Toulouse, a apenas una hora en avión desde España y a tiro de “low cost”, tiene el tamaño perfecto para convertirse en una interesante escapada de fin de semana. Una ciudad para recorrer a pie, en la que perderse por sus calles y contemplar sus fachadas, sus ventanas y sus balcones. Una ciudad fácil de disfrutar sin estrés, perfecta para romper con la rutina de la semana.
Toulouse tiene origen romano y aún hoy se adivina en el plano de la ciudad, pero pocos vestigios quedan ya de entonces. Durante la Edad Media obtuvo su máximo esplendor, su ubicación entre Roma y Santiago la sitúan entre los dos mayores puntos de peregrinación de la época y se convirtió en un importante lugar de referencia. Hoy, su catedral, sus conventos, su basílica y sus iglesias son un vivo recuerdo de ello.
Pero Toulouse tiene una peculiaridad y es que no es llamada “la ciudad rosa” por casualidad. En sus construcciones difícilmente verás alguna piedra y es que la ausencia de canteras en sus cercanías hicieron que el ladrillo, con origen en la arcilla del propio río Garona, fuera la principal materia de construcción. Su color y el de sus edificios le han valido este apodo a la que es la cuarta ciudad en tamaño de Francia.
¿Necesitas más datos de interés? Por un lado es interesante saber que el 10% de la población es de origen español por la gran cantidad de exiliados que recibió en el 39. Se calcula que unos 100.000 encontraron allí su lugar. Por otro, que es una de las ciudades universitarias de referencia del país, por lo que el ambiente estudiantil invade las noches de fin de semana. Y para terminar, por si fuera poco, es la sede central de Airbus, con todo lo que ello conlleva.
Si buscas plan de fin de semana y Toulouse es una de esas ciudades que tienes por descubrir, busca vuelo y echa un ojo a un pequeño ejemplo de lo que no te puedes perder.
El Capitolio: el ayuntamiento de Toulouse
El Capitolio es el ayuntamiento de Toulouse y toda visita a la ciudad que se precie debe comenzar aquí, ya sea desde su enorme plaza o desde la oficina de turismo que se encuentra a su espalda. El interior del Capitolio no te lo puedes perder, en tu conciencia quedará si no dedicas el tiempo suficiente a contemplar el techo de su Sala de los Ilustres. Un consejo: en la oficina de turismo echa un ojo a la tarjeta Toulouse Pass Tourisme, con ella tendrás monumentos, museos y transportes incluidos, además de descuentos que te pueden venir bien.
La Basílica de Saint-Sernin
Posiblemente se trata del edificio de mayor belleza de la ciudad y no en vano pertenece al patrimonio mundial de la UNESCO. Data del s. XI, tardó 250 años en construirse y es de estilo románico, por mucho que choque encontrarse una basílica románica de ladrillo. Se erigió en honor a Saint-Sernin (San Saturnino), el que fue primer obispo de Toulouse y mártir. Sus reliquias atrajeron a miles de peregrinos durante la Edad Media y por eso terminó adquiriendo el tamaño actual.
El Convento de los Jacobinos
A pesar de su sobriedad exterior, el Convento de los Jacobinos forma parte del gótico de la ciudad. También en ladrillo, por fuera no dice mucho pero por dentro lo esconde todo. Una iglesia alta, de una sola nave atravesada por una enorme fila de columnas cuyas nervaduras dibujan palmeras en la bóveda, flanqueadas por largas vidrieras. Es de los siglos XIII y XIV y el claustro, con grandes cipreses en su interior, hace de nexo entre salas de exposiciones e incluso de conciertos. Las antiguas dependencias conventuales han encontrado hoy una nueva vida.
El Canal de Midi
Del río Garona nace el Canal de Midi y desde Toulouse recorre Francia hasta llegar al Mediterráneo. Un canal navegable en pequeños barcos y perfectamente transitable durante todo el recorrido tanto a pie como en bicicleta. En la ciudad, entre los edificios, es más bonito de ver el pequeño Canal de Brienne, flanqueado por enormes árboles plataneros y rodeado de construcciones de ladrillo. El de Midi gana belleza conforme pasan los kilómetros y hay días y días para disfrutar de él si se desea.
El Museo de los Agustinos
El antiguo Convento de los Agustinos alberga el Museo de Bellas Artes de la ciudad desde la Revolución Francesa. Expone pintura y escultura que abarcan desde la Edad Media hasta principios del s. XX. Este conjunto conventual de los s. XIV y XV ha sabido convertirse a la perfección para ser hoy día centro de la cultura y el arte tanto con obras maestras del gótico meridional como con obras tolosanas de estilo renacentista. Su claustro llama a la calma y al sosiego si nos acomodamos en una de sus tumbonas para disfrutar de su tranquilidad y ver pasar el tiempo, sin más.
Una ciudad de aviones: Aeroscopia y Airbus
El contrapunto de la ciudad clásica de Toulouse lo pone su lado más moderno: su importantísima industria aeronáutica. Cerca de la ciudad se encuentran la principal sede de Airbus del mundo y es responsable fundamental de la economía de la localidad. A los amantes de la aviación les gustará saber que pueden visitar tanto el completísimo museo aeronáutico Aeroscopia, donde hay hasta un par de Concorde, como la propia sede de Airbus (para lo que es necesario reservar con antelación), donde se incluyen los hangares de ensamblaje de los enormes A380.