Dónde se esconde la muralla romana oculta que podrás visitar en el centro de Barcelona

Planta muralla medieval de Barcelona

Adrián Roque

31 de marzo de 2025 11:30 h

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En la calle Banys Nous, a solo unos pasos de la Rambla, una de las joyas más ocultas del pasado romano de Barcelona se prepara para salir a la luz.

Se trata de un tramo de la antigua muralla de Barcino, la colonia romana fundada por el emperador Augusto, que permanece conservado en el interior del edificio número 16.

Actualmente, el espacio alberga el centro ocupacional La Sínia, dedicado a personas con diversidad funcional, y será en este singular enclave donde, a partir de 2025, podrá visitarse este vestigio milenario.

Las ruinas pertenecen a la segunda muralla de la ciudad, construida a finales del siglo III d.C., cuando Roma reforzaba sus fronteras ante las amenazas del norte.

El tramo visible corresponde a las torres 66 y 67 del circuito defensivo, y recorre verticalmente varias estancias del edificio, desde una sala comunitaria hasta la cocina del centro.

Un proyecto patrimonial con vocación social

La intervención, aprobada por la Comissió Territorial de Patrimoni Cultural de la Generalitat, no solo restaurará el monumento y mejorará su ventilación, sino que lo museizará con criterios de accesibilidad universal.

Habrá cartelería en braille, audiodescripciones, y se garantizará el acceso a personas usuarias de silla de ruedas.

Además, uno de los elementos más destacados del proyecto es su dimensión social: los propios usuarios del centro serán los encargados de ejercer como guías durante las visitas, dando un nuevo sentido a la relación entre patrimonio y comunidad.

“No es solo una muralla: es una oportunidad para implicar a las personas con diversidad funcional en la vida cultural de la ciudad”, explica Valle Grande, directora del centro.

La muralla, sin embargo, también impone límites. Por ejemplo, la cocina del centro no puede utilizarse plenamente por la necesidad de evitar humos que afecten a la conservación de la piedra.

Aun así, la convivencia con un monumento declarado Bien Cultural de Interés Nacional es una oportunidad más que una carga.

Lo que queda por descubrir del pasado romano

Este proyecto se enmarca en el Plan Barcino, una iniciativa municipal que desde hace años busca recuperar y divulgar el legado romano oculto bajo el entramado urbano de Barcelona. A los restos de Banys Nous se sumarán otros puntos clave.

Uno de ellos será el Borsí, futuro equipamiento cultural del Gòtic, que también conserva tramos de muralla en su subsuelo. Otro es un edificio municipal de la calle Baixada de Viladecols, donde se planea abrir un centro de interpretación de las murallas.

Allí se conservan restos tanto de la muralla fundacional de Augusto como de la posterior fortificación del siglo III.

“Es interesante que en este punto se ha identificado la parte superior de la muralla de Augusto, donde se situaban los parapetos tras los que se escondían los soldados”, explica Carme Miró, responsable del plan.

Vestigios escondidos en la ciudad

Barcelona guarda todavía numerosos tramos ocultos de sus antiguas defensas romanas. Más allá de los fragmentos visibles en Pati Llimona o en la plaza Ramón Berenguer, hay lienzos de muralla que se mantienen camuflados entre paredes de viviendas y locales comerciales.

En la calle Avinyó, por ejemplo, en el local de la Asociación Excursionista de Etnografía y Folklore, se conservan secciones de las dos murallas.

Fueron descubiertas en 1957 gracias a la perseverancia de un socio apasionado por la arqueología, Alfred Lloré Miguel, que decidió abrir las paredes de la sede para buscar historia... y la encontró.

Con iniciativas como la del centro La Sínia, Barcelona no solo pone en valor su pasado milenario, sino que lo convierte en una herramienta viva de inclusión y conocimiento. La muralla volverá a ser frontera, sí, pero esta vez entre el olvido y la memoria compartida.

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