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Mallorca está llena de atractivos, de todo tipo, pero lo que no se puede negar es que su gastronomía es uno de sus grandes reclamos. Es algo que ocurre por toda la isla, tanto en la sierra como en sus costas, y evidentemente Palma, como buena capital, es su mejor representante cuando de probar cosas ricas se trata. Darle algún que otro capricho a nuestro paladar en Palma resulta muy sencillo, pues fácilmente podemos combinar el producto local y de kilómetro cero con la cocina fusión y las últimas tendencias internacionales.
Opciones como los barrios de La Lonja, Santa Catalina, Portixol y Pere Garau, así como propuestas como el Mercat 1930 concentran algunas de las más interesantes propuestas gastronómicas de Palma.
Y más allá de sus numerosos bares y restaurantes, de todo tipo y para todos los gustos, en la capital mallorquina encontramos además una suculenta red de mercados municipales en los que conocer de primera mano la materia primera que después nos llevaremos a la boca. Cada uno de ellos con un ambiente, un color y una personalidad propia.
La Lonja es uno de los edificios góticos más emblemáticos de Palma, sus seis columnas helicoidales en forma de palmeras hacen que sea un lugar imprescindible a visitar en Mallorca, y el barrio que lleva su nombre es un hervidero de vida nocturna. Aquí recorriendo sus pequeñas callejuelas daremos con una buena variedad de bares y restaurantes, donde grandes clásicos de la ciudad, como el Forn de Sant Joan con sus 20 años de historia, se codean con templos culinarios con estrellas Michelin.
La mayor concentración de opciones la encontraremos en la calle Apuntadores, tantas que incluso pueden resultar abrumadores, por lo que siempre es recomendable curiosear por calles secundarias en busca de locales menos conocidos. En el paseo Mallorca, aunque no esté estrictamente en el barrio de La Lonja, cuenta con la presencia de Adrián Quetglas, uno de los restaurantes con estrella Michelin de la ciudad.
El Mercat 1930 es una propuesta diferente, un único lugar donde te dejas envolver por muy diferentes sugerencias gastronómicas. En este espacio con decoración de inspiración industrial y ubicado en el emblemático edificio Mediterráneo, justo en el Paseo Marítimo de Palma, se fusiona la cocina tradicional con las últimas tendencias foodies.
Diferentes puestos que comparten mesas comunes nos ofrecen de tapas mediterráneas a embutidos ibéricos, pasando por hamburguesas, sabores thai, carnes a la brasa, ostras y cavas, croquetas, sushi y poke, además de una excelente selección de vinos. En Mercat 1930 se respira un ambiente cosmopolita y moderno entre sus diez puestos de comida y otros tres de bebidas, la música también suele estar presente y a través de su web puedes reservar mesa para grupos de a partir de 4 personas.
Santa Catalina ofrece un ambiente bohemio y cosmopolita. Conserva su espíritu de antiguo barrio de pescadores y las coloridas fachadas de sus características casas bajas son una imagen fácilmente reconocible de la ciudad. Además de por su vistosidad, Santa Catalina destaca también por su oferta culinaria y por albergar el mercado más antiguo de la ciudad: el Mercat de Santa Catalina. Cómo no, su proximidad a la Lonja hace que el pescado aquí se convierta en uno de los grandes protagonistas, aunque siempre es un buen lugar para degustar quesos y vinos un sábado por la mañana.
Santa Catalina nos ofrece numerosos establecimientos en los que comer, ir de tapas o sentarse a cenar, y la calle Fábrica es el lugar hacia el que nos debemos dirigirnos si queremos darnos todo un capricho gastronómico. Aquí vamos a encontrar cocina típica mallorquina, española y de diversos rincones del mundo en una amplia variedad de bares y restaurantes de muy diversos estilos.
A pocos minutos de Palma se encuentra Portixol, un antiguo pueblo pesquero que hoy hace las delicias gastronómicas de locales y visitantes. Tal y como siempre ha sido desde sus orígenes, la frescura de sus pescados y mariscos lo convierte en una parada obligatoria si visitamos la capital mallorquina pues es capaz de ofrecer una variopinta oferta de bares y restaurantes.
Aquí no podemos pasar por alto un buen arroz de mariscos o alguna tapa marinera, y si es en algún restaurante con vistas a la bahía, mejor que mejor. No puede esconder tampoco cierto aire cosmopolita y sus bares de aires bohemios se pueden volver un excelente lugar para alargar la tarde esperando la puesta de sol.
El de Pere Garau es uno de los barrios de mayor multiculturalidad de Palma, lo que hace que podamos encontrar propuestas muy interesantes. Es una muy buena opción para cuando buscamos una oferta que se aleja de lo tradicional y es todo un contrapunto ante los barrios palmesanos más tradicionales.
Lo que vamos a encontrar nada tiene que ver con lo que podríamos considerar típico, pero por ejemplo podemos disfrutar de restaurantes chinos o marroquís realmente ricos. Aquí, además, desde 1943 se encuentra el Mercat Pere Garau, uno de los mercados más genuinos y auténticos de la ciudad. Un lugar donde se reúnen los payeses para vender sus productos frescos e ideal para comprar carne, pescado, aceitunas, quesos, fruta, verdura y hortalizas en un ambiente muy de barrio, mientras picoteamos algo entre tabernas locales tradicionales.
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