El camping perfecto para quienes odian los campings está en los Pirineos

Amas la naturaleza, las montañas, la aventura, los pueblos recónditos, las praderas, los ríos, los bosques con sus amaneceres y puestas de sol. Pero no soportas dormir sobre una fina esterilla en la pequeña tienda de campaña que te ha prestado tu primo y que montas con dificultad en un camping. También quieres disfrutar de la comodidad de tener una buena ducha, un sabroso restaurante, un supermercado, una zona de juego infantil o una piscina refrescante. Problema resuelto con el camping perfecto para quienes los odian, el WeCamp Pirineos, situado cerca de la localidad de Boltaña en la comarca de Sobrarbe de Huesca: puerta de entrada al Monte Perdido y al parque nacional de Ordesa.

Este alojamiento permite saborear este maravilloso rincón entre las montañas del Pirineo aragonés sin perder ninguna comodidad. Hay tiendas clásicas rediseñadas, parcelas, bungalows, casas de madera para dos o las llamadas Mobil Home Family, un espacio compacto para cuatro personas con baño propio, terraza privada y cocina totalmente equipada. En la zona deportiva también podemos encontrar pista de pádel, vóley y tenis-playa, calistenia, ping-pong, circuito de running, bike box, bicicletas BTT e e-bikes.

Desde el propio camping se pueden reservar actividades más aventureras como es la práctica de rafting por el río Ésera, hacer rutas a caballo por los valles de Ordesa y practicar el barranquismo en los Pirineos. En cambio, para quienes lleven un ritmo más calmado se pueden realizar catas entre olivos, picnics ultra locales, salidas en bicicleta, senderismo o avistamiento de aves en el entorno del pueblo histórico de Boltaña, un enclave lleno de historia y patrimonio cultural cuyos orígenes se remontan al siglo XV.

A orillas del río Ara

Situado en un altozano a orillas del río Ara, el casco antiguo de Boltaña es un viaje al pasado. La arquitectura tradicional se ha mantenido prácticamente intacta con el paso de tiempo, lo que invita a perderse por sus estrechas calles. Su trazado radial se remonta a los siglos XV, XVI y XVII. Se van intercalando curiosas estructuras como sus 'casas patio' y sus 'casas bloque' que se adaptan a los desniveles del terreno. También es interesante fijarse en las chimeneas con sus 'espantabrujas' que actúan como protectores del hogar.

Además de casas de piedra centenarias, el casco antiguo de Boltaña alberga joyas como la colegiata de San Pedro, uno de los templos de mayor tamaño del Pirineo aragonés, de estilo gótico y construida en el siglo XIV sobre una sobre una ermita románica del siglo XIII.

En la parte más elevada de la localidad todavía quedan restos del castillo del siglo X y de su recinto amurallado. Fue construido por artistas y artesanos de formación lombarda, con objetivos defensivos. Todavía se puede adivinar su estructura militar formada por una muralla y una torre vigía. El castillo, además, está envuelto en leyendas de brujería y aquelarres.

Una escena de gran belleza se en encuentra en la Noria de agua, situada enfrente de la piscina natural Gorga de Boltaña. Entre los itinerarios senderistas, son especialmente hermosos el que discurre entre Boltaña y la deshabitada Jánovas, siguiendo el curso del río Ara, o el que comunica Boltaña con Aínsa.

En los alrededores de Boltaña muchos pueblos merecen una visita. La comarca de Sobrarbe, con sus 19 municipios, cuenta con muchos lugares con encanto, pero recomendamos especialmente visitar Aínsa, situada en la confluencia de los ríos Ara y Cinca, bajo la atenta mirada de Peña Montañesa.

Música y Ecomuseo en Aínsa

El medievo parece haberse detenido en su casco antiguo que, de hecho, está catalogado como Conjunto Histórico-Artístico. El punto neurálgico de la villa es su porticada plaza Mayor. Al fondo se alza la iglesia románica de Santa María, considerada como uno de los mejores ejemplos del románico del Alto Aragón. En su claustro se encuentran el románico y el gótico en una belleza inigualable.

En este municipio oscense también se puede recorrer los restos de su castillo. En este escenario se celebra, cada verano, el Festival Internacional de Música Castillo de Aínsa. La visita se completa con el Ecomuseo de la Fauna Pirenaica, ubicado en la torre del homenaje del castillo.

La comarca oscense del Sobrarbe es la puerta de entrada al paraíso natural del Parque Nacional Nacional de Ordesa y Monte Perdido, reserva de la Biosfera desde 1977, Diploma del Consejo de Europa a la Conservación desde 1988, Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) desde 1988 y Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1997.

Tres picos como tres hermanas

Este milagro de la naturaleza constituye una unidad geográfica de primer orden. Su silueta es dominada por los 3.348 metros de altura de Monte Perdido, el elevado macizo montañoso calcáreo más alto de Europa. Un escalador francés le denominó así porque es un pico difícilmente visible desde Francia y que, a veces, desaparece de la vista como por arte de magia. Está acompañado del Cilindro de Marboré y el Pico Añisclo. Una leyenda recoge la historia de que fueron tres hermanas sepultadas por las rocas después de traicionar a sus pretendientes nativos y unirse a conquistadores.

Prácticamente la mitad de los aproximadamente 400 pequeños pueblos de esta bella comarca pirenaica que colinda con Francia están abandonados. Los habitantes de la zona, muchos de cuyos mayores cruzaron a pie y con lo puesto al país vecino con la irrupción de la Guerra Civil y regresaron con poco, conocen sus rincones más secretos formados por picos, pozas, cuevas, collados o praderas.

Se pueden recorrer maravillas como el Tozal del Mallo, la Cascada del Estrecho, las Gradas de Soaso o el Bosque de las Hayas. Son muchísimas las excursiones y ascensiones que puedes realizar en este valle en cualquier época del año. La que te lleva hasta la cascada de la Cola de Caballo es todo un clásico, ya que a su belleza se añade una facilidad que la hace apta para todos los públicos.