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Estoril y Cascais: playas, historia y naturaleza en la costa portuguesa

Playa Santa Marta, Cascais (Portugal).

Roberto Ruiz

Si Portugal tuviese una suerte de Costa Azul, esa sería sin duda la de Estoril y Cascais. A solo unos minutos de Lisboa, envuelto en una mezcla de elegancia histórica, llamativos paisajes naturales y una costa atlántica que ofrece tanto playas urbanas como rincones salvajes, encontramos uno de los destinos más emblemáticos del país luso. Una región que durante mucho tiempo ha sido refugio para la realeza y la aristocracia europea y que hoy ofrece un entorno ideal para el descanso. 

Estoril y Cascais ponen el ambiente distinguido y cultural, mientras que la sierra que los rodea, y más aún el cercano Parque Natural de Sintra-Cascais, son un atractivo adicional para terminar de convencer a los amantes de la naturaleza. Aquí las montañas se encuentran con el mar, creando un entorno perfecto para disfrutar al aire libre, ya sea haciendo senderismo o surfeando en las largas playas bañadas por el Atlántico.

Una costa de historia

En la costa de Estoril y Cascais vamos a recorrer una región que comenzó a ganar popularidad a finales del siglo XIX y principios del XX, cuando Estoril se consolidó como un lugar de veraneo para la alta sociedad europea. Poco a poco, con el tiempo se fue construyendo una infraestructura turística que incluía hoteles de lujo, campos de golf y uno de los casinos más famosos de Europa.

Cascais, por su lado, aún recuerda su modesto origen como pueblo pesquero, aunque con el paso de los años terminó por transformarse en una ciudad-balneario. Su evolución se vio marcada por la construcción de lujosas villas, museos y una marina que hoy en día es uno de los principales puntos de encuentro de la ciudad.

Tanto en Estoril como en Cascais, la influencia de los primeros veraneantes europeos se deja ver en la arquitectura, los jardines y el ambiente cosmopolita que caracteriza a la región. Y desde que el rey Luis I escogió la bahía como su residencia de verano a finales del siglo XIX, el destino de esta costa tomó un nuevo rumbo. El clima suave y una media de 260 días sin lluvia al año sin duda impulsó que las familias más acomodadas de la época siguiesen los pasos de la casa real y comenzaran a construir aquí viviendas y palacetes. 

Estoril y Cascais, pero también Sintra

Estoril puede ser famoso por muchas cosas, pero si hay algo que ha marcado su trayectoria ha sido su casino. Fue inaugurado en 1931 y durante la Segunda Guerra Mundial fue frecuentado por personajes de todo tipo, incluidos espías y aventureros de guerra, de tal manera que sirvió de inspiración a Ian Fleming para dar vida a James Bond con su novela Casino Royale, la primera de la serie 007. En la década de 1960 sufrió tal ampliación que aún hoy sigue siendo de los casinos más grandes de Europa.

Para llegar de Estoril a Cascais no tenemos más que dar un cómodo paseo (de aproximadamente una hora) por el paseo marítimo, que está plagado de restaurantes, cafés y tiendas.

Cascais es diferente, con un casco antiguo encantador, con mucho que contar entre calles adoquinadas y edificios históricos. Este antiguo pueblo pesquero transmite hoy un ambiente lleno de vida, con una imponente marina y lugares de interés como el Museo Condes de Castro Guimarães, una impresionante mansión que alberga una colección de arte y objetos históricos, o la Casa das Histórias Paula Rego, dedicada a la obra de la famosa pintora portuguesa. De manera que, con solo girar la cabeza, podemos ver un curioso contraste entre tradición y modernidad.

Y ya que estamos aquí, aunque suponga adentrarnos un poco en tierra firme y dejar atrás la costa, sería un error no acercarnos a conocer Sintra. Al menos aunque sea para visitar el Palacio da Pena, una joya del romanticismo portugués del siglo XIX que mezcla coloridos estilos arquitectónicos y decorativos. Mandado construir por el rey Fernando II en 1836, junto al paisaje cultural de Sintra es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sin duda el plan perfecto para una excursión de un día desde Cascais o Estoril.

Playas para todos los gustos

La costa de Estoril y Cascais recibe visitantes todo el año, pero especialmente en verano porque sus playas merecen una mención aparte. Aquí encontrarás opciones variadas que ofrecen algo para todos los gustos. Desde playas urbanas resguardadas del océano con todas las comodidades hasta extensiones de arena más salvajes y menos concurridas, la costa atlántica aquí es ideal tanto para el descanso como para la práctica de deportes acuáticos.

La Praia do Tamariz, ubicada en pleno Estoril, es la playa más popular de la zona, famosa por su fácil acceso desde el Casino y su paseo marítimo. Una playa urbana, de arena fina y aguas tranquilas, perfecta para familias y aquellos que buscan confort sin alejarse de la ciudad. Y como está acompañada por un buen número de cafés y restaurantes, se convierte en un lugar idóneo para pasar todo el día sin necesidad de moverse. 

La Praia da Conceição, esta vez en pleno centro de Cascais, destaca igualmente por su emplazamiento urbano y su ambiente familiar. No es muy grande, pero cuenta con todos los servicios necesarios, desde alquiler de sombrillas hasta duchas y vestuarios. Combina especialmente bien la belleza natural con el confort de la ciudad, pues la proximidad a tiendas y restaurantes hace que sea una opción muy popular entre los visitantes que prefieren no alejarse demasiado de las comodidades urbanas.

Pero si lo de las playas urbanas no te va y eres más de experiencias más cercanas a la naturaleza salvaje, entonces la tuya es la Praia do Guincho. Abierta de par en par al Atlántico, esta playa es famosa por sus fuertes vientos y grandes olas, lo que la convierte en un paraíso para los surfistas y los amantes del windsurf. Sin atisbos de civilización a su alrededor, rodeada por dunas y montañas, Guincho nos pone en contacto con la naturaleza a pesar de estar a solo unos minutos en coche de Cascais. Si te animas a estirar las piernas dejando de lado la costa por un momento, no muy lejos tienes el Parque Natural de Sintra-Cascais, un lugar privilegiado para hacer senderismo con espectaculares vistas del Atlántico y de la sierra circundante.

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