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Las mejores rutas de montaña en Cantabria para 2025 según su tiempo de duración

Faro del Caballo.

Edu Molina

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Cantabria, situada en el norte de España, es una región que combina mar y montaña, ofreciendo un abanico de experiencias para los amantes de la naturaleza. Sus paisajes contrastan entre costas escarpadas, extensos valles verdes y montes que invitan a la exploración. Este enclave geográfico destaca por su biodiversidad y por la riqueza histórica que se encuentra a lo largo de sus senderos. Para 2025, se presentan cinco rutas de montaña que se distinguen no solo por su popularidad, sino también por su accesibilidad y la duración de sus recorridos, ideales para quienes buscan experiencias de corta a mediana duración.

Desde la Cascada del Asón hasta la histórica Calzada Romana, estas rutas se organizan de menor a mayor tiempo de recorrido, permitiendo a cada visitante elegir la que mejor se adapte a sus intereses y capacidades. Cada una de ellas ofrece una perspectiva única de la diversidad paisajística de Cantabria, siendo un reflejo de la riqueza natural y cultural que caracteriza a esta comunidad.

Ruta al nacimiento del río Asón

La primera de las rutas lleva al nacimiento del río Asón, una cascada situada en el Parque Natural de los Collados del Asón. Con una longitud aproximada de siete kilómetros (ida y vuelta) y una duración aproximada de dos horas, este recorrido de baja dificultad para quienes buscan un contacto directo con la naturaleza sin enfrentarse a grandes exigencias físicas. El sendero comienza cerca de la localidad de Asón y se adentra en un paisaje marcado por praderas, bosques y formaciones rocosas.

El principal atractivo de esta ruta es la cascada, donde el agua cae desde una altura de 70 metros, creando un espectáculo visual y sonoro que resulta especialmente impresionante tras épocas de lluvias. Durante el recorrido, también es posible observar una rica biodiversidad, destacando aves como el buitre leonado y especies de flora adaptadas al ambiente húmedo de la región. El camino está bien señalizado, lo que facilita el acceso incluso para quienes no tienen experiencia previa en senderismo.

Ruta por la Costa Quebrada

La segunda ruta está en el litoral cántabro, concretamente en la Costa Quebrada. Este trayecto, de unos cuatro kilómetros y menos de dos horas de duración, destaca por la singularidad de su paisaje, marcado por formaciones geológicas que cuentan la historia de millones de años de interacción entre el mar y la tierra. El recorrido conecta varias playas y acantilados, como la playa de la Arnía y la de Portio, ofreciendo una experiencia visual.

Aunque de corta duración, esta ruta permite observar de cerca elementos como arcos de roca, plataformas de abrasión y farallones que se alzan sobre el mar Cantábrico. Además, las vistas panorámicas desde los acantilados brindan una perspectiva privilegiada de la costa. Este itinerario es accesible para todos los públicos y se puede realizar tanto a pie como en bicicleta, siendo una opción versátil para quienes desean combinar actividad física con disfrute paisajístico.

Ruta al monte La Picota

En tercer lugar, se encuentra la ruta al Monte La Picota, un recorrido que combina naturaleza e historia. Con una longitud de aproximadamente cinco kilómetros y dos horas y media de duración, esta opción es ideal para quienes buscan una caminata moderada que ofrezca recompensas visuales al final del ascenso. Desde la cima de La Picota, es posible disfrutar de vistas que abarcan tanto la costa como el interior montañoso de Cantabria.

El sendero comienza cerca de Liencres y atraviesa zonas boscosas antes de iniciar el ascenso. Durante el recorrido, se pueden encontrar vestigios de antiguos caminos y referencias a la importancia estratégica de este monte en épocas pasadas. La flora local, compuesta por encinas y alcornoques, también acompaña a los caminantes, creando un entorno que combina diversidad biológica y tranquilidad.

Ruta del Faro del Caballo

Una de las rutas más singulares de Cantabria es la que conduce al Faro del Caballo, situado en la costa de Santoña. Este recorrido, de unos siete kilómetros y medio, es conocido por el desafío que supone descender y ascender más de seiscientos escalones tallados en la roca para llegar al faro. A pesar de la exigencia física, la ruta es ampliamente popular gracias a las vistas del mar Cantábrico y la posibilidad de disfrutar de un baño en las aguas cristalinas que rodean el faro.

El sendero comienza en el monte Buciero y transcurre por un entorno natural que combina bosques y acantilados. El faro, construido en el siglo XIX, ha dejado de funcionar como tal, pero su ubicación lo convierte en un punto emblemático para los visitantes. Además, la presencia de fauna marina, como delfines y aves costeras, añade un atractivo adicional a esta ruta.

Calzada Romana

La última de las rutas es la Calzada Romana, un trayecto de doce kilómetros y cuatro horas de duración que combina historia y naturaleza. Este camino, que en su día conectaba la meseta con el interior de Cantabria, ofrece una perspectiva única sobre la ingeniería de la época romana y la adaptación del paisaje para el tránsito humano.

El recorrido atraviesa bosques, valles y pequeñas aldeas, permitiendo a los caminantes experimentar la sensación de viajar en el tiempo. A lo largo del trayecto se pueden observar restos de empedrados originales y otras estructuras asociadas a la calzada. La biodiversidad también está presente, con especies como el corzo y el jabalí que habitan en los alrededores. Este itinerario es especialmente interesante para quienes desean combinar actividad física con un aprendizaje histórico.

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