La maravilla de agua: Iguazú
Cuando uno contempla en persona las Cataratas de Iguazú comprende al instante por qué están consideradas una de las Siete Maravillas Naturales del Mundo. Al pensar en unas grandes cataratas se te puede venir la imagen de Niagara, las Cataratas Victoria… pero sólo las de Iguazú tienen el honor de pertenecer a esa lista donde comparten prestigio con sitios como la Amazonia, la Bahía de Ha-Long de Vietnam, el Parque Nacional de Komodo en Indonesia o el Río Subterráneo de Puerto Princesa en Filipinas, entre otros.
¿Quieres tachar de la lista uno de esos destinos imprescindibles que deberías visitar al menos una vez en la vida? Pues coge la mochila, ropa ligera y un sombrerito que vamos a refrescarnos en unas de las aguas más famosas del mundo.
Iguazú, lo que debes saber antes de ir
“Bloque de selva que linda con varios saltos de agua”, parece mentira, pero con esta desgana anunciaba Gregorio Lezama las Cataratas de Iguazú para su venta en 1888. Si supiera el valor que tienen hoy en día igual se lo habría pensado dos veces.
El río Iguazú hace de frontera natural entre Brasil y Argentina, en medio de la selva. En ese mismo vértice se une Paraguay pero su territorio se queda a unos pocos kilómetros de los saltos de agua por lo que tendrás que elegir uno de los dos anteriores para ir a visitar las cataratas. ¿Brasil o Argentina? Pero… ¿Y por qué no los dos? La frontera se cruza en autobús en cuestión de minutos.
Las Cataratas de Iguazú están formadas por 275 saltos de agua, que se dice pronto. El 80% de ellos está en el lado argentino y se calcula que el caudal de agua aproximado es de entre 1.500 y 1.746 m³ por segundo, pero claro, las lluvias lo hacen crecer con facilidad y una crecida en 2014 lo aumentó hasta los 45.700 m³. En total, las cataratas tienen una anchura de 2.700 metros y el mayor salto de todos es conocido como La Garganta del Diablo, donde más agua cae y desde más alto con su salto de 80 m.
Iguazú desde Brasil: Parque Nacional do Iguaçu
Sí, la mayoría de los saltos de agua están en territorio argentino, pero precisamente por eso desde donde mejor se ven es desde Brasil. En el Parque Nacional do Iguaçu tenemos la mejor panorámica de las Cataratas de Iguazú y es desde allí donde mejor se aprecia su majestuosidad.
Foz de Iguaçu, la población más cercana a las cataratas, se encuentra a unos mil kilómetros por carretera desde São Paulo, donde también puedes llegar en avión- Desde el pueblo hasta el Parque se llega fácilmente en autobús de línea.
La entrada al Parque Nacional do Iguaçu cuesta a fecha de hoy 63 reales (unos 18€). El Parque es un espacio protegido y nada más cruzar sus puertas un autobús panorámico se encargará de transportarnos a través de la selva hasta llegar a las cataratas. A lo largo de la orilla se van asomando miradores para poder ver las cataratas en todo su esplendor. Son tan grandes que no parecen tener fin y allí donde miras descubres nuevos saltos de agua por todos lados.
El sendero termina en La Garganta del Diablo, el mayor de todos los saltos. Como el agua cae en dos tiempos podemos adentrarnos en la cascada a través de una pasarela de madera y combatir el calor tropical empapándonos de pies a cabeza.
Desde Brasil las vistas son espectaculares, pero para profundizar de verdad en las Cataratas de Iguazú no podemos perdernos el lado argentino.
Iguazú desde Argentina: Parque Nacional Iguazú
El Parque Nacional Iguazú argentino es igualmente un espacio protegido. Su población más cercana es Puerto Iguazú, a casi 1.300 km por carretera desde Buenos Aires, pero donde también se puede llegar en avión. Desde el pueblo hasta el Parque se puede llegar en autobús.
El Parque Nacional de Iguazú es mucho más grande que su hermano al otro lado del río. Su entrada general tiene un precio de 500 pesos (unos 30€) y el recinto es tan amplio que existe un pequeño tren eléctrico de punta a punta con el que llegar a los extremos más alejados, como por ejemplo hasta la parte alta de La Garganta del Diablo. Te recomendamos ir bien temprano para poder recorrerlo entero.
El Parque está fantásticamente preparado y adaptado para recorrerlo a pie, con multitud de pasarelas de madera que atraviesan la selva para dejarnos ver infinidad de saltos de agua. Hay un sendero inferior para acercarnos a la base de las cascadas y otro superior para apreciar desde donde se precipita el agua, y ni que decir tiene que no te puedes perder ninguno de los dos. Si desde el lado brasileño se puede contemplar todas las cataratas al completo desde el argentino sentirás que te adentras en ellas.
Pero… ¿quieres más? ¿quieres que meterte en las cataratas sea algo totalmente literal? Entonces no te puedes perder la aventura de embarcarte en una de las lanchas que te harán ver las Cataratas de Iguazú desde abajo y desde dentro. Eso sí ¡No olvides el bañador!