Londres en 48h, o cómo descubrir la ciudad del Big Ben en un fin de semana

Las inconfundibles siluetas del Big Ben y el Palacio de Westminster

Roberto Ruiz

Siempre hay una primera vez en Londres y, sea o no tu caso, la ciudad del Big Ben ofrece tantísimos atractivos que siempre es un destino ideal para volver. Londres puede parecer una ciudad apabullante, de esas en las que uno no sabe por dónde empezar, pero si has decidido aprovechar un fin de semana libre para regalarte una escapada de esas que cuesta olvidar aquí tienes una pequeña guía para ponértelo más fácil.

48 horas no son muchas, pero sí suficientes para obtener una muy buena impresión de por qué Londres es una de las ciudades más turísticas del mundo. Ponte calzado cómodo, coge tu cámara y no olvides tu chubasquero, que nos vamos a recorrer Londres durante dos intensos días llenos de actividades.

Empezar por lo importante: el Big Ben, el Palacio de Westminster y su Abadía

En Londres te hincharás a ver cosas nuevas pero como vuelvas a casa sin haber visto el Big Ben sin duda notarás que tu viaje ha sido un “sí pero no” y pronto estarás buscando un nuevo billete para remediarlo. El Big Ben es la famosa torre del reloj del Palacio de Westminster, sede del Parlamento Británico, aunque más que en la torre en sí el origen de su nombre está en su campana que puntual como ninguna otra marca las horas en Londres. Situado a la orilla del Támesis Westminster destaca por ser uno de los cuatro lugares Patrimonio de la Humanidad de Londres y por albergar la Cámara de los Lores y la Cámara de los Comunes.

Tras él se encuentra la Abadía de Westminster, consagrada como románica en 1065 pero reconstruida al gótico siglos después. Desde Guillermo el Conquistador en 1066 prácticamente todos los monarcas ingleses han sido coronados en ella, y además de acoger entierros de la realeza también descansan allí personalidades como Charles Darwin, Isaac Newton, Charles Dickens o Stephen Hawking, entre muchos otros.

Sobre el río Támesis: el Tower Bridge

Icónico como él solo, el Tower Bridge le debe su nombre a la London Tower (Torre de Londres), Palacio Real y Fortaleza de su Majestad fundado en 1066 donde se pueden ver las joyas de la corona. Conforme crecía en tamaño la ciudad necesita nuevos puentes para unir las dos orillas del río y el Tower Bridge nació como un puente levadizo que no impidiera el tráfico fluvial.

Las pasarelas superiores permitían el paso de los peatones cuando el puente estaba abierto pero hoy en día albergan parte de la exposición que ofrece el interior del Tower Bridge, donde por ejemplo se encuentran las antiguas máquinas de vapor que permitían el levantamiento del puente.

Surcar el cielo londinense: London Eye

El London Eye, el Ojo de Londres o la también conocida como Millennium Wheel es una descomunal noria de 135 metros ubicada junto al Támesis en la orilla opuesta al Big Ben. Fue construida entre 1993 y 2000, su diámetro es de 120 metros y en ella colaboraron seis países para poder llevarla a cabo. Cada una de sus 32 cabinas tiene capacidad para 25 personas, su movimiento es lento pero constante y desde lo más alto se consiguen unas espectaculares vistas panorámicas de toda la ciudad.

El paseo dura aproximadamente media hora y el precio de la entrada en venta anticipada es de 24,30 libras (unos 27 €). No es barato, pero sí está desde luego entre los imprescindibles de Londres, preferiblemente durante los días despejados.

Un baño de historia: el Museo Británico

Visitar el Museo Británico debería estar siempre dentro de tus planes cada vez que visites londres, ya sea tu primera vez o la vigesimotercera, porque tiene tanta historia entre sus muros que parece no acabarse nunca. De hecho si solo es un viaje de fin de semana tómatelo con calma porque se te podrían ir en él las 48 horas sin darte cuenta, pero medio día sí le deberías dedicar. No deberías perderte ni la piedra Rosetta, ni las esculturas del Partenón, ni la sala del antiguo Egipto, ni el moai de Isla de Pascua ni tantas y tantas cosas. La colección cuenta con 8 millones de objetos, por lo que al entrar conviene hacerse una lista de “imprescindibles”. La entrada es gratuita así que no te agobies intentando verlo todo de golpe.

Codearse con la realeza: el Palacio de Buckingham

Buckingham Palace es la residencia oficial de la reina de Inglaterra en Londres pero además tiene un importantísimo papel diplomático en la realeza inglesa. El palacio está abierto al público de finales de julio a finales de septiembre pero aunque en el recorrido no se visitan sus 775 habitaciones sí has de tener en cuenta que te llevará algo más de 2 horas.

Si vas fuera de esa época o te ves sin mucho tiempo puedes conformarte con ver su fachada principal y presenciar su famosísimo cambio de guardia: todos los días a las 11:00h de mayo a julio y los lunes, miércoles, viernes y domingos el resto del año. Conviene llegar con tiempo para coger sitio y si es posible situarse frente a la reja de la entrada principal del palacio.

Hyde Park, Piccadilly Circus y algún musical

Si te organizas bien durante tu fin de semana londinense podrás visitar todo lo anterior y aún te quedará tiempo para más. Podrías pasear por Notting Hill y el mercadillo de Portobello Road, por Covent Garden y el Soho, por la pintoresca Camden Town… pero tampoco te deberías perder Hyde Park, el mayor parque del centro de Londres por el que siempre es curioso pasar para ver su Speakers’ Corner, la esquina donde todo tipo de oradores sueltan sus discursos a viva voz.

Si buscas tiendas, teatros y museos tu punto de encuentro debe estar entonces en Piccadilly Circus, donde las luces de neón marcan el camino a seguir. Pero sin duda, y si quieres tener un bonito recuerdo de esos que perduran en el tiempo sin fecha de caducidad, aprovecha Londres para vivir alguno de sus impresionantes musicales. El Rey LeónEl Fantasma de la Ópera y Los Miserables son tres de los más míticos y espectaculares de Londres.

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