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No es el Caminito del Rey: una ruta de senderismo en Málaga con una historia y paisaje sorprendentes

El Caminito del Rey es uno de los enclaves más destacados del turismo de montaña en Málaga. Conocido por sus pasarelas de madera, que recorren el desfiladero de los Gaitanes, el destino se ha convertido en una de las actividades de aventura más famosas de toda Andalucía. Sin embargo, este no es el único espacio natural inigualable que ofrece el sur de la comunidad autónoma.

Así, la provincia de Málaga cuenta con varios espacios naturales únicos en los que poder disfrutar de la fauna y flora local. Uno de ellos se encuentra en el Parque Natural Sierra de Grazalema, en el municipio de Benaoján, a tan solo 15 kilómetros de la reconocida ciudad de Ronda.

De esta manera, el Monumento Nacional Cueva del Gato es un espacio natural único formado por una caverna y un manantial que da salida a las aguas del río Gaduares —también denominado Guadares—. La cueva se prolonga además durante 4 kilómetros de tramo subterráneo desde su comienzo en la Garganta del Hundidero.

Por ello, el paraje formado por la acción erosiva del agua, forma parte de la boca sur del conjunto espeleológico Sistema Hundidero-Gato, el cual es el sistema más importante de la comunidad autónoma de Andalucía. Esto se debe a que cuenta con simas, sifones, cañones y salas que alcanzan los 70 metros de altura en algunos casos.

Además, el enclave no solo destaca por su singular geografía, sino también por las pinturas rupestres de origen Neolítico presentes en gran parte de las cavidades. Así, el enclave destaca por la historia que alberga y por las joyas naturales que ofrece, convirtiéndolo en un destino idóneo para caminar por sus diferentes rutas y disfrutar de los paisajes.

Historia de la Cueva del Gato

Pese a que la cueva cuenta con formaciones de origen prehistórico, su historia reciente no comienza hasta el año 1920, cuando la Compañía Sevillana de Electricidad construyó la presa hidroeléctrica denominada de los Caballeros. El objetivo era aprovechar el cauce proveniente de la cueva de Hundidero; aunque tras un largo proceso de adaptación del territorio, en el que se construyeron pasarelas y se iluminó el enclave, se abandonaron las obras por el poco éxito 30 años después.

Esta operación no solo fue un fracaso, sino que derivó en que el flujo del agua buscase nuevos caminos y filtraciones, taponando algunos enclaves y volviendo imprevisible el comportamiento del sistema. Aun así, todavía se conservan algunas de las pasarelas y es posible transitarlas durante las visitas a las cuevas.

La Cueva del Gato también tiene gran importancia cultural y patrimonial, motivo por el cual fue catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) por sus pinturas rupestres y los monumentos naturales que alberga.

Ruta por la Cueva del Gato

La Cueva del Gato cuenta con gran cantidad de parajes naturales aptos para visitar, aunque no todos presentan la misma dificultad, ya que algunos de ellos se encuentran anegados o bloqueados por el cauce de las corrientes. Por ello, dependiendo de qué ruta se quiera llevar a cabo, es importante planear el recorrido siempre con conocimiento de los riesgos y con los permisos adecuados.

Una de las rutas más sencillas y que no presenta muchas complicaciones es la ruta por el sendero señalizado de la Cueva del Gato. Para comenzar, habrá que llegar al punto de inicio, el cual es una señalización que se encuentra junto al núcleo urbano de la estación de Benaoján, cerca del río Guadiaro.

A continuación, habrá que caminar por una antigua vía pecuaria de origen romano que transcurre de forma paralela al curso del río. Poco después será posible apreciar el Charco de la Barranca, un ensanchamiento del río que se produce por un dique artificial.

Al continuar por el recorrido, de origen romano y posterior adaptación medieval, es posible divisar varios molinos, con los que se aprovechaba la fuerza del río en la antigüedad. A través del valle, una bifurcación del camino une las antiguas ciudades romanas de Carteia (en San Roque) con Acinipo (en Ronda).

Continuando por la senda principal, el camino se estrecha, acercándose al río y permitiendo disfrutar del agua y los animales que habitan la zona. El sendero finalizará con un cartel que marca la entrada a la cueva, aunque la complejidad del terreno en su interior, hace que sea necesario contar con un permiso para acceder a ella.

Por otro lado, es posible dar la vuelta y disfrutar de la naturaleza que engloba el enclave, los sonidos de las aves o el fluir del río y la brisa. De esta forma, es importante respetar el entorno para que siga manteniendo la naturaleza tan destacable que lo caracteriza.

La ruta, de una hora de duración, cuenta con un trazado lineal de 2,2 kilómetros de ida (4,4 de distancia total). Además, no tiene una gran dificultad, por lo que es idónea para realizar en pareja, con familia o amigos, disfrutando siempre de la calma que ofrece el recorrido.

Además, como para la realización de otras rutas de senderismo, es recomendable el uso de calzado y ropa adecuada para evitar heridas u otros contratiempos. Por otro lado, siempre es recomendable revisar el parte meteorológico antes de comenzar el recorrido y llevar un recipiente con agua potable.

Si va a visitar espacios naturales, recuerda la importancia de respetar el entorno y sigue las guías y recomendaciones oficiales para no poner en peligro el lugar ni tu propia integridad física.