican los contrastes de este destino.
¿Qué otras ciudades visitar en Albania?
Berat, Gjirokaster y Korçë son tres localidades que no pueden faltar en tu itinerario en Albania, como indica su web oficial de Turismo. Especialmente las dos primeras te dejarán boquiabierto, ya que con sus estilos arquitectónicos son como museos a cielo abierto. Ambas fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad en 2008 y coinciden en poseer un castillo que las domina en altura.
Berat es única porque son tres las zonas fundacionales desde las cuales se desarrolló: Mangalem, Gorica y Kalaja. Sus callejuelas empedradas y sus fachadas blancas se aprecian desde los numerosos miradores con los que cuenta esta joya. Asimismo, desde allí empiezan excursiones guiadas como al yacimiento de Apolonia y al monasterio de Ardenica.
Gjirokaster es conocida como “la ciudad inclinada”. Eso se debe a que las primeras casas se levantaron sobre el lado de una colina. Esa antigua ciudadela y las montañas a sus espaldas son testigos privilegiadas del crecimiento que ha experimentado en estos años.
Puede que no te enamore a primera vista pero Korçë ha ganado popularidad por la Korça, su cerveza local y símbolo de Albania. Cada mes de agosto se organiza allí el festival cervecero más importante del país. Hablamos del famosísimo Festa e Birrës. Aproximadamente 100.000 asistentes participan del evento, que poco tiene que envidiar al Oktoberfest de los alemanes.
Un país que desprende naturaleza
Lejos de los recorridos urbanos, Albania reserva para los turistas una serie de excepcionales tomas de contacto con la naturaleza. Son infinitos los espacios que podemos apreciar en un destino que aún es virgen en términos masivos.
Los Alpes Dináricos
Puede que las elevaciones de Albania no sean tan altas como los picos de Europa pero quienes disfrutan de los deportes al aire libre se sentirán muy a gusto en esta prolongación de la cadena de los Alpes, en la que es posible hacer senderismo y otras disciplinas.
Uno de los trayectos que nadie debería perderse es el trekking que une Valbona con Theth, una travesía de montaña que brinda varias de las vistas más increíbles a nivel local. Son poco más de 15 kilómetros de valles y panorámicas inolvidables. Suponiendo que no quieras o no puedas caminar, la otra opción es contratar un paseo con guía de Shkoder hasta Theth.
Una alternativa más relajante son las cristalinas aguas de la Riviera albanesa, en las costas donde el Jónico baña el litoral del país. Para llegar a alguna de las bajadas disponibles, hay que coger una de las carreteras de montaña más bonitas de todo el continente. La SH7 va de Llogara Pass a Sarandë y su trazado serpenteante señala constantemente los desvíos a poblados aislados del mundo.
Observar cómo las montañas se hunden lentamente en el mar es una postal que define perfectamente cómo es Albania.
Pura gastronomía
Conocer un país pasa por probar su gastronomía. Hay que decir que Albania está fuertemente influenciada por la cocina turca e italiana, y no sólo eso: tiene elementos de la gastronomía de la Antigua Grecia, el Imperio Romano y el Imperio Bizantino. Por esto es muy completa.
La carne es muy utilizada, con predominio de la de cordero, conejo y el pollo. Sin olvidar los ricos pescados y mariscos que encontramos en las costas. Mientras que el yogur es bastante típico, además de la bebida raki, con uvas y otras frutas de la zona.