El otoño es una buena temporada para disfrutar de un viaje a ciudades europeas. Los árboles le dan un aire anaranjado a las calles, escuchamos el crujir de las hojas al pasear por ellas y la bajada de temperaturas nos permite estar al aire libre sin necesidad de ir muy abrigados. También nos podemos empapar de la rentrée artística y cultural de muchas capitales europeas que hacen gala en estos meses de sus mejores programaciones.
Hemos elegido para este artículo cinco capitales europeas (París, Budapest, Berlín, Estocolmo y Berna) que destacan por su belleza, que se ve acentuada en estos meses de otoño.
París
La “la ciudad de la luz” se hace aún más pintoresca por el lienzo de colores ocres, rojizos y amarillos que se dibujan sobre sus monumentos y calles.
Pasear por los cementerios arbolados de Montmartre, Montparnasse y el más famoso, Pere-Lachaise —donde están enterrados, entre otros tantos, Edith Piaf, Oscar Wilde, Jim Morrison o Truffaut— es un recorrido que nos adentra en el arte y la belleza.
Otra estampa que no nos podemos perder es el paseo bajo el Pont des Arts o navegar por el Sena mientras la iglesia Notre Dame se oculta entre árboles.
El Centro Pompidou estrena este otoño una serie de exposiciones entre las que destacan la dedicada al surrealismo y a los nuevos artistas emergentes de China.
Además de los museos, son muchos los cafés que están a tu alcance en las calles parisinas. Para disfrutar del otoño no hay que perderse los parques de la capital francesa, como los Jardines de Luxemburgo, los del Palacio Real, Tullerías, los Campos de Marte o los jardines del barrio de Le Marais.
Budapest
El otoño es una de las estaciones más especiales para disfrutar de Budapest, especialmente por sus famosos baños termales. Resulta increíble sumergirse en las aguas cálidas de los baños Széchenyi al aire libre mientras las temperaturas empiezan a bajar. Este contraste entre el frescor otoñal y el calor de los baños es una experiencia fascinante.
Además, si aprieta el frío el Café New York o el Café Central, o cualquier otro, siempre estarán a punto para refugiarte de los paseos por las calles del centro tanto de Buda como de Pest, los dos barrios de la ciudad divididas por el Danubio, el gran río centroeuropeo.
El Puente de las Cadenas, que une ambas zonas es uno de los símbolos más importantes de la capital de Hungría. Considerado como uno de los puentes más bellos del mundo, fue el segundo puente permanente en llegar a lo largo de todo el curso del Danubio.
Berlín
El otoño descubre en Berlín una ciudad salpicada por tilos, robles o hayas que, al llegar el final del verano, comienzan a pintar de otoño el paisaje. Se hace imprescindible pasear por la avenida Unter den Linden (Bajo los tilos) o por el Tiergarten. Para cuando el frío comience a afectar, hay centenares de cafeterías donde encontrar refugio.
Los cementerios de Berlín también se tiñen de colores otoñales y permiten conocer parte de la historia de la ciudad, como es el caso del el cementerio judío de Weissensee o el de Dorotheenstadt, donde se pueden visitar las tumbas de Bertolt Brecht o Hegel.
Otro placer otoñal en la capital alemana es visitar los mercadillos o Flohmärkte que se encuentran cubiertos, como el Hallenflohmarkt an der Arena (Treptow) que son antiguas naves industriales de ladrillo con un interior laberíntico donde perderse entre objetos de segunda mano. El de Trödelmarkt Spandau tiene la misma filosofía, aunque además venden antigüedades, sellos y monedas.
En estas fechas, Berlín cuenta aún con más vida cultural: comienza el Berlin Art Week Berlín y los festivales de las luces (Berlin leuchtet y Festival of Lights). Hasta el 3 de noviembre también se puede ver en la Gemäldegalerie la exposición Fran Hals. Maestro del momento, además del sinfín de museos extraordinarios con los que cuenta la capital alemana.
Estocolmo
En Estocolmo el otoño es una de las estaciones más evocadoras. El frío aún es soportable y la gente disfruta de las terrazas con mantas y calefacción. Los parques y canales de la ciudad se transforman en un mar de colores cálidos, ideales para pasear o disfrutar de la naturaleza sin salir de la ciudad.
Es una bella experiencia pasear por Gamla Stan, el casco antiguo de la capital sueca o por Södermalm, el barrio más alternativo y bohemio de Estocolmo. Una zona perfecta para pasear y comer.
Otra visita obligada si vas con niños es Gröna Lund, uno de los parques de atracciones más antiguos del mundo y todo un referente en Suecia. Montañas rusas, tiovivos, carruseles y otras muchas experiencias en este clásico paraíso de la diversión.
Djurgården, una de las islas más verdes de la capital sueca, es el lugar perfecto para los amantes de la naturaleza y el senderismo urbano, donde también se encuentra el Museo de Abba.
Berna
Si hay una ciudad en Europa donde el otoño se transforma en un espectáculo de naturaleza, esa es Berna ya que la capital de Suiza está rodeada de frondosos bosques.
Las mejores vistas del casco viejo se consiguen desde el Jardín de las Rosas. Este parque cuenta con más de 200 variedades de rosas y otras flores y es perfecto para contemplar el atardecer con vistas a los tejados rojos del casco antiguo medieval. El jardín se encuentra en una posición elevada sobre una colina, lo que te permite ver una parte del meandro que forma el río Aare en su paso por la ciudad y todo el entorno natural.
Suiza, de hecho, es el país de los bosques y de las grandes montañas. Aunque comienza el frío, es una época perfecta para pasear por la romántica ciudad vieja, Patrimonio de la Humanidad, y visitar los comercios que se concentran en los sótanos abovedados de la ciudad. También se pueden contemplar obras de Cézanne, Monet y Van Gogh, entre otros artistas y exposiciones temporales siempre interesantes en el Kunstmuseum Bern.