Todos queremos viajar, conocer lugares exóticos y vivir nuevas experiencias, pero muchas veces no somos del todo conscientes del impacto que nuestra presencia puede tener en el medio ambiente, del tamaño de la huella que dejan los muchos millones de personas que nos desplazamos cada año.
El turismo es un importante motor económico, en algunos lugares imprescindible para el desarrollo de su sociedad, y para sacarle el máximo provecho en muchos casos se ofrece “barra libre” al turista para que deje su dinero a cualquier precio, aunque implique causar un grave daño ecológico. Ejemplos hay muchos, pero aquí tienes unas cuantas situaciones comunes (pero remediables) en las que el turismo pasa factura al medio ambiente.
1. Comprar recuerdos de procedencia animal
Suena como algo muy antiguo, pero no, sigue estando a la orden del día a pesar de estar perseguido. En muchos países el turismo mueve un oscuro negocio de tráfico de animales o elementos de procedencia animal. Por ejemplo, y a pesar de estar protegidas y en peligro de extinción, las tortugas carey siguen siendo cazadas para realizar diferentes adornos con sus caparazones, siendo el turismo su principal destinatario. Y como éste hay multitud de casos en los que fauna y flora sirven de materia primera. Si hay oferta es porque hay compra por parte de los turistas, lo que perjudica seriamente el medio ambiente.
2. Produces carbono… y lo sabes
Es una realidad, el turismo es uno de los principales productores de gases de efecto invernadero del mundo y los millones de desplazamientos que implica viajar dejan una importante huella de carbono. La aviación tiene gran culpa de ello y los aviones son responsables de enormes cantidades de CO2 y otros gases de efecto invernadero, como el óxido nítrico y el dióxido de nitrógeno. También lo son los vehículos que utilizas a lo largo de tu viaje, por lo que siempre le haremos un favor al medio ambiente si optamos por transportes colectivos o compartidos.
3. Las cremas solares no son “eco-friendly”
Está demostrado que las cremas que utilizamos como protección solar contaminan el mar. Son miles y miles los bañistas que se meten en el agua una vez que se han aplicado algún protector solar y éste termina flotando en el agua, creando una película aceitosa. Estos productos producen peróxido de hidrógeno, altamente oxidante, que tiene efectos tóxicos sobre el fitoplancton marino, los crustáceos, las algas y los peces. Por suerte esto es algo que podemos solucionar si optamos por cremas solares ecológicas respetuosas con el medio ambiente.
4. Esos simpáticos elefantes que juegan al fútbol
No es raro encontrar animales salvajes domesticados para el entretenimiento de los turistas. Monos, serpientes, pájaros exóticos, delfines, leones marinos, felinos, elefantes sometidos para los turistas… la lista es larga dependiendo del país al que vayas, y muchas veces no hace falta irse muy lejos. Como en el caso de los souvenirs de origen animal estas actividades existen porque los turistas las consumen, y los casos de turismo irresponsable que implican animales no desaparecerán mientras esto sea así. Los supuestos “santuarios” también pueden ser un gancho confuso, en muchas ocasiones atraen a turistas que buscan ver animales en centros respetuosos con el medio ambiente cuando en realidad no lo son tanto.
5. Como no pago yo… hoy lleno la bañera
¿Te resulta familiar? Si no es por haber tenido esa tentación alguna vez… ¿al menos por conocer a quien sí lo hace? En los hoteles parece que todo vale, ya hemos pagado el precio de la habitación, así que cuanto más beneficio saquemos por ello mejor ¿no? Es una de esas malas prácticas que se repiten cada día en los hoteles y el agua y el medio ambiente son los principales perjudicados. Lo de llenar la bañera para darse un baño es un buen ejemplo de ello. Si en tu casa no lo haces… ¿por qué en un hotel sí? ¿porque el agua es gratis? Piensa que el agua tiene un valor mucho más importante que el meramente económico (que no es poco), por lo que el medio ambiente te agradecerá que no la malgastes, especialmente en destinos donde además el agua es un bien tan preciado como escaso.
6. Creamos residuos donde peor son gestionados
Que vivimos rodeados de plásticos que se producen de manera descontrolada no es ningún secreto, y que cantidades descomunales de estos residuos terminan en el mar tampoco lo es. Como viajeros tenemos la responsabilidad de generar la menor cantidad de residuos posible, pero muchas veces no es fácil. Vasos, cubiertos y platos de plástico, pajitas, botellas, bolsas, latas… Hemos de tener en cuenta además que en muchos países en vías de desarrollo la gestión de los residuos es aún muy deficiente, por lo que efectivamente todos esos desperdicios que se producen a nuestro paso tienen altas posibilidades de terminar en el mar. Cuantos menos residuos generemos… mejor para el medio ambiente.
7. Animales que comen de mi mano
Los animales salvajes son una gran atracción para los turistas, por lo que si atraemos a los animales… atraeremos a los turistas. Por esa razón es muy común encontrar actividades turísticas que implican la proximidad de animales salvajes que son atraídos mediante comida, como nadar con tiburones ballena, bucear con tiburones, pasear entre monos, hacer esnórquel entre peces de colores… Los ejemplos de feeding son numerosos, la alimentación artificial saca a los animales de su ciclo natural, pudiendo romper sus costumbres e incluso sus movimientos migratorios, por lo que si no queremos intervenir negativamente en el medio ambiente es mejor si evitamos este tipo de prácticas, siempre hay opciones para disfrutar de la naturaleza sin tener que modificarla.
8. Todos queremos estar en el paraíso
El turismo puede causar grandes masificaciones, con el consecuente impacto sobre el medio ambiente. La naturaleza ofrece lugares paradisíacos y todos queremos disfrutar de ellos, pero nuestra presencia constante en mesa puede acabar con ellos. Algunos ejemplos los podemos encontrar en Tailandia, donde algunas playas de ensueño se ven amenazadas por su propio éxito, o donde los fondos marinos sufren por la presencia de miles de buceadores. Si como hemos visto el turismo produce desechos, utiliza cremas solares perjudiciales para el mar y se sirve de medios de transporte contaminantes… imagina si todo eso lo concentramos en pequeños espacios en los que las visitas se cuentan por millones cada año.