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De castillo en castillo por los pueblos del Alto Alentejo portugués

Marvão tiene uno de los castillos mejor conservados del Alentejo.

Roberto Ruiz

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Que Portugal está repleta de rincones con encanto no es ningún secreto. El país luso siempre propone una escapada perfecta para cada momento, ya busques playa, montaña, cultura o una gastronomía exquisita. Y siempre con la capacidad de sorprenderte con un nuevo lugar, un pueblo que descubrir, un plato que saborear o una historia que vivir. 

El Alentejo ocupa una tercera parte del país, por lo que es fácil que lo conozcas o hayas oído hablar de él. Pero a su vez el Alentejo se divide en cinco subregiones, y no todas son igual de conocidas. La que se sitúa más al norte, el Alto Alentejo, solo se separa de Extremadura por una delgada línea invisible y nada más cruzarla nos recibe con paisajes inesperados, altos y verdes en vez de planos y secos, además de pueblos defendidos por castillos y la zona protegida del Parque Natural da Serra de São Mamede.

Las fortalezas defensivas han tenido un papel fundamental a lo largo de la historia de Portugal. Incluso mucho antes de que Portugal fuera Portugal. Y muchas de ellas siguen ahí para hacer de sus pueblos pintorescos escenarios medievales, dibujando nuestro paso de castillo en castillo, de atalaya en atalaya y de muralla en muralla. El rey Dionisio (Dinis en portugués) fue gran responsable de dibujar este paisaje fortificado del Alto Alentejo entre los siglos XIII y XIV.

Una buena ruta por el Alto Alentejo portugués no debería saltarse pueblos como Castelo de Vide, Marvão, Portalegre o Elvas, así como especialidades como la sopa de caçao, el porco alentejano, las migas, la açorda à alentejana, los vinos de la región o los dulces conventuales a base de yema de huevo. Pero la gastronomía alentejana es otra historia que debe ser contada en otro momento.

Castelo de Vide

Si empezamos por Castelo de Vide vamos a entender perfectamente la estructura de los pueblos fortificados del Alto Alentejo. Sobre un promontorio, y estratégicamente ubicado, un castillo vigila el horizonte mientras que los barrios más antiguos se resguardan entre sus murallas y los posteriores se apelotonan a su alrededor. Tienes que recorrer los recovecos de las callejuelas intramuros, así como la judería que nos traslada al siglo XIII y seguir hasta llegar a la Fuente de la Villa.

Además de en el propio castillo, dentro de la muralla también has de fijarte en lo poco que queda de la iglesia de Nossa Sra. da Alegria y, ya en la Plaza de Don Pedro V, en la majestuosa iglesia matriz de Santa María da Devesa. Si quieres ver el pueblo al completo lo mejor es subir al cerro en el que se encuentra la ermita de Nossa Senhora da Penha, y así podrás contemplar Castelo de Vide en todo su esplendor.

Marvão

Marvão es uno de los platos fuertes del Alto Alentejo portugués. Un pueblo de excepcional belleza, posado sobre una cresta natural y donde el castillo se adapta a las escarpadas rocas y sus murallas rodean a todo el conjunto de la población, quedando perfectamente guarecido del exterior. Para visitarlo deberás aparcar fuera y atravesar la puerta de la fortificación por tu propio pie, subir hasta la iglesia de Sta. María (hoy Museo Municipal) y detenerte frente a los jardines del castillo para hacer una de las fotos más bonitas que harás en todo tu viaje.

El castillo es visitable y altamente recomendable. En su interior recorrerás diferentes espacios, pasando por su antigua cisterna, pudiendo subir a sus murallas y asomarte a lo más alto de la Torre del Homenaje, firmemente defendida por varios baluartes. Desde aquí podrás ver incluso la silueta de Castelo de Vide en la lejanía. 

Portalegre

Portalegre es uno de los mejores puntos de partida si queremos conocer el Parque Natural da Serra de São Mamede. Está rodeado de sierras y las carreteras están llenas de constantes panorámicas, cada cual más bonita que la anterior. Se trata de una población mayor que Castelo de Vide y Marvão y vivió su época dorada en el siglo XVI gracias a la fabricación de sedas y tapices. Tanto que hoy uno de sus principales puntos de interés es su Museo de Tapices. 

Aquí, cómo no, también tenemos castillo. Fue construido por D. Dinis en el año 1290 y, como es lógico, se encuentra en la parte más alta de la ciudad. De él, además de algunos paños de muralla, solo se conservan tres torres restauradas desde donde se consiguen las mejores vistas de Portalegre. Perdérselo sería un delito, al igual que lo sería pasar por alto la iglesia de Santa Maria a Grande, la catedral, del siglo XVI y que se levanta monumental en el centro del pueblo. 

Elvas

Elvas se encuentra a solo 20 km de Badajoz y ha sido lugar de aprovisionamiento de toallas para los españoles durante décadas. Cuenta con la mayor concentración de fortificaciones de Europa, lo que le hace ser Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Fueron construidas entre los siglos XVII y XIX y hacen de Elvas un lugar con grandes puntos de interés que visitar.

Aunque no sea de los mejor conservados de la región en Elvas también encontramos su correspondiente castillo, aunque si no te sobra el tiempo mejor dedica tu visita a recorrer sus calles, a atravesar las puertas de su vieja alcazaba, a ver su pelourinho y, sobre todo, a visitar sus alrededores. El acueducto de Amoreira, levantado entre los siglos XV y XVI, fue construido para suministrar agua a la fortaleza. Y a escasos minutos, el Forte da Graça (siglo XVIII) presume de ser el mayor baluarte del mundo y bien merece la pena una visita.

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