En la frontera con Galicia se encuentra un auténtico paraíso termal. Chaves, un municipio junto al río Tâmega, es una población marcada por su pasado romano, que dio origen a uno de los mejores balnearios de Europa. En esta ciudad no todo son aguas termales, puesto que entre sus calles se esconde un paisaje de cuento característico del norte de Portugal. Su castillo medieval, construido sobre murallas romanas, no deja indiferente a nadie.
Si alguna vez has oído hablar de Chaves habrá sido por su balneario. Son la cimentación de este municipio, bautizada en sus orígenes por el emperador Flavio Vespasiano como 'Acquae Flaviae' -Aguas Flavias- por todos los manantiales que rodean la zona. Algunas de sus termas habían caído en el olvido, y no fueron descubiertas hasta el año 2006, durante las obras de un aparcamiento. Pese a permanecer abandonado durante siglos, el tiempo ha sido amable con este balneario, considerado una de las termas romanas mejor conservadas del mundo.
También son famosas por ser unas de las aguas bicarbonatadas sódicas más calientes de Europa. Pueden alcanzar temperaturas de 73 grados centígrados. Dentro del complejo se encuentran nueve piscinas alimentadas por dos manantiales.
Si quieres saber más de la historia termal de la ciudad, puedes visitar el Museo Termal de Chaves. Tras el descubrimiento de las termas romanas se optó por musealizar el complejo, por lo que puedes visitar estas estructuras y aprender como funcionaba el balneario en sus orígenes. Del complejo se han conservado numerosos artefactos, que podrás ver durante tu visita al museo. Bustos, columnas, utensilios se encuentran expuestos a lo largo del recinto del Museo.
Qué ver en Chaves
Además de balnearios, Chaves está marcado por un pasado cargado de batallas. Su pasado fronterizo, con contiendas contra romanos, visigodos, musulmanes, franceses y españoles, ha hecho que la ciudad esté plagada de fortificaciones históricas que podemos visitar. Desde el medievo hasta el siglo XIX, Chaves tiene una historia profunda, visible en cada monumento.
Sin duda en Chaves hay abundancia de monumentos romanos y medievales. Ya hemos hablado de sus termas romanas, pero sin lugar a dudas su puente romano es una visita obligada dentro de la ciudad. Sus obras se extendieron durante dos épocas imperiales distintas. Comenzaron en el año 78, en tiempos de Flavio Vespasiano y concluyeron en el Imperio Trajano, en el año 104. Para conmemorar ambas fechas se tallaron dos columnas en medio del puente, que fue construido sobre el río Tâmega y formó parte del itinerario de la Vía Augusta.
Con respecto al resto de la ciudad, la visita será rápida, ya que el grueso de sus edificios emblemáticos se concentran en dos plazas: la Praça de Camões y la Praça da República.
En la ciudad destaca la arquitectura decimonónica, en un territorio que supuso la primera derrota de Portugal en suelo portugués. En Praça de Camões podrás ver uno de los edificios más bonitos de Chaves, Paços do Concelho, construido a mediados del siglo XIX. En un principio iba a ser la vivienda de un particular, donde instalaría su señorío el mayorazgo de Vilar de Perdizes, António de Souza Pereira Coutinho. Nunca llegó a ser utilizada para este fin, y acabó siendo adquirida por el Ayuntamiento en 1861. A día de hoy, sigue siendo sede de este órgano municipal.
Si te interesa el turismo de edificaciones religiosas, debes saber que en esta plaza también se encuentran tres iglesias, la Iglesia de Santa Maria Maior, la Iglesia de la Misericordia y la Capilla de la Senhora de Loreto, cada una reflejo de tres épocas arquitectónicas totalmente distintas:
- Iglesia de la Misericordia: junto a Paços do Concelho se encuentra este imponente edificio religioso. Se trata de una edificación de puro barroco, con la peculiaridad de que está concentrado en una sola nave, para así poder encajar en el espacio de la Praça de Camões. Su interior está en perfecto estado de conservación, con azulejos del siglo XVIII recubriendo las paredes del edificio. Mirando al techo podrás ver que ha sobrevivido la estructura de madera, con imágenes de la cena de la Visitación, realizadas en 1743.
- Capilla de la Senhora de Loreto: conocida de forma popular como Capela da Santa Cabeça, este edificio es un gran ejemplo de arquitectura manierista. De pequeño tamaño, esta construcción religiosa no está abierta al público, pero se puede admirar desde el exterior.
- Iglesia de Santa Maria Maior: se trata de un edificio religioso construido alrededor del siglo XII. Con un marcado estilo románico, esta iglesia se construyó sobre una planta visigoda. Con el paso del tiempo se fueron añadiendo elementos manieristas y barrocos tardíos a la construcción. De la construcción medieval se conserva el campanario, el pórtico y algunas esculturas. En el interior todavía se puede apreciar la primitiva estructura medieval, especialmente en la Capilla del Santísimo, adosada al presbiterio.
El castillo medieval de Chaves
De la Praça da República podemos decir que es un espacio testigo de tiempos medievales, y esto se refleja en sus edificios. Desde la plaza podemos ver asomar el castillo de Chaves, una imponente estructura del medievo.
Del castillo de Chaves solo queda en pie la torre que se mantiene como vestigio de las tensiones vividas entre España y Portugal. Con Dom Afonso Henriques, Chaves se une al territorio portugués, y le fue concedida carta foral en 1258 por orden de Don Afonso III. A partir de entonces, Chaves se confirmó como un núcleo de población importante tanto en lo relativo a la economía como a la estrategia de la defensa de las fronteras del territorio portugués. Durante el reinado de Dom Dinis se reconstruye la Torre de Menaje del castillo, aunque la edificación primitiva remonta al siglo IX. Dicha Torre es de estilo gótico, con una planta cuadrada y con una altura de 28 metros.
Desde 1978 la Torre de Menaje sirve de instalaciones al Museo Militar. En él se pueden encontrar armas, uniformes, plantas militares, banderas y trofeos que van desde la Edad Media hasta la actualidad.
En el jardín, rodeado de murallas con baluartes, están expuestas algunas piezas del Museo de la Región Flaviense.