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Turismo responsable: cómo respetar la vida salvaje en tus vacaciones

En el Fuerte de Amber (India) se ofrece a los turistas subir en elefante.

Roberto Ruiz

Llegan las vacaciones, nos vamos de viaje, y sabemos que en nuestro destino nos esperan multitud de nuevas experiencias por descubrir. Entre ellas, y como prioridad para muchos turistas, la posibilidad de encontrar animales salvajes en lugares exóticos. Elefantes, monos, tigres, osos, tiburones… Todos ellos son un potente imán para las cámaras de fotos. Y esto, de manera más organizada o menos organizada, en muchas ocasiones se convierte en un negocio y en una potente fuente de ingresos basada en el turismo.

Si los animales salvajes son usados para atraer a los turistas es porque el turismo paga por ello, y muchas veces, aunque suponga un problema ético y moral para muchos, no es tan fácil rechazar este tipo de actividades o distinguir entre qué es correcto y qué no lo es. Porque, presenciar un espectáculo en el que los animales son forzados a realizar acciones ajenas a su naturaleza y son retenidos entre rejas canta por sí solo como algo dañino para el animal, pero ¿ver un animal en medio de su hábitat, al que además se le alimenta, es también algo perjudicial para él? Pues sí, también.

Los viajes están plagados de propuestas de este tipo, unas más fáciles de reconocer y otras no tanto, por lo que, si quieres ser un turista responsable, te damos las siguientes claves para que sepas cómo respetar la vida salvaje en tus próximas vacaciones.

Huye de los espectáculos con animales salvajes

No hace falta estar de viaje para encontrar espectáculos en los que se ven implicados animales salvajes, pero parece que cuando estamos en otro país, en otra cultura y en otro ambiente, las cosas se ven con otros ojos, como si fuera algo aceptado.

Por ejemplo, en diversos países asiáticos se emplean elefantes, osos o felinos en espectáculos creados para el entretenimiento de los turistas, en los que los animales hacen equilibrios, pintan, juegan al fútbol o hacen trucos destinados a entretener al público. Si quieres ser un turista responsable, evita siempre actividades en las que los animales son forzados a realizar conductas no naturales.

Evita interactuar con animales salvajes

Y con interactuar nos referimos a hacernos fotos con ellos, bañarnos con ellos, jugar con ellos o alimentarles para estar con ellos, y en esa línea muchos ejemplos más. Lo más natural es que un animal salvaje no quiera posar contigo mientras te haces un selfie con él, por lo que si lo hace… algo raro está pasando, y el hecho de que hayas tenido que pagar por ello ya te debería hacer sospechar.

Aquí podríamos hablar de tigres enjaulados con los que te haces fotos, encadenados y muchas veces drogados, monos adiestrados y encadenados con los que juegas, delfines rodeados y acosados por embarcaciones con los que nadas, tiburones ballena alimentados para que puedas hacer snorkel con ellos aunque en consecuencia se rompa su ciclo migratorio, estrellas de mar que se asfixian al sacarlas del agua para hacerles fotos, avestruces obligadas a que las cabalgues, etc. Hay muchos ejemplos de turismo irresponsable con animales como estos.

Evita los transportes en animales salvajes

Por muy “auténtico” que parezca en algunos ambientes, es mejor no utilizar transportes que impliquen el uso de animales salvajes. Atravesar la selva en Tailandia a lomos de un elefante puede recordarte a la mejor película de aventuras, o subir a un fuerte en la India en otro elefante te puede hacer sentir familia del mismísimo maharajá, pero cuando esas actividades forman parte de un negocio y los animales son explotados para llevar a sus espaldas a cientos de turistas al día entonces la cosa cambia. Por muy tradicional que te pueda parecer ese transporte en esos ambientes, está claro que forman parte de una actividad lucrativa basada en el turismo.

Infórmate antes de hacer la actividad

Pero no todas las actividades que implican animales salvajes tienen que ser dañinas para ellos, por lo que es importante informarse y saber cómo es la que queremos llevar a cabo. Un safari en alguna reserva natural de África, o cualquier otro continente, nos permite observar animales salvajes en plena libertad, sin que tengamos que interactuar con ellos. Un buceo en los mejores lugares de submarinismo del mundo nos permitirá disfrutar de la vida marina sin que ésta se vea afectada por nuestra presencia. Son ejemplos similares a dar un paseo por un bosque: si los animales quieren que les veamos se dejarán ver, si no... tendrás que quedarte con las ganas.

Pero aquí es donde entran en juego espacios que se hacen llamar “centros de recuperación”, “santuarios”, “proyecto de conservación” y cosas similares. Bajo este nombre muchos negocios viven del turismo vendiendo una actividad respetuosa con los animales, e incluso de ayuda al rescatar ejemplares en situaciones en peligro. Y muchas veces es cierto, y aunque el dinero del turismo les sea fundamental para continuar llevando a cabo su labor no por ello han de incluir la interacción con los animales (paseos en elefante, baño de elefantes, etc). Infórmate sobre estos sitios antes de hacer tu visita (TripAdvisor, Reseñas en Google, redes sociales en general) para saber qué tipo de actividad se lleva a cabo en ellos. Un ejemplo real de recuperación que no implica la interacción de los turistas, y donde los visitantes ayudan a mantener el proyecto, pueden ser algunos centros de recuperación de orangutanes que puedes encontrar en Borneo.

Di “no” y defiende tus principios

Que no te importe “hacer el feo” y decir no cuando no quieras aceptar una actividad que va en contra de tus principios. De viaje puedes caer en excursiones organizadas que incluyan actividades no respetuosas con los animales salvajes, y como están dentro de un paquete puede parecer que no tienes escapatoria.

Si no estás de acuerdo con ellas no las contrates, o no las realices si crees que has sido engañado. En varios países asiáticos también es fácil encontrar lugares turísticos en los que se acosa a los visitantes ofreciéndole la oportunidad de hacerse una foto con una animal salvaje. Igualmente, si quieres ser un turista responsable es mejor hacer valer tus principios. Y así, cuantos menos turistas acepten el uso de animales salvajes para su entretenimiento, antes será posible erradicar este tipo de actividades.

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