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Vas a necesitar mucho más que una semana si de verdad quieres conocer Irlanda en profundidad, pero si lo que buscas es vivir una primera toma de contacto para ir abriendo boca, conocer algunos de sus puntos clave e ir tomando nota para futuros viajes en los que entrar en detalle, entonces puedes tener suficiente con una semanita de vacaciones bien aprovechada.
Si no has estado antes en Irlanda seguro que al menos sí tendrás unas cuantas imágenes revoloteando en la mente cuando piensas en ella: quizá sean sus verdes paisajes infinitos, sus castillos de ensueño, sus vertiginosos acantilados, sus lagos o los ambientados pubs de sus calles. De manera que con esta breve guía lo que queremos hacer es localizar cada uno de esos hitos típicos irlandeses para que los sitúes sobre el mapa y los incluyas en tu próximo viaje a esa isla tan tan verde, que se la conoce como la ‘isla esmeralda’.
Te proponemos una ruta circular, empezando y terminando en Dublín, en la que pasarás por Belfast, la capital de Irlanda del Norte, la Calzada del Gigante y Londonderry, así como por el Parque Nacional de Connemara y la Abadía de Kylemore, por Galway y los famosísimos acantilados de Moher, por Cork y el Castillo de Blarney, y ya de camino de vuelta a Dublín, también por la Roca de Cashel. Siempre tienes la opción de incluir más paradas en tu viaje de una semana por Irlanda, pero con estas pinceladas, y el buen recuerdo que te llevarás de su gastronomía, sus bed & breakfast y sus pubs, seguro que antes de irte ya estarás pensando en volver.
Esa semana que te proponemos para conocer la isla de Irlanda la podrías pasar entera en Dublín, y se te quedaría corta. Pero en esta ‘Irlanda Express’ le dedicaremos un par de días para que al menos conozcas algunos de sus principales atractivos. No puedes pasar por alto lugares como la catedral de San Patricio o la de Christ Church, que sin duda son las dos iglesias más importantes de la ciudad. También debes incluir en tu lista el Trinity College, que es todo un símbolo de Dublín, gracias también a su biblioteca. La cárcel de Kilmainham sin duda te llamará la atención, el Temple Bar es todo un mito si quieres tomar algo en pleno ambiente irlandes, y para los amantes de la cerveza siempre está la fábrica de Guinness.
Belfast se encuentra a un par de horas en coche de Dublín y nos sumerge en el corazón de Irlanda del Norte. Si no lo sabías, aquí es donde se construyó el Titanic, y por tanto puedes visitar el museo Titanic Belfast (cerrado hasta marzo de 2023 por reformas). Si quieres comenzar con uno de sus lugares más famosos tienes que ir directamente a Shankill Road, donde a un lado y otro de la calle verás murales de uno y otro bando de la Guerra de Irlanda, de manera que podrás conocer mejor el gran conflicto que marcó la historia de la isla. Si continúas tu paseo, la Torre del Reloj es uno de los hitos más típicos de Belfast, como también lo es su ayuntamiento. Pero como recomendación, en tu itinerario no debería faltar algún que otro cálido pub, como el Crown Liquor Saloon, que es uno de los más famosos de la ciudad.
Una vez que salimos de Belfast podemos continuar hacia el norte para hacer de punta a punta la Causeway Coastal Route. Está considerada una de las carreteras con mejores paisajes de Europa y no tardarás en comprender por qué. Sin duda te sorprenderá el puente colgante de Carrick-a-Rede, al que hay que echarle un poco de valor, pero más adelante llegarás a una de las caras más conocidas de la isla: la famosa Calzada del Gigante. En ella se concentran unas 40.000 columnas de basalto, la mayoría de forma hexagonal, que crean escalones que se adentran en el mar, y deja una imagen de auténtica postal.
Tras admirar una de las mayores maravillas naturales del Reino Unido, puedes seguir tu camino hasta el Castillo de Dunluce, cuyas ruinas al borde del acantilado nos transportan a un verdadero escenario de película. O de serie, pues es uno de los muchos enclaves irlandeses elegidos para rodar Juego de Tronos. Londonderry, o también conocida como Derry, pondrá el punto y final al día con su encantador casco antiguo.
Cruzamos la isla hasta su extremo occidental para llegar a la región de Connemara, en el condado de Galway. Aquí te llamará la atención el contraste de colores, pues las zonas pantanosas parduzcas chocan con los lagos de azul grisáceo, y el verde que nos acompañaba hasta ahora deja de ocuparlo todo. Está salpicada por típicos pueblos irlandeses como Leenane, Roundstone, Clifden y Letterfrack, pero si hay un lugar que sin duda no puedes pasar por alto es la Abadía de Kylemore. Reflejada en las aguas del lago Pollacapall se levanta otra de esas estampas típicamente irlandesas, y es que el palacio que hizo construir Mitchell Henry en el siglo XIX como regalo para su mujer Margaret es una de las imágenes más conocidas del país.
Llegamos a otra de las paradas imprescindibles de nuestra ruta de una semana por Irlanda. Galway puede ser un buen ‘campo base’ para visitar el oeste de la isla, con la importancia que hereda de su puerto, su ambiente callejero y el espíritu juvenil que le da su universidad. Calles como Shop Street concentran gran parte de su vida entre casas coloridas y muchos pubs donde comer y beber. Pero si hemos llegado hasta aquí ha sido fundamentalmente para acercarnos a conocer los Acantilados de Moher, a una hora y media en coche hacia el sur. Los Acantilados de Moher son otra de esas imágenes que muchos tienen de Irlanda, aunque nunca hayan pisado la isla. ¿Un consejo? De camino desde Galway no dejes de parar en el Castillo de Dunguaire.
Vamos un poco más allá. Muchas rutas por Irlanda se centran en la mitad norte de la isla, pero si te ves con tiempo para cuadrar el viaje incluyendo aunque sea un poco del sur, seguro que te merecerá la pena bajar hasta Cork. Es la segunda mayor ciudad de la República de Irlanda y su centro se encuentra en una isla rodeada por el río Lee. Es un lugar animado y cosmopolita, de ambiente sureño y casas de colores. Le debe su razón de ser a su puerto y no debes perderte lugares como el Mercado Inglés para disfrutar de la mejor gastronomía, su antigua cárcel, su catedral o bares míticos como la Franciscan Well Brewery.
Y si seguimos con ganas de castillos, a 20 minutos se encuentra el Blarney Castle, lleno de historias y leyendas, y ya de camino hacia Dublín en el final de nuestra ruta circular tenemos la Roca de Cashel, el lugar donde San Patricio convirtió a los reyes de Irlanda al cristianismo, y donde hoy entre ruinas caminamos por más de mil años de historia.
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