Zanzíbar. Mediados del siglo XIX. El ajetreo de la capital es frenético. Barcos llegan y se van. Unos desde el continente africano y otros con rumbo más allá de los océanos. La actividad llega a todos los rincones de la ciudad, en sus calles parece no haber descanso. Pero es en Mkunazini, el lugar del principal mercado público de esclavos de todo el África oriental, donde quiere estar todo el mundo.
Muchos miles de esclavos llegaron por Zanzíbar, la mayoría de paso y algunos para quedarse, de manera que dos tercios de la población de la isla llegó a ser esclava. Hoy, donde antes se compraban y vendían personas, se encuentra el East Africa Slave Trade Exhibit, el Museo de la Esclavitud de Zanzíbar. Una visita imprescindible si pasas por Stone Town, el casco antiguo de Ciudad de Zanzíbar, básica para conocer a fondo la magnitud que tuvo el negocio de los esclavos hace no tanto tiempo. Un lugar que impresiona, que revuelve conciencias y que todo el mundo debería visitar.
Por su ubicación estratégica en el Océano Índico y su proximidad al continente africano, durante la segunda mitad del siglo XIX Zanzíbar se convirtió en un centro neurálgico del comercio de esclavos, un negocio lucrativo dirigido por europeos, indios, árabes y líderes locales que transformó para siempre la vida de miles y miles de personas, e influía en todos los estratos sociales. Tanto es así que en 1860 cualquier persona podía recibir beneficios generados por la esclavitud, incluso esclavos que conseguían algo de dinero se convertían ellos mismos en negreros, por surrealista que parezca.
Así, llevándote de la mano a lo largo de la historia de la esclavitud centrada en Zanzíbar, el East African Slave Trade Exhibit te muestra cómo fue, quiénes eran, en qué se basaba, de dónde venían, cómo se negociaba y a dónde iban los esclavos del Este de África, antes de que llegase su abolición en 1873 y se pudiera empezar a hablar de libertad.
El museo más importante de Zanzíbar
Stone Town tiene mucho que ver. Como sus callejuelas, sus palacios, sus caserones coloniales, sus puertas de madera, el mercado de Darajani, los jardines de Forodhani, la Casa de las Maravillas o el fuerte omaní. Sin olvidar por supuesto la casa donde nació Freddie Mercury, claro. Pero todo eso es otra historia que debe ser contada en otro momento.
La exhibición sobre la esclavitud de Zanzíbar debe incluirse sí o sí junto a todo lo anterior. Aquí recibirás la mayor cantidad de información sobre la esclavitud que puedas imaginar, así que ve sin prisas, porque fácilmente te atrapará durante un par de horas. Sus paneles informativos, sus ilustraciones y sus fotografías te transportarán a una época en la que la crueldad parecía no tener fin, cuando miles de personas morían y sufrían para el beneficio de unos pocos.
Lo que te espera en el museo de la esclavitud
El repaso histórico es completo y las diferentes salas te llevarán por la tierra de origen de los esclavos, su transporte, el proceso de compra y venta en los mercados, los destinos y las funciones de los esclavos, cómo y cuándo llegó la abolición, cuál fue el panorama legal y cómo hoy, en pleno siglo XXI, convivimos con otras formas de esclavitud.
En África la esclavitud se ha practicado al menos desde que hay constancia escrita, pero el auge del islam y la demanda europea hizo que viviera una verdadera explosión en el siglo XIX, obligando a los comerciantes a adentrarse en el continente en busca de nuevos esclavos. Incluso los líderes locales comenzaron a provocar guerras deliberadamente para capturar personas de otros grupos étnicos para venderlos después, y así sacarse un beneficio.
En la exposición verás cómo eran las caravanas de esclavos, marchas que podían durar varios años y mover a más de un millar de personas esclavizadas. Cómo de la mano del negocio de los esclavos vivió su auge el del marfil, convirtiendo a Zanzíbar en el mayor exportador de marfil del mundo, y el del clavo, donde las plantaciones de esta especia concentraban a miles de esclavos como mano de obra.
Conocerás también quién fue Tippu Tip, el mayor y más poderoso comerciante de esclavos y marfil del África oriental en la segunda mitad del siglo XIX, cómo se subastaban los esclavos en el mercado y cómo se transportaban después en barcos a sus nuevos destinos. La magnitud fue tal con el auge de los árabes omaníes que en la década de 1860 se calcula que cada año pasaban por Zanzíbar entre 10.000 y 50.000 esclavos, por lo que se puede hablar de unas cifras que alcanzan los 600.000 esclavos entre 1830 y 1873. Fue el 5 de junio de 1873 cuando la presión británica consiguió firmar un tratado con el sultanato omaní para abolir la esclavitud. Pero su abolición solo la hizo ilegal, y aún hubo que esperar varias décadas hasta que se pudiera hablar de verdadera libertad.
El mercado, su monumento y la catedral
Conforme avanzas a lo largo de la exhibición llegará un momento en el que bajarás unas escaleras, agacharás la cabeza y llegarás a los sótanos del edificio. Allí encontrarás las celdas en las que los esclavos esperaban hacinados el momento de salir al mercado y ser subastados. Puedes hacerte una buena idea de las condiciones, con cadenas y grilletes incluidos.
Fuera, en las inmediaciones, se levanta el monumento a los esclavos. Cinco esclavos asoman desde el interior de un hoyo por debajo del nivel del suelo, hechos en piedra y encadenados entre sí, mientras esperan con gesto de desesperación e impotencia el momento de su venta. Un pequeño homenaje a las miles de personas que pasaron por allí bajo esas condiciones.
Y allí mismo, en el mismo terreno, se encuentra la catedral anglicana, la primera que se construyó en África oriental. Data de la década de 1870 y fue erigida en el lugar que ocupaba el mercado de esclavos tras su abolición oficial por la Universities Mission to Central Africa. Su altar, en teoría, se encuentra en el lugar que ocupaba el árbol donde los esclavos eran atados y azotados, donde un círculo de mármol blanco rodeado de rojo, que recuerda su sangre, representa su sufrimiento.
David Livingstone fue uno de los grandes precursores de la abolición de la esclavitud y cuando el explorador británico murió su corazón fue enterrado en la aldea de Chitambo, en Zambia, y sobre él nació un árbol. En esta catedral encontrarás un crucifijo hecho con madera de ese árbol.