Entre Oporto y Galicia: una guía con 10 paradas para descubrir el norte de Portugal

Bragança, en el extremo noreste de Portugal.

Roberto Ruiz

18 de agosto de 2023 22:16 h

Todo ese territorio portuqués que queda enmarcado en los ríos Miño y Duero, o más bien entre el Minho y el Douro, esconde una gran cantidad de lugares que nos hablan de la Portugal más auténtica y primitiva. Una ruta por el norte del país luso rompe con los populares viajes al Algarve, al Alentejo o Lisboa, y es capaz de llevarnos a los mismísimos orígenes de nuestros vecinos. Pues aunque Oporto parezca estar ya muy al norte, aún queda mucho hasta llegar a Galicia.

La ciudad de Oporto se merece un viaje para ella sola, pero es que no muy lejos de esta encontramos maravillas como Guimarães, Braga, Ponte de Lima, Braganza o Valença do Minho, entre otras, con las que podemos conformar un interesante itinerario por pueblos y ciudades llenas de encanto. Lugares que, si no los conoces, te harán volver más pronto que tarde para disfrutar de la cara norteña de Portugal.

Oporto

Si vas a visitar el norte de Portugal, Oporto es el mejor punto de partida posible. De aspecto arquitectónico decadente y con uno de los mejores ambientes del país, aquí disfrutarás caminando entre callejuelas, fachadas de azulejos y vinos con denominación de origen. Son muchos los lugares que no puedes pasar por alto, como la estación de Sao Bento, la Ribeira, el puente de Don Luis I, la Sé, la Torre de los Clérigos y, al otro lado del Duero, Vila Nova de Gaia. Evidentemente, Oporto da para una inmersión completo.

Guimarães

Guimarães se merece una visita indiscutiblemente, porque además de conservar un precioso casco histórico declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y ser una ciudad milenaria, puede presumir de ser el lugar donde nació Portugal. No en vano, es el lugar de nacimiento de Alfonso Henríquez, quien estableció en 1139 el Reino de Portugal y se proclamó su primer rey. El centro es pequeño y mayoritariamente peatonal, y la Plaza Largo da Oliveira hace de corazón de la ciudad. El Palacio de los Duques de Braganza, construido a comienzos del siglo XV por Alfonso I para su amante, tiene aspecto de fortaleza. Y la Iglesia de Nossa Senhora da Consolaçao e Santos Passos y el castillo de Guimarães son dos de sus puntos más reconocibles.

Braga

Braga es otra de las paradas que no puede faltar en tu ruta por el norte de Portugal. Es una de las ciudades más monumentales del país y la tercera en tamaño. Su catedral, o Sé, es la más antigua de Portugal y en total hay más de 40 iglesias barrocas repartidas por todo su municipio. Su ambiente universitario, que todo lo inunda, contrasta con el encanto de sus pequeñas calles adoquinadas que nos recuerdan a cuando Braga fue Bracara Augusta, una de las ciudades más importantes de la Península Ibérica durante la época romana.

Santuario de Bom Jesus do Monte

A solo 15 minutos en coche del centro de Braga tenemos el Santuario de Bom Jesus do Monte, posiblemente una de las imágenes más representativas del norte de Portugal. Este lugar de peregrinación es famoso por sus monumentales escaleras barrocas, que salvan un desnivel de 116 metros a lo largo de 17 rellanos ricamente decorados con fuentes simbólicas y estatuas alegóricas. Podemos subir tanto a pie como en su funicular, construido en 1882 y peculiar al utilizar un ingenioso sistema de agua para vencer el desnivel de la colina. Pero subamos o no, lo que no nos podemos perder es la imagen frontal de esta zigzagueante escalera con la iglesia sobresaliendo en lo más alto. 

Viana do Castelo

Estamos en la costa, justo a mitad de camino entre Oporto y Vigo. Aquí podemos dedicar al menos algunas horas de nuestro viaje por el norte de Portugal para conocer la Praça da República o el Santuario del Sagrado Corazón de Jesús, en el Monte de Santa Lucía, que desde lo más alto ofrece una espectacular panorámica sobre la desembocadura del río Lima y al Atlántico. Quizá, como algo diferente, te apetezca visitar el navío-hospital Gil Eannes, construido en 1955 y conservado hoy como museo.

Amarante

Dicen que Amarante es uno de los secretos mejor guardados del norte de Portugal. Se encuentra a unos 45 minutos de Oporto y, si no vas de manera expresa, es raro que pases por aquí. La relevancia de esta población llegó cuando San Gonzalo se instaló aquí; no por casualidad el puente que nos da la bienvenida antes de cruzar el río Tâmega lleva el nombre de São Gonçalo. Dar un paseo por su coqueto centro histórico ya habrá merecido la parada.

Valença do Minho

Al norte del todo, ya en la orilla del río Miño, Valença do Minho mira de tú a tú, vigilante, a la población gallega de Tui desde el país vecino. Su posición fronteriza y estratégica hace que nos encontremos en una auténtica fortaleza de doble muralla, de forma estrellada como la de Elvás, con cuatro puertas y una docena de baluartes. La belleza de su casco histórico y su proximidad a Vigo convierten a esta población en una interesante visita desde Galicia.

Ponte de Lima

Ponte de Lima, a unos 40 km al norte de Braga, también se merece una visita. Su perspectiva más característica es la de su largo puente romano sobre el río Lima, que sin duda es una de sus principales joyas arquitectónicas. Está considerada una de las poblaciones más antiguas de Portugal y eso se nota en el encanto medieval de sus calles y plazas centrales. Como curiosidad, cada año entre mayo y octubre celebra su peculiar Festival Internacional de Jardines, que puede resultar muy interesante para los amantes de la naturaleza y la botánica.

Braganza

Braganza, Bragança en portugués, se encuentra en la esquina noreste del país luso. Su situación estratégica cerca de la frontera hace que aquí encontremos una verdadera fortaleza, con una ciudadela rodeada por una muralla doble con quince torreones y presidida por uno de los castillos medievales mejor conservados de toda la península ibérica. Si te gustan los museos estás de suerte porque aquí, en la la Rua dos Museus, tienes cinco de diferentes temáticas en apenas unos metros.

Parque Nacional da Peneda-Gerês

Está muy bien dedicar nuestro viaje por el norte de Portugal a visitar pueblos y ciudades llenas de encanto, pero no podemos olvidar tampoco uno de sus mayores tesoros naturales: el Parque Nacional da Peneda-Gerês. Este lugar de frondosa vegetación toca ya con la provincia de Ourense, es Reserva Mundial de la Biosfera desde 2009 y se caracteriza por sus caudalosos y pintorescos ríos, donde en verano siempre apetece darse un baño. Es hogar del lobo ibérico, pero también de corzos y jabalíes, así como de aves como el águila real, halcones y búhos reales.

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