Los templos que hacen de Angkor un lugar que no te puedes perder
Camboya no sería un destino especialmente turístico si no fuera por los templos de Angkor, sobre todo si lo comparamos con sus vecinos Tailandia y Vietnam, los países que mayor número de visitas reciben de todo el sudeste asiático.
La ciudad de Siem Riep, al noroeste del país, se ha convertido en el centro de acogida de miles y miles de turistas que desde allí visitan las ruinas de los templos de Ankgor. Concretamente, según la oficina de turismo de Camboya, casi 2,5 millones de turistas llegaron hasta Angkor en 2016. De hecho, la masificación en Angkor ha llegado a convertirse en un problema a la hora de visitar los templos y es aconsejable evitar la temporada alta y sus aglomeraciones.
Todo empezó durante el esplendor de Angkor, que se extendió desde el año 802 hasta 1432, cuando durante más de 600 años el imperio Jemer se hizo fuerte y la construcción de los templos parecía no tener fin. Tras este periodo todo quedó en manos de la naturaleza y la selva devoró los restos de los templos. Todos menos Angkor Wat, que fue mantenido durante siglos por monjes budistas.
Aunque los templos son numerosísimos, Angkor Wat, Bayon y Ta Prohm son los tres fundamentales que no te puedes perder si visitas Angkor, un complejo nombrado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1992.
El templo de Angkor Wat
Angkor Wat es sin duda el templo más famoso de Angkor y el símbolo de Camboya, tanto que es su silueta la que aparece en la bandera del país. Fue construido por Suryavarman II en el s. XII y es el que mejor se conserva de todos pues, como decimos, nunca fue del todo abandonado. Un templo hinduista, inicialmente dedicado al dios Vishnu, que destaca por ser el de mayor tamaño de todo el complejo.
Al visitar Angkor Wat hay que ir sin prisas. Todo el recinto ocupa unas 82 hectáreas, queda rodeado por un enorme canal de agua, y además de por su enorme tamaño es conocido por la fina decoración que presenta todo el templo, repleto de esculturas y bajorrelieves que narran batallas y hazañas históricas.
El amanecer es el momento más deseado en Angkor Wat, el sol sale tras él y sus torres se reflejan en los estanques de agua a las puertas del templo. Una bella imagen que compartirás con no pocos turistas, eso sí.
El templo de Bayon
El templo de Bayon forma parte de la antigua ciudad de Angkor Thom, ubicada muy cerca de Angkor Wat. Data de finales del s. XII y su construcción se culminó durante el reinado de Jayavarman VII.
Bayon es un templo diferente, llamativo y que poco tiene que ver con los que lo rodean. Es de estilo budista y destaca por presentar 54 torres, decoradas con hasta 216 caras sonrientes de Avalokiteshvara, literalmente el “señor que mira hacia abajo”, símbolo de la compasión budista. Más de 11.000 bajorrelieves decoran el templo a lo largo de 1,2 km de paredes donde se representan guerras, procesiones militares, batallas navales e incluso circos.
Atravesar sus muros, recorrer sus pasillos y caminar por su parte alta, rodeados de cabezas petrificadas que parecen vigilar tus pasos, es una de las experiencias que sin duda no te puedes perder al visitar el complejo de Angkor.
El templo de Ta Prohm
Ta Prohm se ha ganado su fama no sólo por su espectacularidad, sino por el éxito cinematográfico logrado al haber sido escenario de películas de gran éxito comercial. Indiana Jones sin duda elegiría este lugar para sus aventuras, pero fue Lara Croft, encarnada por Angelina Jolie en Tom Rider, quien lo hizo saltar a la fama. Tanto que su árbol ha pasado a ser directamente “the Tom Rider tree”.
Fue construido en 1186, un templo budista dedicado a la madre de Jayavarman VII, y sigue las líneas del estilo Bayon, la última corriente de la arquitectura jemer. Es un templo de torres y estrechos corredores que podemos atravesar esquivando ramas y raíces en muchos de los casos. Un lugar donde los amantes de la fotografía se volverán locos capturando cada uno de sus rincones.
Este templo es el mejor ejemplo de cómo la selva se hizo con Angkor y sus ruinas, los árboles y sus enormes raíces tomaron el control y en Ta Prohm han quedado como una buena muestra de ello. En él nos podemos hacer la mejor idea de cómo lucían los templos de Angkor cuando los europeos los redescubrieron y los sacaron a la luz, y aunque ahora sólo se mantengan los árboles de mayor tamaño Ta Prohm está en la lista de las visitas imprescindibles de cualquier viajero.